Quietud es un libro compuesto por diez relatos. En gran parte se escribieron solos, o eso siento yo, por el encantamiento de una escritura viva que venía de otra parte, y dichosa, como es para mí la escritura de relatos, que me regala ratos de felicidad en medio de los rigores de ese trabajo, también gozoso a su manera, ¡pero trabajo! que es escribir novelas. Algunos de los relatos de Quietud pertenecen al lugar en el que vivo, un lugar muy bello en las montañas de Colombia, apartado, cerca al páramo, lleno de niebla, de bosques, de campesinos callados, bondadosos y tranquilos, que me han ofrecido café dulce en sus casas, buenas charlas, huevos y verduras que intercambiamos. Otros de los relatos vienen de fuentes creativas que para mí son inagotables, no controladas por mí ni por nadie: los sueños, la memoria, las imágenes del mundo que por alguna razón desconocida persisten en nosotros como un destello. En mis cuentos intento honrar mis creencias acerca de este género: el misterio que siempre debe albergar un buen cuento, la sugestión por encima de la descripción exhaustiva, el poder enigmático de ciertos objetos, o de ciertas apariciones repentinas, como las de los animales. Así, a lo largo de los cuentos de Quietud nos encontramos con un azadón enterrado en la tierra, o un halcón que se posa en un patio frente a un niño atormentado por las visiones de su mente. Una simple aguja parece de repente animada por una vida extraña entre los dedos de una mujer que es traductora del griego antiguo y que acompaña a su hermana, que sufre una misteriosa enfermedad en las manos. “El pozo”, uno de los relatos que está inspirado en una historia del Noh, el teatro japonés que admiro y me ha alimentado tanto, es la imagen de la añoranza de una mujer que va vestida con la ropa de su esposo muerto. Al igual que en un escenario Noh, un pino indica en secreto que la historia tendrá lugar en el mundo de los espíritus. Pero el pino en mi cuento va a ser talado. “Si el mundo quiere seguir apareciendo, que aparezca”, piensa el personaje de La peña, un campesino sonámbulo que se ha quedado solo.
Quietud es mi segundo libro de cuentos. El primero, publicado por Tusquets, La naturaleza seguía propagándose en la oscuridad, tiene un título largo que me gusta en contraste con esta palabra significativa y calma de “quietud”. He publicado también una novela con el mismo sello, La carretera será un final terrible, que aparecerá este año en España, y acabo de terminar mi segunda novela, Antes de que el mar cierre los caminos. Ojalá se animen a leer este pequeño libro que ahora es de ustedes, porque los libros sin la presencia viva quien los lee no son nada más que un montón de hojas muertas.
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Autora: Andrea Mejía. Título: Quietud. Editorial: La Navaja Suiza. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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