Inicio > Blogs > La cueva del fauno > Mitoteca (VI): Zeus el garañón. Los amores de un Dios que llevaba por bandera su lascivia

Mitoteca (VI): Zeus el garañón. Los amores de un Dios que llevaba por bandera su lascivia

Mitoteca (VI): Zeus el garañón. Los amores de un Dios que llevaba por bandera su lascivia

I. A MODO DE PRÓLOGO: HERA, SU LEGÍTIMA

En otro lugar narré que los sátiros descendemos de un homenaje que Zeus, monarca del Olimpo, se dio con la cabra Amaltea mientras estaba encerrado en las entrañas de una cueva cretense, a fin de evitar que su padre, Cronos, lo devorara como a sus cinco hermanos mayores. De esta coyunda Amaltea acabó pariendo al primero de los nuestros, un rubicundo niño con torso y rostro humanos, pero con patas de morueco y cuernos en la testuz. Le pusieron de nombre Epibétoras, que en idioma mortal significa semental: no dejó cabra, oveja, marrana, potra o moza en edad de merecer por montar. La cosecha de sátiros fue tan copiosa que pronto nos extendimos a las islas cercanas a Creta y al resto de tierra firme. Cual plaga de retozones, lascivos y beodos carneros nos esparcimos por todos los continentes y contagiamos al género humano nuestra alegría de vivir.

Todos hacemos honor a la mítica virilidad de nuestro ancestro divino. La rijosidad del Cronida era tan legendaria que, entre las criaturas efímeras, cuando alguna moza soltera o casada pero con el marido ausente o impotente se quedaba preñada, para evitar reprimendas y cotilleos de comadres decía que Zeus se le había aparecido, la había cubierto (alguna argüía que el dios se había convertido en burro, zorro, toro o junco) y preñado. La familia, entonces, en vez de echar a la pendona por llenarlos de oprobio, acudía al templo con flores a María a dar gracias e iba pavoneándose por haber engendrado a un vástago zeusino.

Ya conté que su potencia sexual era tanta que en su adolescencia se hizo una gallarda por soleares y a portagayola y tal fue su eyección que viajó 60 millas náuticas y dio lugar a las Islas Cícladas.

"Su entrepierna tiene vida propia, que su cerebro no puede domeñar. Como, encima, es un cachondo y tiene poderes, es capaz de metamorfosearse en cualquier cosa para dar rienda suelta a sus pasiones"

Se le conocen al menos siete “esposas” oficiales, aunque su número de amantes es ilimitado. La primera fue Metis, de la que tuvo a la ojigarza Atenea, a quien los bárbaros romanos, esa panda de violacabras que gracias a sus legiones se hicieron dueños de medio mundo, llaman Minerva. La séptima y última, por ahora, es Hera, la Juno latina, a quien llaman la de mirada bovina. Sus detractores, sottovoce y a escondidas, pues temen la funesta cólera de la soberana, dicen que de vaca más que los ojos tiene los cuernos: su marido no para de ponérselos en cuanto se despista. Algunos dicen que a sus templos les van a tener que quitar los techos para que les quepa la cornamenta.

Podríamos decir que Zeus es un adicto al sexo, lo que otrora llamábamos un pichabrava. Siempre con el debido respeto y el mayor sigilo, ya que el retatáratatarabuelo es muy puntilloso con su honra y, en cuanto te descuides, te fulmina con uno de sus rayos y te pone a cavar caballones en el Tártaro con los cuernos para toda la eternidad. Su lujuria es irrefrenable. Su entrepierna tiene vida propia, que su cerebro no puede domeñar. Como, encima, es un cachondo y tiene poderes, es capaz de metamorfosearse en cualquier cosa para dar rienda suelta a sus pasiones. Se ha preparado para el fornicio ya como toro, ya como cisne, ya como lluvia dorada. Además, “caza pelo y pluma”: inventó la homosexualidad masculina para beneficiarse a un bellísimo efebo de piel amelocotanada, Ganímedes, tras haberse pavoneado ante él en forma de águila; descubrió el lesbianismo adoptando la forma de su hija Ártemis, a fin de preñar a la dulce Calisto. Con ambos amantes fue generoso: aunque a Ganímedes lo metió a trabajar de camarero de los dioses, acabó poniéndole una galaxia a su nombre, la de Acuario; Calisto, por su parte, recibió la constelación de la Osa Mayor. Cuando Ártemis descubrió su preñez la convirtió en osa.

"Hera y Zeus son hermanos. Eso no fue óbice para que acabaran compartiendo catre. Se ve que las religiones antiguas no tenían muchos escrúpulos con lo del incesto"

Hera ha intentado poner freno a la lascivia extramarital de su cónyuge de mil maneras. Incluso lo tuvo castigado un año colgando por sus partes de un roble, pero ni aun así. A Júpiter se le quedó la voz algo atildada (que te estrujen las criadillas suele causar este efecto), mas siguió siendo un bálano… que diga, una mente libre, por lo que a Juno no le quedó otra que perseguir con saña a sus amantes y a los partos de éstas. Que le pregunten al desdichado Heracles lo que hubo de penar por culpa de Hera tras que Zeus fecundara a su madre, Alcmena, bajo el aspecto de su esposo, Anfitrión.

