La escritora madrileña Marta Sanz ha recuperado al detective homosexual Arturo Zarco para su próxima novela en la que intentará destruir «los grandes monstruos del discurso de la ultraderecha». Cuarentón, divorciado y propenso al estreñimiento, el personaje de Zarco no tendrá un papel tan central como el que tuvo en las novelasBlack Black Black y Los buenos detectives nunca se casan, pero será suficiente para cerrar una trilogía, ha dicho hoy miércoles la autora en la Semana Negra de Gijón.
En rueda de prensa Sanz ha anunciado que va a cerrar al trilogía de Zarco con una novela en la que es un personaje tangencial en una historia sobre los «grandes monstruos» del discurso de la ultraderecha: «la ideología de género y la ideología de la memoria». La autora, nacida en Madrid en 1967 y ganadora del premio Ojo Critico en 2001 con Susana y los viejos, entre otros, ha presentado en el festival de Gijón el libro Retablo, ilustrado por Fernando Vicente, y el ensayo Monstruas y centauras, inspirado en la huelga feminista del 8 de marzo del pasado año 2018.
Retablo es un compendio de dos relatos que abordan el fenómeno de la gentrificación en las grandes ciudades, con la llegada de nuevos habitantes de clases acomodadas que desplazan a la población tradicional. Dos mujeres de edad, a las que se les define por los medicamentos que guardan en sus botiquines, que se asocian en una conspiración para quitarse del medio a quien les molesta y un vecino que se convierte en un comandante para eliminar a los hipsters son los protagonistas de los dos relatos. «En Retablo intenté retratar los efectos de la gentrificación, una palabra cuyo significado académico no conozco pero que vivo en mis carnes todos los días», ha dicho la escritora. Ha añadido que este proceso se desarrolla de manera violenta y tiene que ver con una globalización económica que bajo una fantasía de luz y color agranda la brecha de la desigualdad y va eliminado a la gente vieja, fea y no consumista. Uno de los problemas es que se produce un encarecimiento de la vida, convirtiendo la ciudad en un parque temático, en el cual no tienen sitio los habitantes de siempre, ha explicado.
Sobre Monstruas y centauras, ha dicho que la masiva respuesta que tuvo la convocatoria a la huelga feminista le hizo reflexionar sobre la necesidad de incorporar el concepto de clase a las reivindicaciones de las mujeres. Sanz ha dicho que colectivamente las mujeres cobran menos por el mismo trabajo, tienen una tasa de temporalidad laboral más elevada y un mayor riesgo de exclusión social y de pobreza que los hombres. «Estadísticamente esto es real y repercute en las violencias de género al contribuir a la idea de que el cuerpo de la mujer puede ser roto, maltratado y asesinado», ha destacado. La autora ha considerado que «no se puede separar la realidad socioeconómica de la violencia contra la mujer» y ha criticado lo que considera un «feminismo liberal» que se queda en la superficialidad de las reivindicaciones. «El feminismo liberal nos está haciendo daño. Para que el feminismo no sea una moda pasajera como la cara del Che Guevara tenemos que abordar las desigualdades de genero desde las desigualdades de clase», ha añadido. A su juicio, «frente a un feminismo liberal que sólo está en contra del mito del hogar hay que anteponer una genealogía obrerista del feminismo».
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