Música para Hitler, de Yolanda García Serrano y Juan Carlos Rubio, es uno de esos dramas que conmueven al lector en el momento en que presenta a un personaje histórico de la talla de Pau Casals como un artista que, a sus sesentaicuatro años, ha conmovido a medio mundo con su música, pero que hoy tiene que demostrar su valentía frente a la abyecta oferta de tocar para el líder del nazismo con motivo del décimo aniversario de su elección como canciller de Alemania. Ante la necesidad de ser coherente con sus ideales pacifistas, el músico de fama internacional tendrá que poner en riesgo su vida al tenerse que enfrentar a todo un régimen con su negativa de tocar ante el que podría haber terminado siendo el único líder mundial. De la mano de García Serrano y Rubio, Casals se erige en una especie de profeta del mensaje de tintes mesiánicos sobre el arte y la música como un instrumento de salvación y de liberación.
El conflicto dramatiza, en concreto, la visita de dos oficiales nazis a Pau Casals en su casa de Prades, donde vivía su exilio en el año 1943. En un ambiente íntimo en el que se mezclan los pequeños dramas familiares con la atmósfera exterior de incertidumbre bélica, Casals tendrá que tomar una arriesgada determinación ante la disyuntiva que los acólitos del régimen le plantean: ser condescendiente con los deseos del Führer y eludir así el riesgo de represalias o bien contravenir su capricho y exponerse a su enojo. El dilema ético y moral del músico se agrava en el momento en que convive con Tití, su pareja, y su sobrina Enriqueta, pues una decisión errónea las comprometería a ambas igualmente.
Música para Hitler se inserta en la línea dramática de obras como Un Picasso (2003), del estadounidense Jeffrey Hatcher, en torno a un supuesto encuentro entre el pintor malagueño y una crítica de arte que colabora con el régimen, tras la documentada detención del artista en 1941, a la salida del restaurante Les Catalans, con objeto de que confiese la autoría de una serie de cuadros que los nazis pretenden destruir; o Uuuuh! (2005), del español Gerard Vázquez, sobre la figura del payaso catalán Josep Andreu (Charlie Rivel), uno de los grandes ídolos de la escena berlinesa en la Alemania nazi, quien se ve forzado en la ficción a representar para el dictador en su fiesta de cumpleaños de 1944. Célebres diálogos con personajes nazis encontramos en dramas como Himmelweg. Camino del cielo (2003), de Juan Mayorga, en el que el comandante de un campo de concentración deja entrever sus planes de maquillar las atrocidades cometidas por el Reich; o más recientemente, Un hombre de paso (2022), de Felipe Vega, que dramatiza una conversación entre un miembro de la Cruz Roja Internacional y el comandante del campo de concentración de Auschwitz. En todas estas obras, como en el caso de Música para Hitler, curiosamente, la situación planteada para el conflicto es tan ficcional como la veracidad del trasfondo histórico de los hechos que se dramatizan. Y relacionadas con el fascismo y las víctimas españolas, podemos mencionar, entre otras, El convoy de los 927 (2009), de Laila Ripoll, autora de El triángulo azul (2014) en colaboración con Mariano Llorente, J’attendrai (2015), de José Ramón Fernández, o Todos los que quedan (2013), de Raúl Hernández Garrido.
La edición del texto que ha realizado la editorial malagueña El Toro Celeste —la cual dedica una línea de publicaciones a textos teatrales que, bajo el título de «La Calderona», dirige el médico y dramaturgo Gonzalo Campos Suárez, con años de experiencia en el terreno dramático como autor, director y empresario teatral— incluye un prólogo de Enrico di Pastena, titulado «Volver a la música», en el que ofrece información muy valiosa sobre la figura de Casals y el contexto histórico en el que se desarrollan los hechos, así como un análisis de la estructura dramática de la obra, la cual encontramos a continuación del prólogo. En referencia a los seis movimientos de la Suite n.º 1 de Johann Sebastian Bach para violonchelo, el drama avanza irremediablemente hacia su desenlace, en el que el lector será testigo de un giro inesperado de los acontecimientos, con el que García Serrano y Rubio demuestran su maestría a la hora de construir la trama escénica. La edición culmina con un epílogo de Joan Vives, titulado «Pau Casals y las Olimpiadas», que sirven de reflexión sobre el valor artístico y documental del texto, y una entrevista de Campos Suárez a los autores sobre los valores literarios y creativos del drama.
La obra irradia ingenio y altura en los diálogos, empatía y ternura hacia los personajes, ecuanimidad ante las posturas enfrentadas, equidad en el tratamiento artístico de los agentes que entran en conflicto y buen gusto por los cuatro costados. Sobresale también por la gravedad y trascendencia de la acción dramatizada, el valor emocional y liberador de la música y el arte, así como un respeto sumo a la figura central de la obra, un Pau Casals débil físicamente, pero más lúcido, honesto e incorruptible que nunca. Quien se aproxime a estas páginas encontrará Teatro, con mayúscula, una pieza de larga duración perfecta en su construcción, profunda en las réplicas de los personajes, de una calidad literaria sin paliativos.
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Autores: Yolanda García Serrano y Juan Carlos Rubio. Título: Música para Hitler. Editorial: El Toro Celeste.
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