H. P. Lovecraft comenzaba su ensayo El horror sobrenatural en la literatura con una frase citada a menudo: “La emoción más antigua y más fuerte de la humanidad es el miedo, y el miedo más antiguo y más fuerte es el miedo a lo desconocido”. Esta poderosa reflexión explica muchas cosas. Entre otras, por un lado, explica por qué el terror funciona tan bien en formato corto. Lo que conocemos desde siempre como “cuento de miedo” tiene su principal baza en un punto final colocado a tiempo, antes de que el elemento sobrenatural se vuelva familiar y, por tanto, pierda su capacidad para estremecernos. Por otro lado, ayuda a entender la eficacia de los relatos de Mariana Enríquez, que, situándose en nuestro mundo, en contextos reconocibles y con frecuencia oscuros, en vez de limitarse a narrar hechos terribles pero plausibles, opta por introducir un elemento extraño, fantasmagórico o de otro mundo, que desestabiliza la realidad y confiere un peso terrorífico a estos contextos.
En Un lugar soleado para gente sombría, Mariana Enríquez reúne, al igual que en Las cosas que perdimos en el fuego o en Los peligros de fumar en la cama (todos tienen títulos memorables), un total de doce relatos de terror que se leen como relatos realistas. No van dirigidos hacia un golpe de efecto porque, de hecho, renuncian al golpe de efecto. Están vertebrados por un desasosiego constante que se desplaza de lo real a lo imaginario con naturalidad. Se leen como relatos realistas, digo, porque el mundo que muestran, tenso pero rico en matices, personajes e historias, lejos de reducirse a un mero marco, un mero vehículo para presentar lo sobrenatural, es un mundo con entidad propia y una cercanía que se bastan por sí solas para atraparnos y convencernos de que la oscuridad se extiende por todas partes a nuestro alrededor.
La aparición de seres, objetos o lugares sobrenaturales no se siente tanto como una intrusión sino como una escalada en el mal o en el dolor (físico o espiritual) que pueblan estas páginas. Puede que en esto difiera un poco este libro de los dos antes mencionados: la dimensión de horror de la que proceden estos elementos quizá no necesite esforzarse tanto para penetrar e integrarse en nuestra realidad post-pandémica, sino que ahora se acomoda sin demasiada resistencia.
Así, en el relato que da nombre al libro, un grupo de gente se reúne en la terraza del hotel Cecil de Los Ángeles para contactar con el espíritu de la ya famosa Elisa Lam mientras en el barrio malviven drogadictos. En Mis muertos tristes, una mujer capaz de calmar a los fantasmas se responsabiliza de ellos para preservar la tranquilidad de su barrio, cada vez más amenazado por la delincuencia. En Diferentes colores hechos de lágrimas (un verso de The Velvet Underground: Mariana Enríquez se inspira mucho con la música), las vendedoras de un local de ropa usada descubren que las prendas lujosas que han comprado a un anciano están malditas por los deseos asesinos frustrados que sentía éste hacia su exmujer. En Cementerio de heladeras existen estancias bajo techo de las que, una vez cerradas, las puertas pueden desaparecer por dentro. En Ojos negros los trabajadores de una ONG que ayudan a personas sin techo se topan con algo que parecen ser niños necesitados pero en realidad no lo son.
La esencia de estos relatos es, por tanto, el encuentro de estos dos mundos (el real y el extraño) ahora transformado en cotidianidad. Ninguno prevalece sobre el otro. Por eso, del mismo modo que lo real no se limita a ser sólo un marco, lo extraño no es tampoco una alegoría de lo real. Lo extraño tiene el mismo peso y la misma entidad porque, a fin de cuentas, lo que buscamos en cuentos como estos no es otra cosa que el paroxismo que produce ese miedo a lo desconocido del que hablaba Lovecraft. Un miedo que se hace más tangible en entornos así, familiares, y que, tiñendo estos entornos de una impresión tan primaria, nos los acerca hasta que podemos sentirnos inmersos en ellos, más que si alguien nos los explicase, más que si los viésemos en un telediario.
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Autor: Mariana Enriquez. Título: Un lugar soleado para gente sombría.
Editorial: Anagrama. Venta: Todos tus libros.
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