Fernando Vallejo Ágreda (Zaragoza, 1966) es poeta y sacerdote católico (acaba de celebrar sus primeros 25 años en el oficio). El título de su undécimo libro de poemas La cinta amarilla nos recuerda que el autor está sumergido en el tiempo y el espacio. Es el tercero que publica la editorial Los Libros del Mississippi. En los 34 poemas que componen este libro, el poeta experimenta con el verso libre, un largo viaje de su proceso creativo en el que aparece un mundo de metáforas surrealistas atravesadas por ciertos referentes simbólicos. El prólogo, donde Justo Sotelo reúne el ameno relato de “La voz suave de los delfines”, arranca con el ritmo de la música de Schumann e invita al lector a sumergirse en las imágenes oníricas y surrealistas del texto poético. Como apunta Sotelo, el poeta habla de la vida de la forma natural en el que aparece un mundo de lo inefable, lo onírico y lo surrealista atravesado por metáforas, metonimias y personificaciones. “Tras leer dos veces este libro de poemas de Fernando Vallejo he comprendido que las cosas y los acontecimientos no solo ‘son’, sino que tienen ‘origen’ y ‘trascendencia’ y, en la belleza con razón de necesidad, la poesía es un medio de tocar la libertad y el sentido último de la vida”, expresa Sotelo en el prólogo.
El origen del título se remonta a un regalo que le trajo un amigo suyo de los Cayos de Miami, el cual tenía en el centro una cinta amarilla, a modo de marcapáginas. Al verla decidió que así se titularía el libro de poemas que el lector tiene en sus manos: La cinta amarilla. Dentro de sus páginas, el lector encontrará una forma de mirar el mundo, una manera de percibir la realidad y reflejarla, una mirada al horizonte bajo el prisma existencialista que invita a traspasar el umbral de su yo en un viaje filosófico y sentimental. El poeta aragonés penetra en los sueños y en las ensoñaciones del inconsciente. Invita por medio de la imagen, el símbolo, la metáfora y el mito a traspasar las coordenadas espacio-temporales y penetrar en la puerta de lo espiritual. En su poesía destaca el amor hacia el ser humano que, con sutileza e ingenio, reflexiona sobre los aspectos de su vida cotidiana. Los poemas están cargados de referencias literarias y alusiones por un lado, y por otro, abundan los recursos literarios como la metáfora, la metonimia, la hipérbole y la personificación. En su actividad poética, el poema es la esencia de la propia filosofía del autor, mediante ese verso que induce al coloquio con el Otro. Su yo poético avanza en un viaje vital y filosófico por el mundo, e incita a indagar en las fronteras de la mente, el tiempo y el alma, atravesadas por el lenguaje. La creación literaria incide y ahonda sobre ese diálogo intimista y ensordecedor que nos invita a la búsqueda de la vida, el amor y la soledad.
Su voz poética hace eco de Fernando Pessoa y sus heterónimos, con los múltiples caminos y entrecruzadas de los seres humanos. La voz poética vaga, piensa, crea y modela el verso en un constante viaje reflejando la admiración de la belleza, sus recuerdos ambiguos a través del paso del tiempo, la travesía conjunta del amor y la búsqueda del Otro. Se perciben referencias por intertextualidad a pensadores y escritores como Fernando Pessoa, Martin Heidegger, Henri Bergson, Arthur Schopenhauer, Zygmunt Bauman. Reaparecen el ser, el tiempo y el hombre en Martin Heidegger como si fuera un acaecimiento insondable y enigmático. El tiempo, el espacio y el Otro como pilares de la posmodernidad laten en cada verso.
La cinta amarilla surgió antes de la pandemia, cuando Fernando Vallejo preparaba un viaje a Lisboa. Él deseaba iniciar un dialogo poético y espiritual con Fernando Pessoa. Al final, ese diálogo se ha manifestado en este hermoso homenaje a Pessoa en el que anida, con lucidez y serenidad, una poesía que evoca imágenes a través de los colores, los tonos y los matices. Recordemos que Vallejo Ágreda quería dedicarle un libro Fernando Pessoa, “poeta portugués, que creó su propio rebaño de alter egos o heterónimos y cómo preparó su viaje a Lisboa confeccionando un mapa de rutas, lugares y cafés”, según dijo en cierta entrevista, pero vino la pandemia y no lo pudo hacer —aunque ha seguido escribiendo el libro y al final, ha visto la luz y es el reflejo de lo que el lector tiene entre sus manos—.
