El número de lectores en México ha disminuido cerca de 13 puntos porcentuales en los últimos siete años. Lo acaba de afirmar Leonardo Lomelí Vanegas, rector de la UNAM, durante la inauguración de la cuadragésima quinta edición de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM), que concluirá el próximo lunes 4 de marzo. Poco más de un diez por ciento desde 2016. El rector cita al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), y resalta la necesidad de fortalecer e inculcar esta actividad sobre todo frente al consumo de otros medios de entretenimiento digitales. Solo 20 por ciento de los lectores mexicanos lo hacen por placer, «por interés en la cultura general» y no «por necesidad laboral o académica». Una pena. Conforme a los resultados de la prueba PISA 2022, un 53% de los estudiantes mexicanos alcanzó en 2023 al menos el nivel 2 en lectura, lo que indica su capacidad para comprender textos de longitud moderada. Sin embargo, sólo 1% logró situarse en el nivel 5 superior, en el que se demuestran habilidades avanzadas para entender textos largos, manejar conceptos abstractos y diferenciar hechos de opiniones en contextos implícitos. Me van a perdonar, pero es justo lo que acaba de ocurrirle al presidente López Obrador: un periódico gringo, nada menos que The New York Times, ha publicado que hay mucha mierda alrededor del jefe del ejecutivo mexicano y que han investigado a gente de su entorno por movidas relacionadas con el narco. Son hechos, dice la prensa. El presidente se encabrona y en su mañanera califica al periódico de «pasquín inmundo». Con un par. Y remata: «Uy, qué miedo, mira cómo estoy temblando». Don Andrés Manuel no parece llegar al nivel 5 en lectura.
LA ACADEMIA MEXICANA DE LA LENGUA VUELVE A CASA
Los miembros de la Academia Mexicana de la Lengua (AML) comienzan una nueva etapa y vuelven a su hogar después de más de 20 años fuera de la emblemática y antigua casona de Donceles 66, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, que acaba de ser reinaugurada. Tras un largo litigio para arreglar un mal alquiler, los académicos lograron en 2020 recuperar la casa del siglo XVIII, la cual pertenece a la academia desde 1956 y fue su sede hasta 2002. El inmueble, hay que destacarlo, fue restaurado gracias al apoyo de las fundaciones Kaluz y Magdalena Ruiz del Valle, y ello permite que la maravillosa biblioteca de la AML, que lleva el nombre de un ilustre académico, Alberto María Carreño, tras varios años de peregrinaje y el reparto de sus 55 mil volúmenes por secciones en diversos espacios sucesivos, ya está instalada, clasificada y muy pronto abrirá al público. Con la sede también llega la posibilidad de que los académicos vuelvan a tener sesiones presenciales en una sala renovada y extraordinariamente bien instalada. Enhorabuena.
LA CASA FAMILIAR DE OCTAVIO PAZ SERÁ MUSEO
Fue su pequeño mundo y un día le dijo adiós, adiós a la silla donde colgaba su traje cada noche; al espejo verídico donde dice haber dejado su máscara; al ciruelo y al pájaro que era un poco de brisa en una rama. Cuando se fue de la casa de la calle Porfirio Díaz número 125, Octavio Paz dijo adiós a esas presencias con miedo a que despertaran y le dijeran adiós, y con el tiempo prácticamente abandonó esos recuerdos y permitió que se quedara a vivir ahí la gente que había cuidado a su madre los últimos años de su vida. Muchos años más tarde, tras su muerte y más tarde tras la muerte de Marie Jo, la casa de la colonia Nochebuena pareció cubrirse con el polvo del olvido, hasta que en septiembre de 2019, el Sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF), declarado heredero de los bienes del matrimonio Tramini-Paz, interpuso de inmediato una demanda por «ocupación de terceros», promoviendo un juicio reivindicatorio ante un juzgado civil de la Ciudad de México, el cual falló en noviembre del año pasado una orden de desalojo, la cual se ha cumplido hace unos días, cuando un numeroso contingente judicial entró en el inmueble y sacó todas las pertenencias de los ocupantes dejándolas literalmente en la calle. Custodiada por elementos de seguridad pública, la casa, donde no se encontraron objetos que hubieran podido pertenecer al poeta, ha pasado definitivamente a formar parte del patrimonio de la ciudad para, en un futuro, convertirse en museo y recordar la memoria de Mario Jo y Octavio Paz.
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