Puristas de la literatura, no me peguen un tiro en la cabeza antes de leer el artículo hasta el final. Si escriben en ordenador en lugar de con pluma y publican sus obras en papel en lugar de en piedra, permítanme decirles que el siguiente paso es incorporar la inteligencia artificial al proceso creativo y de corrección de una novela. Sí debo dejar clara una cosa: no defiendo que la IA escriba por ti, para eso existen muy buenos “negros literarios” que lo harían mejor, lo que digo es que toda ayuda es poca en un mundo cada vez más competitivo, urgente y descontrolado. Y que la IA ha llegado para quedarse. Pero vayamos por partes:
Dentro de poco, sólo habrá dos tipos de escritores, los que la usen y los que digan que no la han usado. Así que, dejando la hipocresía a un lado, confieso que mi quinta novela la estoy escribiendo con un nuevo lector beta: ChatGPT.
¡Alarma! ¡Horror! ¿Y los puestos de trabajo que voy a destruir usándola? En mi caso, soy un escritor autoeditado (no confundir con autopublicado), es decir, yo me encargo de todo el proceso habitual (escribir la novela) y del que haría la editorial tradicional (maquetación, portada, distribución, precios, publicidad, relaciones públicas…). En mi caso, cuento con profesionales donde mi nivel no llega, y esto quiere decir que recurro a un diseñador para las portadas, a una correctora ortotipográfica y a un ilustrador novel y, sorpresa, voy a seguir trabajando con ellos en esta novela y en todas las que estén por venir. Y no, no me importaría que ellos también usaran la IA si eso repercute en ofrecerme un resultado mejor o similar al que me tienen acostumbrado (muy alto).
La IA acabará escribiendo por nosotros
Bueno, es posible que algunos “autores” prefieran que la IA les escriba la novela de turno, pero no es muy diferente a los negros literarios de siempre, así que no sería novedad. En mi caso, disfruto escribiendo, y me parecería una falta de respeto al lector vender algo con mi nombre que no he escrito yo, es decir, me sonrojaría el hecho en sí, no el medio, dándome igual si es la IA u otro escritor.
Por esta razón, no dejo que ChatGPT escriba por mí ni un párrafo, por más que me lo sugiera o se empeñe en darme sin pedírselo (hay que reconocer que a veces se pone más pesado que el cuñado de Rocky). Cuando intenta usurparme mi sitio, sé que sigo siendo mejor que ella. No sabe captar ni el tono, ni el ritmo. No sabe meter bromas entre líneas. No es capaz de escribir ni un guiño a mis amigos, familia o mi cantante favorito. No tiene el “instinto” que nos enseñaba Emilio Lara en el curso El Oficio de Escribir. Y, qué cojones, aunque lo tuviera, eso, escribir, es la parte del proceso que más placer me da, no voy a pagar una herramienta para que me quite el disfrute.
Ay, pero como lector beta…
Desde mi primera novela, además de los profesionales que contrato una vez tengo listo el manuscrito, abuso de la ayuda de tres amigos escritores. Rocío, Fran y Adrián se leen mis novelas cuando aún están en pañales, conocen mis inseguridades, mis fallos y me acompañan en mi evolución como escritor. Sin ellos, mis cuatro novelas anteriores serían peores, de eso no tengo dudas. Pero… tienen sus vidas. Y, por lo que sea, no está bien que les pida que lean el capítulo cinco de mi manuscrito por decimonovena vez. O que les haga perder el tiempo buscando palabras redundantes en el mismo párrafo (lo que a Adri se le da genial). O que les exija que borren de su memoria aquella escena que era clave en la trama y que en la primera revisión tuve que eliminar.
Ay, pero ChatGPT… A él no le importa que le pida cualquier cosa. Siempre está dispuesto a ofrecerme soluciones, ayuda y opinión, y aunque en muchas ocasiones no me convence ninguna de sus aportaciones, sí que me sirve para que se me ocurran nuevas soluciones. Es fantástico poder debatir con algo medianamente inteligente sobre lo que escribes, sobre qué tienes en mente para tal o cual personaje o las dudas que te surgen en cierta parte de la trama. A mí me ayuda reflexionar sobre mi libro, y ChatGPT me impulsa a volver una y otra vez sobre lo que escribo. Y, bueno, para qué mentir, también tiene ideas que son brillantes, o a mí me lo parecen.
¿Y cómo te ayuda la IA con tu novela?