Con una ilustración de la portada de Federico Contín (director del programa cultural de Aragón Televisión Atónitos huéspedes) evoca la figura de Fernando Pessoa en colores bajo un fondo azul cobalto, de forma surrealista. El libro de poemas La cinta amarilla está dedicado al sacerdote diocesano “José Manuel Iserte Navarro, que tras una larga y dolorosa enfermedad, falleció el 19 de junio de 2022. José Manuel, nacido en Zaragoza el día 28 de julio de 1969, fue ordenado sacerdote, también en Zaragoza, el día 26 de abril de 1998” y era un gran amigo de Fernando Vallejo.
La poesía de Vallejo plasma una evolución sólida y ejemplar donde la observación de todo lo que acontece en la vida le permite expresar el conocimiento de manera más serena, con diálogo y observación. Es un libro para leer, guardar y volver a leer. En él se conjugan dos realidades diferentes, la espiritual y la poética. Todo depende de la sensibilidad de cada uno, según la llamada de Dios o de las palabras — según Vallejo expresó en una entrevista—. Dos vocaciones independientes, sacerdote y poeta, se fusionan a través del amor en este libro de poemas con el fin de interpretar la realidad humana y transformar el mundo en 2023, año en que se han cumplido, como dijimos anteriormente, los 25 de sacerdote del autor. A Vallejo, un innato observador, le interesa mucho la época posmoderna y la sociedad en la que vive y, de ese modo, trenza su verso libre con los ecos a Pessoa.
Si analizamos el hecho poético como una forma de exteriorizar el mundo interior y percibir la realidad, advertimos en Vallejo a un provocador, un seductor de la palabra y el lenguaje, un trasgresor de versos y un genio de la metáfora. Se adentra y penetra en el Otro para encontrar su propia identidad que, con talento y agudeza, incide en lo que caracteriza al poeta Fernando Pessoa.
El viaje que se refleja desde el primer poema nos recuerda a las aporías del yo estructuradas como un juego de oposiciones entre la identidad y la alteridad que aparecen en el libro Voluntad de horizonte y añoranza de morada. Identidad y alteridad en el viaje existencial literario (El Fil d’Ariadna, 2021) de Javier del Prado Biezma. La materia y la función de morada exigen una conciencia inmanente donde el viaje surge como necesidad ontológica y parte de la existencia. Una máxima de Biezma: «El viaje es, por un lado, el mejor indicador de la voluntad de horizonte que define el comportamiento del hombre, como espíritu, frente a su comportamiento animal, ligado este a la añoranza del nido». La añoranza de nido, el exilio y el destierro, el concepto de patria material y espiritual con la exclusión, la errancia y la expulsión, conceptos implicados en el viaje según Javier del Prado nos conducen a la trascendencia de Pessoa vertida en su viaje “errante e itinerante” que nos recuerda Fernando Vallejo en sus versos.
El viaje como ontología onírica implica que el sueño se abre a otras dimensiones. La búsqueda de un yo filosófico y poético por un lado, y un descubrirse a sí mismo como pensaba Pessoa, se reflejan en los versos de Vallejo.
El lector percibirá impresiones ambivalentes y profundas en su mundo poético atravesado por una continua transformación del mundo en pleno siglo XXI. El poeta elabora un canto a la vida y a la belleza del mundo profundizando a través de su universo poético en la pérdida del hombre y en sus recuerdos, en la fugacidad del tiempo y la visión de la realidad. Los heterónimos de Pessoa y las sibilas transitan por los versos de Vallejo recordando el ruido de los tranvías y desmenuzando las sensaciones de la gente que deambula por las calles. El Otro es nuestro yo, nuestro espejo, nuestra otra identidad.
Incide en los mitos, penetra en los sueños y en las ensoñaciones del inconsciente. Los recuerdos y los tiempos se pierden en las miradas de los seres humanos que transitan por el mundo filosófico del autor que acerca al lector a buscar el sentido del «ser» del lenguaje por medio de la mímesis. Su sinceridad nos acerca a una evocación de “lo bueno y lo verdadero y lo bello”, como se refleja en Los cuentos de los otros de Justo Sotelo (Bartleby, 2017). El escenario del yo poético se divide en múltiples vidas a partir de la visión de la heteronimia. La belleza de un instante condensa el amor en todas sus facetas en sus versos. Se confunde, se enreda, se enrosca entre su lenguaje de dualidades y dicotomías.
El tranvía va y viene, se acerca y se aleja, va repleto de personas y vacío al final del trayecto. Tanto Zaragoza como Lisboa son escenarios y protagonistas de la ciudad. El Otro se convierte en pasajero con su propia su historia. El tranvía le permite observar cada trayecto a esos seres que deambulan por la ciudad. El origen acompasa el silencio y las huellas quedan ancladas en la memoria. El amor permanece en cada ser mediante ese lenguaje deconstruido por la invención de la palabra exacta que Vallejo nos ofrece.
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Autor: Fernando Vallejo Ágreda. Título: La cinta amarilla. Editorial: Libros del Mississippi. Venta: Todostuslibros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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