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No hay gacelas en Finlandia

No hay gacelas en Finlandia

En una entrevista con Soler Serrano, Cortázar explicó que su obra más famosa, la inclitérrima Rayuela, fue ideada como un modo de escapar a las normas clásicas de la narrativa. No en vano dedica el capítulo 34 de dicha novela a rajar contra el que hasta fines del XIX había sido tomado como paradigma del género canónico: Benito Pérez Galdós. Gran parte del siglo XX, desde Joyce hasta el propio Cortázar, desde Kafka hasta Bolaño, ha perseguido ese objetivo: romper con las leyes de la novelística tal y como la había entendido la historia de la literatura. Me encuentro estos días con un autor, Dimas Prychyslyy, que fluye en la misma dirección que la corriente anteriormente reseñada. Acaba de ganar el premio 25 Primaveras de Novela, destinado a novelistas que luzcan una edad inferior a tan insultante cifra, con el título No hay gacelas en Finlandia. Y me atrevo a decir que, como los brevemente citados renglones atrás, engarza un eslabón más en la cadena de autores que persiguen y a menudo encuentran el lado escondido de la prosa.

"El argumento funciona como un puzle, se desmembra al inicio hasta carecer casi de sentido, pero poco a poco va encajando en un rompecabezas inteligentísimo"

Supongo que al lector no le molestará que no me detenga demasiado a analizar el argumento de la obra: es magnífica precisamente porque no bebe del argumento. Pese a ello, sí diré que dicha trama es perseguida por una serie de personajes relativamente estrafalarios, llegados desde este o aquel punto de una ficción tremendamente mágica, pero que se debaten sobre asuntos nada estrafalarios: desde la identidad sexual hasta los límites del deseo, desde el hedonismo alimentario hasta el papel de la literatura en su vida, lector, y en la mía. El argumento funciona como un puzle, se desmembra al inicio hasta carecer casi de sentido, pero poco a poco va encajando en un rompecabezas inteligentísimo. Son identidades detectivescas que buscan su papel en la novela, que indagan en su propia naturaleza, y que terminan encontrándose al final como aquellos ríos manriqueños que iban a dar a la mar.

"La novela hubiera resultado igualmente buena si Prychyslyy, como Cortázar, nos hubiera propuesto empezar por el capítulo 73"

Pero, para mí, pese a su originalidad argumental, no es la trama lo más destacable de la novela. Tiene que ver más con el sentido unitario de las ideas, con la sensación de que Dimas no necesita el soporte novela para expresarse, quizás por su condición natural de poeta. Me explico. Como ocurre con la novela cortazariana que abre esta columna, No hay gacelas en Finlandia tiene eso que Julián Marías llamaba calidad de página. Es decir, que abras por donde abras el libro, la lectura tiene sentido. Hay retórica y estilo en cada párrafo, y la primera página no depende de la última ni viceversa. La novela hubiera resultado igualmente buena si Prychyslyy, como Cortázar, nos hubiera propuesto empezar por el capítulo 73. Perdonen que aluda una vez más a la juventud, pues lo hace el propio premio que acoge nuestra lectura, pero resulta tremendamente sorprendente encontrar un talento así a esa edad, con una novela tan vanguardista y tan rompedora. No me cabe duda del éxito que traerá consigo. No se la pierdan.

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Autor: Dimas Prychyslyy. Título: No hay gacelas en Finlandia. Editorial: Espasa. Venta: Todostuslibros y Amazon

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