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No ha pasado nada especial

No ha pasado nada especial

Resulta cuanto menos llamativo que en la sociedad en la que vivimos un libro como Una familia moderna haya tenido una caladura tan profunda. La novela, ganadora del Premio de las Librerías de Noruega, se centra en la familia de Torill y Sverre, que tras cuarenta años de matrimonio deciden separarse, y en las reacciones que esto provoca en sus tres hijos. Eligen para contárselo a sus hijos unas vacaciones familiares en Italia en las que, después de soltar la bomba, afirman que la separación no se produce por un acto concreto, simplemente han crecido en direcciones separadas. A partir de este punto Helga Flatland irá alternando las voces de los tres hermanos para desarrollar una historia que se centra en las dinámicas familiares, ahondando en la psique de sus personajes para que el lector sea capaz de reconocer las diferencias entre las fachadas que se muestran incluso ante la propia familia, y el interior agrietado y lleno de inseguridades que cada uno de ellos porta dentro. La separación y el divorcio son procesos habituales que se han integrado y normalizado a lo largo de los años, pero Flatland elige el intimismo para desnudar a sus personajes y relatar los mecanismos de defensa, negación o aceptación que se producen ante esta situación. Para Liv, la hija mayor, su mundo seguro se ha desmoronado junto con el matrimonio de sus padres. Ella, que siempre se había apoyado en su madre, pierde pie en la que hasta ese momento había sido su zona de confort y se ve obligada a mirar su propia vida y sus recuerdos bajo una nueva luz. A medida que avanza la novela el lector es testigo de cómo se va desmoronando esa fachada perfecta que le había permitido sentirse superior a sus hermanos. Ellen, la mediana y más combativa, acostumbrada a lidiar con procesos de comunicación, descubrirá que no es lo mismo hablar de mundos propios que de ajenos. Su lucha por ser madre y por mantener una relación en la que el silencio toma protagonismo, dejan ver además una relación entre estos hermanos que tiene como tercer vértice a Hakon, un varón tardío que parece querer quedarse al margen de lo sucedido mientras su definición del amor se llena del temor a la pérdida. De este modo, y mediante un pequeño universo de personas normales, la autora logra que el lector encuentre el punto en el que se llega a sentir identificado y haga suya una historia que evoluciona a lo largo de los dos años en los que esa familia destruida se reinventa, manteniendo los lazos realmente importantes.

En un momento en el que proliferan los libros sobre las relaciones entre progenitores y descendientes, Flatland abre la narración para, utilizando las consecuencias de esta separación, analizar las dinámicas entre hermanos: las confidencias, los temores, las inseguridades y las palabras que se piensan a voces pero no se expresan jamás en voz alta son las verdaderas protagonistas de una novela ferozmente contemporánea que deja al descubierto que no es lo mismo ver una grieta que respirar por la herida. Entre ellos los roles son papeles afianzados por el paso de los años, lugares asumidos como inamovibles que les llevan a ocultar, como si se tratara de un secreto vergonzoso, que no se sienten cómodos en ellos.

En Una familia moderna no hay dramas, solo una brutal y reconocible honestidad.

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Título: Una familia modernaAutora: Helga Flatland. Traductora: Ana Flecha. Editorial: Nórdica. Venta: Todostuslibros.

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