El periodista y escritor Nacho Carretero, autor de los libros Fariña y En el corredor de la muerte, que se han convertido en sendas series de televisión, ha advertido que a un programa de ficción «no se le puede exigir un rigor periodístico».
«El espectador no debe juzgar la serie como un trabajo periodístico», ha afirmado Carretero durante un encuentro con el público dentro de la sexta edición de la muestra de cultura televisiva Screen TV, organizada por el Festival de Cine en Español de Málaga. Por ello, «apela» a la «responsabilidad» del espectador, puesto que las series de televisión «hay que entenderlas como lo que son, y no hay que exigirles rigor periodístico ni responsabilidad. Si pintan a Pablo Escobar como un héroe, se puede estar en acuerdo o desacuerdo, se puede no ver la serie o criticarla», ha señalado Carretero, que sin embargo admite que las series sí tienen una «cierta responsabilidad» porque «al final queda un poso y se manda un mensaje». También reconoce que en algunos momentos puede haber «confusión», porque el público «se agarra a las series como si fuera un documental», y por eso es necesario «que el espectador sepa lo que está viendo o leyendo».
Ha lamentado que en España «siempre haya costado contar las propias miserias», mientras que otros países como Italia, «la cuna del neorrealismo, desde principios del siglo XX ha retratado su propia realidad, que a veces es muy miserable», aunque cree que en nuestro país eso «está cambiando». «Italia siempre explotaba esos capítulos, muchas veces muy oscuros, como sus problemas con la mafia, sobre la que existe una sensibilidad enorme con el sufrimiento que ha causado, pero eso no es incompatible con saberlo explotar culturalmente», ha resaltado. Por el contrario, en España parecía todo «más limitado, que el periodismo era el encargado de hacer eso y había una desatención cultural», aunque en los últimos años «el periodismo se está haciendo más flexible, no le queda más remedio, y ya no existían corsés que antes se autoimponía».
Respecto a Fariña, sobre el narcotráfico gallego, sabía que podía recibir críticas de la «vieja guardia periodística», que diría que «tratar así ciertos temas era frivolizar», pero apostó por contar ese mundo «de forma atractiva para el lector y no exenta de humor». Como gallego, había crecido en ese ambiente y había una «normalización» de que apareciera «una planeadora varada en la playa o un alijo de cocaína», aunque comprobó que era «una historia muy potente si se le contaba a alguien de fuera».
Por su parte, en el libro En el corredor de la muerte, sobre el caso de Pablo Ibar, quiso hacer «un trabajo casi artesanal, trasladar las voces de los protagonistas y que el lector sacase sus conclusiones. Como narrador no puse nada de mi cosecha, y todo venía de horas de conversaciones con los entrevistados», ha asegurado Carretero, que ha admitido que el libro pudo quedar «desequilibrado», porque le costó «llegar a la familia de las víctimas». En el caso de la serie, se optó por «elegir el punto de vista de Pablo Ibar y de su familia, de un inocente al que el sistema le cae encima de forma bestial, alguien sin dinero que necesita un abogado que cuesta un millón y medio de dólares para tener la posibilidad de no ser ejecutado».
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: