Conocí a Marwan de una manera muy singular en el año 2011, mientras grababa un videoclip en el salón de mi casa para un artista de rap amigo de ambos, y estuvimos charlando toda la tarde.
Siempre me ha parecido una de esas personas enormemente enérgicas, y muestra de ello es su biografía.
Artista, luchador, con estilo propio, que se ha hecho a sí mismo, me recibe en su casa de Madrid, charlamos un buen rato sobre sus libros, su gira y su nuevo disco-libro, publicado hace pocos meses.
Para saber más sobre Marwan:
Nace en el barrio de Aluche en 1979. Con 16 años se enamora de las canciones de los cantautores de toda la vida: Silvio, Serrat, Sabina, Aute… pero es a los 18, con la nueva generación de cantautores —con Ismael Serrano, Pedro Guerra y Jorge Drexler a la cabeza— cuando empieza a componer, totalmente emocionado con su influencia. A su vez va bebiendo de decenas de poetas, comenzando por clásicos (Neruda, Miguel Hernández…) y la poesía de la experiencia (Benjamín Prado, Luis García Montero, Vicente Gallego…), pero sumergiéndose también en todos los libros que llegaban a sus manos. A día de hoy ha publicado 6 discos, dos de ellos disco-libro y 2 libros de poemas, de los que ha vendido 125.000 ejemplares entre los dos poemarios. En marzo de 2018 publicará su tercer poemario, Los amores imparables.
Nos recomienda este libro a los lectores de Zenda: La Plata de los Días, de Vicente Gallego.
Este libro, publicado por Editorial Visor en 1996 es, seguramente, mi libro favorito de poesía. Una de las corrientes poéticas que me enamoró fue la de Poesía de la Experiencia, de Luis García Montero, el propio Vicente Gallego, Felipe Benítez Reyes y no sé si metería en este apartado a Benjamín Prado, pero también él fue uno de mis impulsores. En el caso del libro que comentamos son tantas las virtudes, y va a saber a tan poco lo que diga, que no podré hacerle justicia. Sus poemas son infinitos. He debido de leerlo entero unas veinte veces. Son poemas en los que no hay grandilocuencia sino cercanía, combinando una gran sencillez con una profundidad y una capacidad reflexiva inusitadas, dando la sensación de que continuamente está acertando con sus versos en el clavo de la emoción y de la realidad, pues define de un modo brillante las situaciones de las que habla. Cada vez que lo leo me veo asintiendo tras muchos de los poemas, asombrado por la lucidez y la capacidad de transportarme a esas emociones o a esos paisajes. Como veis, sencillez no significa renunciar a la calidad, sino todo lo contrario en su caso: nos hace reflexiones complejas de un modo accesible, algo que siempre busco en los poemas. Encontraréis poemas de infancia y adolescencia, de amigos perdidos, de amor y desamor, y sobre todo, textos sobre las sensaciones grises que la edad madura va imponiendo a las personas. Es un libro que quizá sea difícil de encontrar debido a su antigüedad, pero siempre se puede pedir a la librería Visor o buscarlo en Iberlibro o alguna otra web. Disfrutadlo. Como podéis apreciar en la foto, yo lo he hecho. El libro está reventado de tanto leerlo.
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