Moriarty

El profesor James Moriarty es un personaje maligno, representa la encarnación del mal en estado puro. Entre los estudiosos se dice que su figura es paralela a la de Adam Worth, quien ha sido uno de los bandidos más famosos y escurridizos de toda la historia de la delincuencia y de quien, si me lo permiten, hablaremos próximamente.

Moriarty aparece citado por primera vez en el Canon en la novela El Valle del miedo cuando Holmes recibe la carta confidencial de uno de los sicarios del  malhechor, un tal Porlock, quien de vez en cuando le hace algunas confidencias a Holmes sobre Moriarty a cambio de unas libras como pago, pero jugándose la vida por ello.

—¿Me ha oído hablar alguna vez del profesor Moriarty? —le pregunta Holmes a Watson al principio de la novela El valle del miedo y la contestación de Watson es, de algún modo, afirmativa:

—¿El famoso científico criminal, tan conocido entre los delicuentes como…?

En el relato El problema final que se desarrolla en 1891, Watson admite no haber oído hablar de tal personaje cuando en El Valle del Terror (1888) afirma conocerlo, lo cual es una contradicción, pero estas cosas suelen ser normales en Watson quien a veces confunde también las fechas, cosa que hay que perdonarle dada la complejidad del Canon. No sería raro que confundiera también el nombre de sus múltiples esposas.

"Lo cierto es que era un sujeto esencialmente malo y llegó a tejer en su tela de araña toda la delincuencia de Londres y de parte de Europa."

La relación entre Holmes y Moriarty comienza cuando el padre de Sherlock dada la precaria salud de su hijo decide contratar los servicios de un profesor de matemáticas para que le dé clases particulares de esa materia y de otras que vayan formando el intelecto de su hijo para que llegue a ser ingeniero, estos son los deseos de su progenitor, pero de ninguna manera los de su hijo.

La estancia de Moriarty en casa de los Holmes se ve enturbiada por algún episodio oscuro, de carácter doméstico, que es silenciado hábilmente en los relatos. Se argumenta que su carácter chocaba frontalmente con el de su discípulo y se llegó a un arreglo económico para que el profesor regresara al lugar de donde salió.

Se hace preciso decir en su favor que este famoso joven  había escrito un eminente tratado sobre el teorema del binomio y también desarrollado una tesis sobre La dinámica de un asteroide. Hay quien afirma de forma quizá un poco exagerada que en algunos aspectos se anticipó a Einstein. Pero eso es decir demasiado.

Lo cierto es que era un sujeto esencialmente malo y toda su sabiduría la dedicó a lo largo de toda su vida en favor del mal y llegó a tejer en su tela de araña toda la delincuencia de Londres y de parte de Europa. Hasta en su aspecto, tan espléndidamente representado por Sidney Paget, era repulsivo.

Hay quien asegura que toda su familia padecía ese trastorno malsano, algo parecido a una cepa criminal existente en sus genes, pero tampoco se tienen pruebas fehacientes de esta afirmación. Lo cierto es que fue expulsado de la pequeña universidad donde impartía clases y fijó su residencia en Londres donde amplió sus actividades criminales hasta límites insospechados. Holmes ponderaba como muy elevada su capacidad cerebral y decía que al hablar basculaba la cabeza como una serpiente venenosa esperando el momento oportuno de atacar.

"Las cataratas Reichenbach resolvieron el duelo en el que se habían comprometido dos titanes: uno del bien y otro del mal."

Para esclarecer un poco mejor el carácter excéntrico de su familia diremos que se le conocen dos hermanos que curiosamente también se llaman James, como él, circunstancia bastante insólita. Uno de ellos era Jefe en una estación del oeste de Inglaterra y otro llegó a ser coronel del ejército.

Holmes, con una clarividencia excepcional, vio venir el peligro de esta figura del crimen organizado y entabló una lucha particular contra él. Lo llamaba el Napoleón del Crimen, pero este sobrenombre más bien es aplicable a Adam Worth, a quien hemos citado en la cabecera.

Las cataratas Reichenbach resolvieron el duelo en el que se habían comprometido dos titanes: uno del bien y otro del mal, en ellas el coronel Sebastián Moran también tendrá un papel destacado como lugarteniente de Moriarty.

Si bien como acabamos de decir «resolvieron el duelo», hay que añadir que nunca aparecieron sus cuerpos. De Holmes conocemos sus andanzas posteriores, quizá algún día sepamos las de Moriarty. Hay quien asegura que actualmente ocupa un puesto relevante en el F.B.I., Mycroft conoce la verdad pero nunca la revelará, ni siquiera a su hermano.

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