Hera y Zeus son hermanos. Eso no fue óbice para que acabaran compartiendo catre. Se ve que las religiones antiguas no tenían muchos escrúpulos con lo del incesto. Cuando alguno de los de misa diaria y cirio en ristre me interpela sobre si griegos y romanos eran unos inmorales y unos guarrindongos, simplemente le pregunto que, si según la Biblia Adán y Eva tuvieron tres hijos, Caín, Abel y Set, machos todos, ¿con quién engendraron la siguiente generación?

Zeus ya le tiró los trastos y algo más a su hermana Deméter, la Ceres romana, con quien tuvo a Perséfone / Proserpina, la cual trae la primavera cuando retorna con su madre después de pasar seis meses en el Inframundo acompañando a su tío y esposo, Hades / Plutón.

"Mas, si algo es Zeus en lo tocante a asuntos de sementera, es artero: en cuclillo se convirtió. A cuco no le gana nadie"

Parece que el Cronida no se esforzó mucho (o la pobre era un “callo malayo”) con su otra hermana, Hestia / Vesta, pues ésta decidió permanecer virgen y meterse a monja: para atenderla los hijos de la Loba crearon la institución de las vestales que, bajo amenaza de muerte, debían mantenerse vírgenes los 30 años que sirvieran a la diosa.

Hera / Juno no aceptó al inicio de buen grado el cortejo de su hermano y se resistió cuanto pudo. Mas, si algo es Zeus en lo tocante a asuntos de sementera, es artero: en cuclillo se convirtió. A cuco no le gana nadie. Bajo la apariencia de esta cándida ave se ganó el corazón y la bragadura de su hermana. Pajarito mete, pajarito saca, juntos engendraron a Hebe, una lozana moza de níveos brazos y rozagante cutis, a quien hicieron diosa de la juventud y la pusieron de camarera junto a Ganímedes para servir el néctar a los dioses, que les permitiera disfrutar de la eterna juventud. A la postre acabaron casándola con su hermanastro Heracles / Hércules, un zagalón más bruto que un bocadillo de bellotas. También dieron luz a Ilitía, a quien pusieron a currar de partera: para que un parto saliera bien, la diosa tenía que espatarrarse, pues si se sentaba con las piernas cruzadas en el umbral de la parturienta, no había dios ni mortal que saliera por su cauce. Los reyes del Olimpo concibieron además a Ares / Marte, un muchachote adicto al gimnasio, con más músculos que neuronas, que se encebuznaba viendo los campos de batalla cubiertos de sangre y miembros mutilados. Su padre, con muy buen ojo clínico, lo enchufó como ministro de la guerra.

"Aparte de que la deidad era bastante más vieja y experimentada que el herrero y sabía latín, griego, arameo y hasta escita, el pobre Vulcano era de cañerías flojas, o sea, padecía de eyaculación precoz"

El bueno de Homero (que los dioses mantengan siempre en el Parnaso para bien de la humanidad) canta que Zeus y Hera fueron también los padres de Hefesto / Vulcano, dios de la fragua y hábil artesano. Por su parte, la Teogonía de Hesíodo mantiene que fue sola Hera la que lo engendró, sin uso de varón, para vengarse de que Zeus alumbrara per se a Atenea. Sea como fuere, el pobre Hefesto no tuvo mucha suerte. Siendo sus padres monarcas del Olimpo y tremendamente apuestos, él quedó renco y corcovado. Cuentan o que su madre lo tiró de lo alto del Olimpo al ver lo feo que había nacido o bien que fue su padre quien lo hizo: en una de sus muchas peleas conyugales, los dioses comenzaron a tirarse la vajilla a la cabeza. Cuando acabaron ésta, a falta de más ollas Zeus agarró a su hijo y se lo lanzó a su parienta, quien hubo de hacer una finta para no recibir el hefestazo en plenos morros. El caso es que la criatura estuvo una semana cayendo y, si bien era inmortal, cuando cayó en la isla de Lemnos quedó hecho un ecce homo y medio.

Remordido por esto, Zeus decidió compensar a su hijo lisiado casándolo con la más macizota de los dioses, la voluptuosa Afrodita / Venus. Craso error: aparte de que la deidad era bastante más vieja y experimentada que el herrero y sabía latín, griego, arameo y hasta escita, el pobre Vulcano era de cañerías flojas, o sea, padecía de eyaculación precoz. Demasiada poca cosa para una hembra como la Venus: pronto ésta buscó consuelo a las torpezas amatorias de su marido, encornándolo con su cuñado, el animalote de gimnasio, el fiero Marte, junto al que parió al tierno Eros / Cupido, dios de la pasión. Pero eso es otra historia.

5/5 (14 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

0 Comentarios
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios