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Núria Cabutí: «El español triunfa en el mundo entero»

Núria Cabutí: «El español triunfa en el mundo entero»

Viajamos a Barcelona para entrevistar a una mujer desconocida para el gran público, y aun así poseedora de un gran poder: a través de ella pasan nuestros gustos lectores, los géneros literarios, los escritores, los escaparates de las librerías, los cuentos que leemos a nuestros niños al dormir, los clásicos que se estudian en colegios e institutos, los libros que buscamos, los que deseamos, los que odiamos, hasta los que ignoramos; todo el vaivén de una industria que mueve millones a ambos lados del Atlántico. Esta mujer es Núria Cabutí, CEO de Penguin Random House, que nos recibe en su oficina acristalada instalada en el edificio que el grupo tiene en la barcelonesa Travessera de Gràcia. Es elegante y discreta, sorprendentemente cercana. Una mujer poderosa que no necesita demostrarlo. Hablamos con ella de libros, por supuesto, pero también de islas redondas, escritores, lectores libreros, lenguas, tendencias, clásicos y modas. Un repaso por lo visible y lo invisible del mundo libresco.

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—¿Qué implica ser CEO de un grupo editorial gigante como es PRH?

—Implica mucha responsabilidad, implica no dejar de buscar la manera de siempre dar la máxima audiencia a nuestros autores; de ponerlos en contacto con el máximo de lectores posibles; hacer conocer al mundo las joyas de nuestro catálogo, que ahora cuenta con más de cincuenta sellos editoriales y algo más de veinte mil autores. Eso es lo que, de alguna manera, me guía el día a día.

—¿Cómo entra Núria Cabutí en el mundo de los libros?

"Yo recuerdo que al salir del colegio siempre iba a la biblioteca donde trabajaba mi madre. Ahí he pasado, entre libros, gran parte de mi infancia"

—A ver. En mi casa siempre hubo proximidad al mundo del arte y la cultura: mi abuelo era escultor, mi abuela pintora y mi madre era bibliotecaria. Yo recuerdo que al salir del colegio siempre iba a la biblioteca donde trabajaba mi madre. Ahí he pasado, entre libros, gran parte de mi infancia. Pero bueno, mi formación académica no fue por ahí: yo estudié económicas y en aquel momento realmente no buscaba el mundo de los libros. Sin embargo, cuando se me acercó Bertelsmann, el gran grupo de medios de comunicación europeo y editor de libros y me propuso trabajar con ellos, ahí sí se presentó, casi por azar, la oportunidad. Me pareció que era una fórmula perfecta el poder unir mi formación como economista con el mundo de los libros de mi infancia. Y mira, me quedé felizmente atrapada. Y aquí sigo. Para mí fue y sigue siendo un reto maravilloso.

—¿Cómo ve el grupo PRH sus sellos editoriales antes independientes y ahora formando parte de la casa (y nunca mejor dicho lo de “casa”)? ¿Cómo se articula todo eso desde dentro?

—Para nosotros el sello editorial dentro de esta casa enriquece nuestra presencia en el mercado, pero sobre todo frente al lector. Por ello siempre intentamos preservar su identidad, su personalidad, y por eso tenemos equipos dedicados a mirar ese sello editorial buscando contenidos que realmente aporten a la sociedad, a nuestro propio grupo y por supuesto al lector de ahora, pero sobre todo al del futuro. 

—¿Podemos garantizar a ese lector de futuro un futuro en papel?

"Me acuerdo de que los gurús decían que en 2020 el ochenta por ciento del consumo de libros sería en formato digital"

—Absolutamente sí. Yo recuerdo perfectamente el año 2010, cuando el mundo de la música había sufrido un gran cambio con la irrupción de lo digital y la industria periodística pasaba por un momento duro de inflexión y cambios a lo digital mientras que aquí, en el mundo de los libros, entraba con fuerza el Kindle, es decir, el libro en formato digital. Me acuerdo de que los gurús decían que en 2020 el ochenta por ciento del consumo de libros sería en formato digital. Y claro, la industria se volvió loca, sobre todo en Estados Unidos, donde algunas de las grandes editoriales dejaron de invertir en almacenes y apostaron mucho dinero para ese cambio digital. Aquí en Random House tuvimos un durísimo debate, pero reunidas las sedes norteamericana, alemana y británica. Finalmente llegamos a la conclusión de que el papel tenía muchas ventajas y que, a diferencia de otros, nosotros no íbamos a desinvertir, sino todo lo contrario, íbamos a seguir apoyando la impresión de libros, redoblando la inversión en papel. Por supuesto, digitalizamos nuestros fondos, pero no nos volvimos locos con la novedad. Y no nos equivocamos, pues en nuestro mercado hispano el noventa por ciento de las ventas continúa siendo en papel. De hecho, los jóvenes, cuando les preguntas, siempre dicen, sorprendentemente, que ellos prefieren leer en papel.

—¿Está el grupo igual de posicionado con respecto a la Inteligencia Artificial?

—Bueno, a ver. Hablamos de la IA generativa, que es la que nos propone textos. Hay mucho debate, claro. Estamos otra vez en ese mismo interrogante y es difícil hacer predicciones. Lo que sí vemos es que lo más necesario ahora es la regulación legal. Es decir, hay que legislar sobre los derechos de la propiedad intelectual a la hora de nutrir una IA. En segundo lugar, hay que, en caso de usarla, remunerar esa propiedad intelectual. Ahora, sí que es verdad que la IA va a ayudar y facilitar parte del proceso editorial, eso sin lugar a dudas: tal vez en parte del proceso de revisión de texto, propuestas de mejoras de los textos… Pero claro, date cuenta de que nuestro sector trabaja con la creatividad humana y nosotros pensamos que eso no lo va a sustituir la IA. De hecho, ya hay libros hechos con IA por internet, pero no aportan nada nuevo, sorprendente. La capacidad de sorprender y crear historias sólo la tiene, y nosotros creemos firmemente en eso, el escritor.

—¿Cómo se podría explicar de forma sencilla el complejo mundo editorial para los lectores de a pie?

—El lector puede pensar que el libro surge de la nada, pero detrás de cada libro hay un mundo difícil, toda una industria. El mundo editorial vive un momento dulce. Desde 2019, es decir, prácticamente desde la pandemia, el mercado ha crecido y, aunque a veces nos parezca sorprendente, los hábitos de lectura también han aumentado. Son noticias para ser positivos y optimistas.

—¿Cuál es el papel del editor en ese mundo?

"El mundo editorial es un gran bosque, un mundo lleno de ramificaciones, plantas exuberantes, árboles centenarios y jóvenes ramas"

—El mundo editorial es un gran bosque, un mundo lleno de ramificaciones, plantas exuberantes, árboles centenarios y jóvenes ramas. Podemos decir que hoy más que nunca es un lugar con mucho, muchísimo contenido; de ahí que el rol del editor sea fundamental. El editor se encarga de seleccionar los textos que pueden gustar al lector, prepararlos con cautela y mimo en complicidad con el autor y ofrecer el contenido dentro de un sello editorial.

—Pero el papel del editor de ahora ya no es, por pura adaptación al mercado, el de hace cien años, ni siquiera el de hace treinta.

—Ese editor que recibía los manuscritos a la mesa y tenía que decidir qué publicar ya no es exactamente así, es cierto. Ahora los editores han de estar mucho más en conexión con la sociedad. Por eso buceamos en las temáticas en las que se mueve el público, qué temas prefiere el lector y no sólo aquí, también en Estados Unidos y en América Latina, en Europa del norte y del sur… y claro, intentamos tener en cada país un panorama de qué se está hablando en la sociedad, y para eso las redes sociales juegan un papel fundamental. Por supuesto, cada editor buscará una intencionalidad o un estilo que encaje con la personalidad o el perfil de su sello, pero lo que puedo decirte con respecto a esa diferencia es que hoy en día los editores son más analíticos.

