Se suele abusar de las expresiones narrativa fresca o lenguaje fresco cada vez que se habla de un libro. Así que voy a intentar no utilizar este tipo de recursos trillados y manoseados, por aquello de preservar la dignidad, el amor propio y todas esas cosas.
Un mundo peor llegó a mis manos gracias a la recomendación de un amigo, un buen escritor. Además las cervezas estaban presentes, como en toda buena conversación que se precie. Me dijo que su autor había ganado varios premios en el mundo del género negro y que, tarde o temprano, tendría que convertirse en uno de los grandes. Casualidad que, días después, vi en las redes sociales que una de sus obras se estaba comercializando en varios países de forma simultánea. Un escritor consolidado, un buen profesional al que yo tenía el mal gusto de no conocer. Los escritores de novela negra solemos ser de mente fría y calculadora, así que investigué y convencí a alguien para que me regalara Un mundo peor por el día de mi santo. San Daniel, quién lo diría.
No sé cuándo ocurrió. Ni cuál fue la página exacta. Supongo que eso es lo mágico de todo esto. Pero es cierto que, en un momento dado, la historia de esta novela te atrapa, tratándonos como a víctimas de una boa constrictor. Comencé a deglutir páginas como aquel que no puede escapar de la trama y se deja arrastrar por la droga del suspense, de la intriga, de la expectación.
Entonces descubrí que su autor aborda con acierto temas muy delicados, como la pérdida de un hijo o una hija; las sensaciones, la vida y los gustos de un pederasta o el sufrimiento de un hombre acabado. Claudio nos coge de la mano y nos lleva de visita por su casa del terror, o mejor dicho, del dolor. Nos muestra un ambiente sórdido, apagado, nublado. En Alicante nunca llueve, pero él hace que diluvie con la historia de un hombre desesperado, sumido en la impotencia, que no puede sentirse más hundido a menos que se encuentre con una pala y comience a cavar. Una novela negra, oscura, en todo su esplendor.
Un relato donde puede verse las miserias y la mezquindad del ser humano reflejadas en los ojos de sus personajes. Y lo más admirable es que todo ello está contado de una forma elegante, sin argucias. El autor se abre al lector sin caer en tópicos revenidos ni escenas repetidas una y otra vez en películas de bajo presupuesto.
Barrachina, que hasta el nombre tiene feo, es el personaje que me llevo a la libreta de figuras literarias. Una mente retorcida, sucia. Un monstruo sin escrúpulos y enfermo. Un tío guarro, asqueroso pero humano. Al fin y al cabo, un personaje de carne y hueso de los que tanto cuestan hacer pasar por reales cuando se cuenta una historia de ficción. Un hombre que causa repelús, pero que en un pasaje de la historia casi que se puede llegar a simpatizar con él. ¿Cómo podemos comprender, incluso hasta aceptar, lo que pasa por la cabeza de un criminal? Yo os lo explico. Esas cosas solo pasan cuando nos cruzamos con un buen escritor.
Total. Un mundo peor ha sido una lectura placentera y provechosa que consiguió captar mi atención desde las primeras páginas. Quizá por su pulso narrativo desbocado, como su protagonista. Quizá por la dureza de la historia. Quizá por su lenguaje fresco y dinámico.
Mierda.
Solo me queda seguir leyendo a este tío.
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Autor: Claudio Cerdán. Título: Un mundo peor. Editorial: Versátil. Venta: Amazon, Fnac y Casa del libro
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