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Meg y Mog, de Nicoll y Pieńkowski: piedras de colores

Meg y Mog, de Nicoll y Pieńkowski: piedras de colores

Quizás por sus colores magnéticos, propios de las piedras preciosas y de las gominolas, los álbumes de Meg y Mog han cautivado la imaginación infantil desde su aparición, hace medio siglo, y hoy se reeditan en nuestro país en perfectas condiciones y mantienen intacta su energía, su capacidad de atracción.

No son sólo los colores, por supuesto, aunque el poder de sus superficies planas de colores estridentes (naranja, azul, verde, amarillo, rojo), superpuestas con desparpajo, unidas a los trazos sueltos y expresivos del rotulador negro del talentoso Jan Pieńkowski se apoderan de los ojos y éstos se deslizan por los textos de Helen Nicoll, llenos de ritmo, onomatopeyas, conjuros, con máxima velocidad, como uno de los muchos estallidos que acontecen en sus historias.

"Las soluciones narrativas dispuestas por la pareja Nicoll/Pieńkowski consiguen un efecto perfecto de plenitud visual, las acciones se perciben íntegras, los dibujos hablan y las palabras se vuelven color"

Las tramas son mínimas, lo que importa en estos álbumes en su capacidad casi eléctrica de representación. Los protagonistas son una bruja (Meg) y su gato (Mog), acompañados por un búho. En el álbum inicial presenciamos un aquelarre fallido, una fiesta donde las compañeras de Meg acaban convertidas en ratones (“¡Ya volveré a transformarlas el próximo Halloween!”). Nada más se necesita, ni siquiera la explicación del porqué del error. El lector queda imantado por la representación de los ingredientes del conjuro, como sucedió páginas antes, cuando visualizó los ingredientes del exótico desayuno en la casa de Meg y Mog (“Sacó de la despensa tres huevos, un arenque, pan, cacao, leche, miel. Echó todo en un caldero y removió”).

Las soluciones narrativas dispuestas por la pareja Nicoll/Pieńkowski (secuenciar el acto de vestirse de Meg en viñetas, disponer las palabras en cada escalón del descenso de una escalera, ofrecer en un plano cenital a doble página la descarga de dolor de Mog al ser pisada su cola sin querer…) consiguen un efecto perfecto de “plenitud visual”, las acciones se perciben íntegras, los dibujos hablan y las palabras se vuelven color.

"Helen Nicoll y Jan Pieńkowski convirtieron sus álbumes en una fiesta familiar, en un carnaval para los niños, como las piedras preciosas de los cuentos"

El segundo álbum de la serie (Meg y los huevos) repite sus ingredientes principales. En este caso, la novedad viene por parte de unos actores secundarios predilectos en la imaginación de los niños, los dinosaurios, y el juego del error en los conjuros lleva a la broma carnavalesca del gigantismo y la miniaturización.

La risa, lo fabuloso, la comida, la magia, el trazo vivo, elemental, los colores electrizantes… Helen Nicoll y Jan Pieńkowski convirtieron sus álbumes en una fiesta familiar, en un carnaval para los niños, como las piedras preciosas de los cuentos, como las fantasías de un primer y simpático Halloween.

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Meg y Mog, Texto de Helen Nicoll, ilustraciones de Jan Pieńkowski.

Blackie Books, 2023

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