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Mujeres de frontera

Las mujeres de frontera proceden de una estirpe singular de hembras silenciosas, hermosas, valientes que jamás dudaron en seguir a su hombre rumbo a un horizonte desconocido y peligroso donde siempre se podía volver a empezar.

A las mujeres de frontera se las reconoce porque han desarrollado un fuego en el corazón que constantemente ilumina, orgulloso,  su soledad y sus renuncias. No desenfundan el revólver en mitad de la calle; no beben whisky apoyadas en la barra del saloon; no asaltan trenes a las 3.10; no matan envueltas en la noche al malvado Liberty Valance; no votan en asamblea ni llevan la estrella de sheriff en el pecho; no dictan leyes ni las imparten, y aun así son el pilar indiscutible donde descansa el origen de todo, pues están destinadas a construir y ordenar el mundo que los hombres conquistan poblándolo de nuevos seres que alumbran solas, desangrándose por la herida de su inevitable destino para el que están preparadas desde que nacen. Y es que sólo las mujeres son capaces, en el mismo acto, de dar la vida y renunciar a ella sin pestañear, sin condiciones, sin lamentos; con una entereza exclusivamente femenina que realizan en la más pura e irremediable coherencia con su naturaleza de hembra.

"Y un buen día, cansadas, las mujeres de frontera decidían cruzar para siempre el Río Grande de la vida llevándose consigo su heroica historia sin testigos."

Las mujeres de frontera, a veces hermosas prostitutas de saloon; a veces  prematuramente envejecidas esposas de vaqueros, a veces niñas secuestradas por comanches; a veces viejas de ojos dulces que inexplicablemente aún saben sonreír a pesar de haber enterrado a su último hijo muerto en territorio comanche,  tienen algo en común que las hace reconocibles: ninguna gritó jamás cuando los sioux atacaron la cabaña. Estaban demasiado ocupadas poniendo a salvo a sus hijos a los que obligaban a escapar por la puerta de atrás, apretando los dientes mientras los miraban por última vez alejarse de la frontera en llamas para acto seguido tomar el rifle y prepararse para vender cara su piel.

Luego morían o eran raptadas o envejecían silenciosas en la mecedora de un porche de madera o sobrevivían vendiendo sus últimos años de belleza al mejor pagador o entregaban su juventud a esposos que creían con ello protegerlas de un mundo que en absoluto las asustaba; simplemente  lo aceptaban porque  así eran las reglas de la frontera.

Y un buen día, cansadas, las mujeres de frontera decidían cruzar para siempre el Río Grande de la vida llevándose consigo su heroica historia sin testigos. Nadie nunca fue tan fuerte; tan merecedor del recuerdo y la admiración como ellas.

Afortunadamente una mujer llegó a tiempo de reconocer sus huellas en la arena del desierto  rocoso y como una trampera de la literatura salió a la caza de esas historias para dejar constancia escrita de las mismas. Hoy tenemos el privilegio de poder leerlas gracias al esfuerzo y el maravilloso trabajo de recopilación, traducción y edición de la editorial Valdemar, que en su colección Frontera dedica dos magníficos volúmenes a ello.

El nombre de esa escritora es Dorothy M. Johnson, que empeñó gran parte de su trabajo en recuperar la memoria y aventuras de todas aquellas mujeres invisibles, criaturas de alma salvaje sólo aparentemente domesticadas, preparadas para un mundo en el que la primera ley de la vida era matar o escapar del que mataba(a veces entregándose a él).

De la mano de esta escritora nacieron algunas de las más grandes narraciones del Far West: El árbol del ahorcado; Un hombre llamado caballo; El hombre que mató a Liberty Valance… famosas e inmortales al ser llevadas con posterioridad a la gran pantalla en forma de obras maestras de la Historia del cine. Pero escribió muchas historias más, menos conocidas aunque igual de importantes y sabias; de una belleza literaria que corta la respiración: La frontera en llamas; El exilio del guerrero; Reírse frente al peligro; La hermana perdida; La Squaw de la manta; La última bravata

Vayan, zendianos, y lean a Dorothy M. Johnson. Les puedo asegurar que después serán capaces de ver cosas inauditas cuando vuelvan a mirar a los ojos a una mujer.

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Autora: Dorothy M. Johnson. Título: El árbol del ahorcado y otros relatos de la Frontera. Editorial: Valdemar. Venta: Amazon

Autora: Dorothy M. Johnson. Títulos: Indian Country. Un hombre llamado caballo, El hombre que mató a Liberty Valance y otras historias del Far West. Editorial: Valdemar. Venta: Amazon

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