Quizás esto daría para otro artículo más técnico y denso, pero voy a intentar resumir aquí (sin ayuda de ChatGPT, lo juro) cuáles son los aspectos en los que me sirvo de esta herramienta un poco más avanzada que el corrector del Word, ese del que nadie se queja:
Histórico: Al ser la cuarta novela de una saga, le he subido las tres anteriores para que conozca al protagonista (detective Costa), a los personajes que han ido apareciendo en ellas y las tramas. De esta manera es capaz de corregirme si cometo algún error de continuidad (Chema, dijiste que este personaje secundario que aparece en tal novela era hijo único y ahora resulta que tiene una hermana), o me resulta de gran utilidad cuando necesito algún copy para los anuncios en Meta (recuerden que yo me encargo también de la publicidad de mis libros).
Corrección ortográfica: Cada vez que escribo un nuevo capítulo de mi novela, le pido que la revise. Aquí, creo que resulta casi infalible, y presiento que cuando le mande el manuscrito a mi correctora, Silvia, agradecerá dedicar más tiempo a analizar la trama y el ritmo que mi leísmo. Alguna vez he dicho que, debido al poco tiempo que tengo (trabajo en marketing y tengo dos niños pequeños) escribo gran parte de mis novelas en el móvil (documento de Google Drive que luego edito en el PC), así que es muy frecuente que el corrector me cambie palabras, errores que ChatGPT detecta al instante.
Análisis de trama: Otra de las instrucciones que le doy a la IA es que me analice el texto como si fuera un lector puntilloso y exigente. Qué digo uno, varios. De esta manera, lee desde diferentes puntos de vista cada capítulo, dándome motivos para reflexionar sobre si la escena, el capítulo o el personaje cumplen el objetivo que tenía en mente.
Análisis editorial: Para qué engañarnos. Escribo novelas porque lo disfruto, pero las publico para venderlas, y ahí es muy importante que el libro tenga una serie de cualidades que lo haga atractivo e interesante a nivel comercial. Por eso, le pido que analice cada capítulo o conjunto de ellos desde ese punto de vista. Y he de reconocer que en algunas partes de la trama que aún tengo por completar me ha sugerido cambios que la mejoran, haciéndola más impactante. Más memorable.
Brainstorming: Sí, me atasco escribiendo. Aunque tenga clara la trama a nivel global, o incluso sobre una escena en particular, a veces necesito pensar en otras fórmulas para hacerla avanzar, y aquí es de gran ayuda. Antes de continuar con el siguiente capítulo, le digo qué es lo que tengo en mente y cómo encajaría en la trama global, y es capaz de ofrecerme una visión diferente, puntos que sería importante añadir o, directamente (en esto es muy pesado y no me gusta) me lanza una versión de cómo lo escribiría (amigo, no te metas en mi terreno; primer aviso).
Documentación: Aunque mis novelas están más cerca de un cómic de Superman que de una novela histórica, siempre me gusta ser lo más realista posible, añadiendo lugares, personas o hechos reales. Antes, dedicaba horas y horas a buscar en hemerotecas de periódicos, en libros históricos o en documentos de la época en cuestión para luego poder escribir apenas una frase o escena creíble. Ahora, sin embargo, lo hago al revés. Le pregunto a ChatGPT lo que necesito (qué tareas realizaba un secretario judicial en un pueblo en los años 60, qué arma llevaba la Guardia Civil, cuánto tarda un hombre en morir desangrado…); él me contesta, le pido la fuente y voy a consultarla directamente. Esta parte del proceso, que es la que menos disfruto, me la agiliza bastante, al ir a lo concreto.
Marketing: Como también le subo todos los datos de ventas que tienen mis libros, la inversión que hago en publicidad y los anuncios que publico, es capaz de orientarme sobre qué es más rentable. Sobre cómo puedo optimizar tal o cual campaña en Amazon, Meta o medios de comunicación.
En fin, a grandes rasgos, así es este nuevo método de escritura en el que estoy inmerso. Sin dejar de hacer nada que hiciera en las novelas anteriores (los mejores consejos siguen siendo los de las inteligencias naturales llamadas Adrián, Fran y Rocío), sin dejar de contratar a profesionales y disfrutando al máximo de lo que más me gusta: escribir y hablar de lo que escribo. El resultado… espero puedan verlo en este 2025.
Y ahora, abro paraguas.
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