Nacer leyendo

Cuando te enteras de que vas a tener un hijo comienzas a pensar de qué manera proyectarte en él. Unos le compran regalos de su grupo de música favorito, otros le sacan el carné de su equipo de fútbol, la mayoría deja que las abuelas les vistan con ropajes repolludos. En Coaña (Asturias) cambian los babis de Metallica, el pase del Sporting o del Oviedo y las toquillas pomposas por algo más original: una tarjeta de lector.

En este municipio del Principado llevan ya varios años celebrando una original iniciativa. En torno al 23 de abril —el Día del Libro— regalan a los bebés de su localidad —en 2020 fueron 17— su carné de la biblioteca pública, su primer libro de poesía, una carta de enhorabuena y una guía para fomentar la lectura desde el hogar. Pero además, en este pueblo —que se ha sumado al proyecto Asturias Capital Mundial de la Poesía— cada niño es apadrinado por un poeta mediante un poema que llegará a la familia en forma de marcapáginas.

Pienso con cuál me hubiera gustado ser apadrinado. Se me ocurre que en lugar del pertinente chorro de agua que derramó en mi despoblada nuca de infante —que me provocó una llorera que a ratos todavía me dura—, el párroco de la Anunciación podía haber vertido cataratas de versos por mi ralo pelaje. No habría sido necesario que fueran de Luis CernudaLibertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien / cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío— o de Ángel González¿A dónde huir, entonces? / Por todas partes ojos bizcos, / córneas torturadas, / implacables pupilas, / retinas reticentes, / vigilan, desconfían, amenazan.—. Me hubiese conformado con algo consecuente con el sacro lugar en el que nos encontrábamos reunidos: un poema de San Juan de la CruzEn la noche dichosa / en secreto, que nadie me veía, / ni yo miraba cosa, / sin otra luz y guía, / sino la que en el corazón ardía— o algo de la SantaEsta divina prisión / del amor con que yo vivo / ha hecho a Dios mi cautivo, y libre mi corazón—.

Pienso cuál podría ser el marcapáginas de mi hija. Selecciono primero unos versos de su poeta favorita, Alejandra Pizarnik: Recuerdo las negras mañanas de sol / cuando era niña / es decir ayer / es decir hace siglos. Recuerdo cómo le gustó el libro de Elvira Sastre y de qué forma se emocionó con “Somos mujeres”: Miradnos. / Decidimos cambiar la dirección del puño / porque nosotras no nos defendemos: / nosotras luchamos. / Miradnos. Pero al final me decido por José Agustín Goytisolo, por el poema que todo padre debería leer a sus hijos, Palabras para Julia.

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

[…]

En esta España nuestra, más dada en los últimos tiempos al sainete de poco fuste y al vodevil con mucha inquina, se agradece que en Asturias haya un pueblo que resista con poesía, que ataque a la realidad con un arsenal de versos y que llene con poemas los hogares de sus vecinos, las cunas de los que serán su futuro en unos pocos años.

Algún día iré con mi hija a Coaña, la aldea de los niños que nacen leyendo, para que conozca el hielo.

4.6/5 (35 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

0 Comentarios
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios
reCaptcha Error: grecaptcha is not defined
  • G20 (Prime Video) no es precisamente la cumbre del cine de acción

    /
    abril 11, 2025
    /

    G20 puede funcionar como película mamarracha en el mejor de los términos, el más cariñoso de ellos. El toque ario de los villanos (recuerden: estamos en Sudafrica y los protagonistas son de color), la inevitable presencia de una hija rebelde a merced de los terroristas, el supuesto giro —heredado de la citada Jungla— que desvela la verdadera intención de los mismos, el guardaespaldas que salta ante la presidenta en el último momento… Ridden, en vista de que los diálogos de hasta cuatro guionistas acreditados no alcanzan gran altura, parece entender que el film necesita un tratamiento ligero, pero ella misma…

    Leer más

  • Las arcadias infelices de Emilio Lara

    /
    abril 11, 2025
    /

    El primer ensayo de Emilio Lara, Los colmillos del cielo (Ariel), traza un recorrido por la historia de las utopías: desde las imaginadas por Platón hasta las celebradas en Woodstock, pasando por las padecidas en la Florencia de Savonarola o en la Francia de Robespierre, por las disfrutadas por el Paraguay de los jesuitas y por las idealizadas por los socialistas utópicos del siglo XIX. Y, en el trasfondo de todos estos sueños, una pregunta que aún no hemos sabido resolver: ¿por qué nos empeñamos en imaginar mundos inalcanzables? Emilio Lara mantuvo una conversación con Álvaro Colomer en el marco…

    Leer más

  • La araña

    /
    abril 11, 2025
    /

    La casa era de mi difunto amigo, el escritor Pedro Jesús Fernández, y yo me alojaba en una habitación externa, con una cama en el centro como mesa de bisturí, sobre la que pasé la noche sin darme cuenta de que, en el techo, en la oscuridad operaban las tarántulas, manejaban secretamente mis sueños, algo tramaban en el inconsciente del mundo: un giro imprevisto en el guion, acaso el resto de la historia que mi amigo aún tenía por vivir. Al amanecer, cuando abrí los ojos ignorante, vi una tarántula pegada a una viga en línea directa con mi rostro….

    Leer más

  • El daño y la palabra

    /
    abril 11, 2025
    /

    Foto de portada: Gina Pane: Action Psycché, 1973/74 [24 DE MARZO – 6 DE ABRIL] Tu yo adolescente comenzaba a volar en mitad de la huerta, pero nadie le hacía caso alguno; después, ese mismo yo de dieciocho años caminaba por un poblado japonés y dejaba allí su chaqueta, en la puerta de una casa desvencijada. De repente, pasaban los años, el adolescente crecía y ya eras tú de nuevo. En camiseta de tirantes recorrías en moto bosques y caminos; alguien te perseguía, aunque no lograbas reconocer quién era. La moto desaparecía y comenzabas a correr. Tratabas de volar, pero algo…

    Leer más