Imagen de portada: Manuel Lara Cantizani (Cordópolis)
Lara, tigre impar:
Fé, energía
Coloreando arcángeles,
El tigre impar.
Es el último haiku que nos dejaste un mes antes de tu partida, el número tres mil quinientos sesenta y seis, como epílogo de Los haikus del buen amor desde Lucena (y el mundo), como prólogo de la eternidad que habitas en la habitación vacía.
Escribir para los muertos ¡qué manera de salirse del guión!, sea desde la fe de tu haiku in fine in terra, sea desde la fe que De Prada profesa y defiende —por favor, lean esta entrevista de Maria José Solano: es antológica—, sea desde la duda cartesiana que practico desde Verne, salirnos del guión es lo que nos ha hecho molar tanto siempre, Lara Cantizani, o sea, que te escribo para seguir molando juntos con los amigos. Como Mario Cuenca, otro amigo que me has dado en herencia, con el que nos hemos salido del guión de las prisas y los intereses editoriales sólo por molar: nos hemos sacado de la manga un ciclo para estar nueve meses brindando por la obra de los autores más molones del panorama. Con una mesa larga, como en las comuniones de antes, vino para todos y, entre copa y copa, recorriendo la obra completa de Sergio del Molino, Karina Sainz Borgo, Agustín Fernández Mallo, Andrés Neuman, Rosario Villajos, Juan Gómez Bárcena, Manuel Vilas, Juan Soto Ivars y Elvira Navarro, cada cual, en vez de hablar de su libro, nos ha contado su literatura desde dentro: motivaciones, técnicas, obsesiones, demonios y alegrías, entresijos editoriales, relación con el público, con el gremio, con el dinero, con sus orígenes y territorios, con la política, con vida y con la muerte. Ha sido un maravilloso ejercicio de exhibicionismo ante un público —el cordobés— que sabe guardar un secreto.
Libros nuevos, sólo traemos los de los arriba citados para emborracharlos —si se dejan— y por no cortarles el ego, digo el rollo, que lo que es, es, y les gusta verse en el escaparate, que para eso escriben y el nuestro es muy molón. Una vez acabada la cena los devolvemos —los libros—, y en el día a día lo que chuta es reciclatura, que es lo que más mola y por eso lo dejo para el final. Gente que nos dona libros, gente que nos dona libros y nos compra libros y gente que nos dona libros, nos compra libros, se los lee y nos los vuelve a donar. Economía circular de esa que dicen los modernos estos. Tienes que ver, Manolo, a la chavalería de entre quince y veintipocos tirarse como alanos a por los lotes de cinco libros a doce pavos ¡y cómo eligen! Conrad, Mann, Verne, Tolstói, Galdós, Flaubert, London, Pardo Bazán, Salgari, Kafka, Christie, desaparecen en cada nueva donación, como lo que se reparte en la puerta de un colegio. Cerca de diez mil llevaremos y eso mola mucho, pero tú más, tigre impar.
Qué contraste entre el primer grupo de autores en negrita y el segundo…
En dos palabras, extra-ordinario ; )
Pero esto es un señor utilizando a su amigo muerto como excusa para hablar de lo guay que es el chiringuito que se ha montado, ¿no?