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Narcopiso, de Gómez Escribano: una joyita literaria en el extrarradio madrileño

Narcopiso, de Gómez Escribano: una joyita literaria en el extrarradio madrileño

Soy un defensor acérrimo de la máxima de Chéjov: “Si quieres ser universal, háblame de tu pueblo”. Siempre he pensado que las grandes obras maestras de la literatura son tremendamente locales. ¿Qué sería de don Quijote sin La Mancha, o de Jane Austen fuera de Bath? ¿Quién no respira la Barcelona de la Transición en las novelas de Carvalho o la caótica Marsella finisecular en las de Izzo? Y podría seguir con mil ejemplos, no solo literarios. Si son eternas muchas canciones de Bob Dylan o de Springsteen —las buenas— es porque es música con raíces. Lo mismo puede decirse de El padrino, o de las mejores películas de Spike Lee o de Fellini.

Todo esto viene a cuento de que acabo de leer la última novela de Paco Gómez Escribano, la décima, si no me equivoco, y Paco parece tener mi misma convicción. En su caso, por supuesto, cabría parafrasear a Chéjov diciendo “si quieres ser universal, háblame de tu barrio”, porque es lo que hace desde el primer día. Todas sus novelas hablan de Canillejas, el barrio donde nació y donde lleva viviendo medio siglo, y cuya historia se conoce como la palma de su mano, y que por eso es capaz de recrear con una autenticidad absoluta, que es el sustrato principal de la calidad literaria. No es condición suficiente, pero sí necesaria.

"Paco Gómez Escribano ha entendido desde el primer momento la importancia de lo local y a su manera tranquila se ha dedicado, novela tras novela, a recrear este barrio suyo"

¿No me creéis? Echadle un vistazo a las novelas de Vázquez Montalbán que no transcurren en Barcelona y comparadlas con La soledad del manager, por ejemplo. La diferencia es abismal. En Barcelona, cada vez que Vázquez Montalbán entra en la casa de uno de sus personajes el lector se da cuenta —estas cosas se respiran— que conoce cada recodo, cada objeto, y que sabe dónde toman sus copas, dónde veranean, dónde se van de putas esos barceloneses… Viaja a otra ciudad, pongamos Madrid, y ya puede haberse informado con algún colega —yo sé que Juan Madrid se lo llevaba a tomar copas por Costapolvoranca y lo paseaba por donde fuera—, que la sensación no es la misma. Y no digo ya Alejandría.

Paco Gómez Escribano ha entendido desde el primer momento la importancia de lo local, y a su manera tranquila se ha dedicado, novela tras novela, a recrear este barrio suyo con sus historias, sus mitologías, sus héroes, su jerga y, novela a novela, ha construido un universo propio, un Macondo suburbano, dijo alguien durante la presentación de Narcopiso; una geografía en la que se mueven estos personajes desubicados que suelen ser yonquis o exyonquis, politoxicómanos en activo o ya retirados, rodeados de los fantasmas de quienes fueron como ellos y ya no están porque murieron.

"Bajo su apariencia modesta, en esta novela late el corazón de la gran literatura negra que lee el Pirri y sobre la cual reflexiona tanto Gómez Escribano"

Estos desheredados hablan y sienten y reflexionan y leen y viven o sobreviven. Son personajes heridos, con carencias y alguna ilusión todavía. Tipos entrañables y siempre obligados a enfrentarse a algún marrón para paliar, aunque sea temporalmente, sus miserias económicas. En este caso, la instalación de un narcopiso incomoda a los vecinos de Canillejas, los cuales, hartos de quejarse a la comisaría, recurren al Perla y a sus colegas, porque saben que ellos “resuelven problemas”. Y efectivamente, este puñado de colgados se dispone, con todo en contra y jugándose el tipo, a enfrentarse con la gentuza que gestiona el narcopiso. La escabechina está asegurada.

Me ha gustado mucho el planteamiento. Reconozco que, bajo ese título resultón, me esperaba una novela más oportunista, y no: el narcopiso es la mera excusa para volver a poner en marcha a su colección de personajes canillejeros (Pirri, Perla, Araña, Tije, Cortecín) y hacerlos vivir una nueva aventura que nos emociona, nos entretiene y da placer literario, todo a la vez. Bajo su apariencia modesta, en esta novela late el corazón de la gran literatura negra que lee el Pirri y sobre la cual reflexiona tanto Gómez Escribano.

"Leed esta novela porque es realmente hermosa. Descubriréis un excelente autor al que no hay nada que enseñar y al que solo queda animar a que continúe por la misma vía"

La única pega que le pongo a su autor es haber recurrido abusivamente a los crucigramas para justificar el vocabulario del Pirri. No hacía falta: se puede ser exyonqui y leído y de Canillejas y tener un vocabulario culto además del argot natural del barrio. La marginalidad también puede ser letrada, igual que la localidad es universal. Es más: como a la belleza literaria la horroriza que la reconozcan, empieza a ser cada vez más habitual encontrarla escondida en las voces de la periferia.

Leed esta novela porque es realmente hermosa. Descubriréis un excelente autor al que no hay nada que enseñar y al que solo queda animar a que continúe por la misma vía. En estos momentos, escritores como Paco Gómez Escribano, Jordi Ledesma o Montero Glez son quienes están manteniendo viva en el contexto actual —y con enorme brillantez— la literatura auténtica, la de siempre, que últimamente se tiñe de negro para sobrevivir. Nunca, en mi opinión, ha sido tan necesario el género negrocriminal como hoy.

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Autor: Paco Gómez Escribano. TítuloNarcopisoEditorial: Alrevés. VentaTodostuslibros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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