El que fuera ministro y director general de la Unesco, Federico Mayor Zaragoza (Barcelona, 1934), cree que «somos muchos los que nos tenemos que rebelar», porque considera «intolerable» que el mundo «esté gobernado por supremacistas», y apuesta por «reinventar muchas cosas».
Considera que la Declaración Universal de los Derechos Humanos avala, además, su visión, al proclamar en el tercer párrafo del preámbulo que «si no podéis ejercer estos derechos, os podéis ver impelidos a la rebelión”, y añade: «Me siento impelido a la rebelión, y creo que somos muchos los que nos tenemos que rebelar, porque es intolerable que, por ejemplo, el Supremo de los Estados Unidos acaba de dictaminar, ya no sobre un tema federal, sino sobre el mundo entero«, al afirmar que «esto del cambio climático son tonterías».
Por eso defiende en su libro que el futuro «no es que se pueda, es que se debe inventar, porque la gran esperanza de la humanidad radica en una facultad desmesurada, fantástica, y es que cada ser humano único es capaz de crear». A su juicio, «lo que tenemos que hacer es crear, implicarnos, es hacer posible un futuro en el cual la brecha social desaparezca, en el que en lugar de la fuerza se utilice la palabra», en un momento en que además, «por primera vez en la historia», la tecnología digital permite «expresarse libremente», por lo que «ahora ya podemos, ahora debemos, es un deber intergeneracional apremiante».
El autor, parafraseando a John F. Kennedy, entiende que «no hay ninguna amenaza que se sitúe más allá de la capacidad creadora de la especie humana. Esto es lo que tenemos que tener presente, y no podemos distraernos. Ahora tenemos que ser conscientes y, esto tengo que insistir como científico, muchas de las amenazas ya son irreversibles, es decir, ya no hay remedio». Cuestiones que, como el cambio climático, «pasa por que estamos gobernados por el G6, el G7, el G8», lo que le lleva a preguntarse: «¿Por qué hemos dejado que nos gobierne un sistema que es plutocrático, que es supremacista, de los que se creen superiores a los demás, qué es eso?». De ahí de que plantee que «de ninguna manera vamos a aceptarlo», y por eso cree «que ha llegado el momento de un nuevo concepto de seguridad a escala mundial, de sustituir rápidamente un sistema que se basa en el veto y, por lo tanto, en la inhabilitación de las Naciones Unidas».
Federico Mayor recuerda que en su paso por la Unesco adoptó decisiones «fuera del marco señalado debidamente por la gobernanza del G6 y del G7», al ser cuestionado por su llamada a la rebelión desde su posición en el sistema. Ingeborg Breines, Alta Consejera de la Cumbre Mundial de Premios Nobel de la Paz, ex directora general de la Unesco y expresidenta de la Oficina Internacional por la Paz, señala en el prólogo del libro que «partiendo de su larga y singular experiencia en la cooperación multilateral, Federico Mayor propone varias fórmulas que podrían, por ejemplo, permitir a la ONU y al derecho internacional restringir el poder de las empresas multinacionales, limitar el alcance de las actividades militares y luchar contra la pobreza y la discriminación».
El ensayo recorre a través de diez capítulos cuestiones que Mayor Zaragoza plantea como de actualidad, como la deriva social y ecológica, los derechos humanos y democracia, la refundación del multilateralismo, los retos de la educación, la cultura de paz y no violencia, la mujer y la juventud, nuevo concepto de seguridad, trabajo y estilo de vida y la Agenda 2030 para plantear que «nuestro legado no puede condenarles (a las generaciones venideras) a una calidad de vida en la que no puedan ejercer plenamente las facultades distintivas de la especie humana». Para ello, defiende en el libro como esencial «reducir rápidamente el riesgo de puntos de no retorno en el deterioro medioambiental debido a la actividad humana (Antropoceno), adoptando en todo el mundo, sin excepción ni aplazamientos, las medidas que la responsabilidad intergeneracional exige».
La cuidada edición, de la mano del editor cordobés José María Molina Caballero, se acerca a las seiscientas páginas de reflexión, con más de medio centenar de ilustraciones, a color, de autores como Luis Feito, Ginés Liébana, Rafael Canogar, Antoni Miró, Francisco Escalera, Ramón Ávila, Antonio Bujalance o Antonio Villatoro.
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