«Guiomar existió y soy yo», reivindicó al final de sus días la poeta y dramaturga Pilar de Valderrama (1889-1979), la «luchadora» mujer que inspiró los versos de Antonio Machado y con el que vivió una historia de «amor prohibido» que ahora ha novelado la periodista y escritora Nieves Herrero.
Bajo el título de Esos días azules (Ediciones B), Nieves Herrero ha recuperado esta historia y ha reconstruido la vida de Pilar de Valderrama, la musa de Machado a la que dio el sobrenombre de Guiomar, el mismo de la esposa de su personaje Juan de Mairena.
«El último amor de Machado fue ella», ha indicado a Efe Nieves Herrero, que ha recordado cómo Pilar de Valderrama, una mujer casada y con tres hijos, perteneciente a la alta sociedad madrileña, mantuvo una relación con el poeta (1875-1939), al que conoció en Segovia, donde él era profesor, de tal forma que se cartearon entre 1928 y 1936.
Acompañada por Alicia Viladomat, nieta de Pilar de Valderrama, la autora ha podido reconstruir esta historia de «ausencias y nostalgias» de Machado y Guiomar y ha puesto «voz» a esta «mujer peleona», culta y moderna, adelantada a su tiempo.
Durante los últimos años, Viladomat ha recuperado multitud de documentos y escritos de su abuela en los que se comprueba cómo se carteó con grandes escritores de su época, además de Machado.
Por ello, considera que esta novela es un «merecido homenaje» a su antepasada que, al igual que otras muchas mujeres, contribuyeron a conformar el futuro de libertad que se vive en la actualidad.
Una novela que quiso que escribiera Nieves Herrero y en la que, indica la nieta en el libro, se aportan «datos inéditos a la «apasionante historia de amor entre Guiomar y el gran poeta Antonio Machado«, que coinciden con el 80 aniversario de la muerte del poeta en la localidad francesa de Collioure y el 40 aniversario del fallecimiento de Valderrama.
Valderrama pertenecía al Lyceum Club donde se asociaron las mujeres intelectuales de la época, y a las que el clero y la burguesía menospreciaban llamándolas «las maridas». Pero ella era de un mundo muy diferente al de Machado: ella monárquica y él, republicano.
Para la periodista, que se define como «una rescatadora de historias de mujeres», esta historia de amor «superó distancias, ideologías, avatares políticos y una guerra civil».
Pilar de Valderrama no quería abandonar a sus hijos y permaneció con su marido a pesar de la depresión que le causó la infidelidad de su esposo, Rafael Martínez Romarate. A raíz de ese episodio viajó a Segovia en un par de ocasiones y a través de una amiga conoció en esa ciudad a Machado, que era su gran referente en la poesía.
Así iniciaron una relación «a trompicones», que Pilar Valderrama silenció y solo confesó a muy pocas personas, entre ellas a Concha Espina.
La estancia de ella en Portugal y el exilio de Machado en Francia, donde falleció, imposibilitaron que volvieran a verse. Pero en enero de 1979, cuando estaba a punto de morir, ella dejó por escrito su reivindicación de Guiomar: «no fue una entelequia del poeta, no fue un recurso literario para sus poesías. Guiomar fui yo», recuerda el libro.
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