—¿Cuál es el mayor competidor de Penguin Random House?

—Para nosotros sin duda alguna es el lector, los lectores de cada uno de los países donde publicamos. Por eso nuestro objetivo, desde hace quinientos años, es publicar contenidos interesantes y entretenidos.

—¿Cómo es, en líneas generales, el perfil del lector actual?

"Es un gran reto para nosotros ver cómo se mueven los gustos lectores en el mundo"

—Pues es muy variado, muy complejo, y a la vez es un gran reto para nosotros ver cómo se mueven los gustos lectores en el mundo. Por ejemplo, en México hay una influencia norteamericana muy clara, donde interesa mucho el tema político. Colombia es un mercado donde en la lista de los más vendidos siempre encuentras autores de corte novelístico, poético… tiene un gusto lector más literario. Argentina se interesa sobre todo por la parte de no ficción; los temas periodísticos y de investigación son de gran interés para el lector de allá. Realmente cada país tiene unas características particulares, aunque sí que es verdad que hay temas universales y autores que podríamos llamar “clásicos de hoy” que gustan en todas partes.

—¿Cuáles?

—Pues por ponerte dos ejemplos, Isabel Allende, que sigue teniendo un público importante, y Arturo Pérez-Reverte, que encaja perfectamente en todos los mercados editoriales del mundo.

—¿Hay una renovación generacional de este tipo de autor que has citado, o cuando ellos desaparezcan?

—Yo creo que sí hay una cantera de autores que de alguna manera tenderán a ser los clásicos del futuro. Lo que pasa es que sí que es verdad que al mismo tiempo que nos movemos en el mercado de la literatura se ha producido la irrupción de nuevos fenómenos que surgen de las redes sociales, atrapando con fuerza al lector. Salen de las redes, pero pueblan también el papel, conviviendo con las voces más clásicas.

—¿Qué papel juega nuestra lengua española en el marco de la literatura mundial?

"Estamos viendo que el mercado se ha desplazado en los últimos años a un contenido de autor hispano"

—Un papel fundamental. Fíjate: estamos viendo que el mercado se ha desplazado en los últimos años a un contenido de autor hispano. Si yo me remito a hace unos veinte años, en las listas de más vendidos había mucho autor internacional. Sin embargo, ahora vemos que hay una preferencia por autores que escriben en lengua española. Estamos publicando la mitad de nuestros contenidos originalmente de lengua española y la otra mitad de otros idiomas traducidos. El español triunfa en el mundo entero.

—Es curioso: el español vive su momento de oro en el mundo entero y en España andamos a la gresca.

—Bueno. Nuestro grupo nació aquí en Barcelona, como sabes, al igual que otras muchas editoriales, pues esta ciudad tradicionalmente ha sido una capital mundial del libro. Aquí también tenemos la edición en catalán, que supone un diez por ciento de la edición del mercado español en España.

¿Cuál es el estado de salud de los clásicos en España frente al triunfo y la constante presencia que siguen teniendo, por ejemplo, en el mundo anglosajón?

"Ahora el formato más asequible es el del libro de bolsillo porque llega con más facilidad a todos los lectores, por precio, títulos y movimiento de fondos"

—Esa pregunta es muy interesante, pues es algo que está estrechamente relacionado con el formato. Mientras que en el mercado anglosajón el formato de bolsillo tiene una grandísima tradición, en España eso no era así. PRH ha ayudado mucho a desarrollar el mercado en ese sentido. Con los sellos Debolsillo y Penguin Clásicos. Ahora el formato más asequible es el del libro de bolsillo porque llega con más facilidad a todos los lectores, por precio, títulos y movimiento de fondos.

—¿Qué géneros literarios se están vendiendo ahora?

—Pufff. Como te decía, los gustos lectores varían con la geografía, pero a ver, en términos generales podría decirte que la ciencia ficción y la novela gráfica están alcanzando puestos muy destacados, así como el manga. En cuanto a temas recurrentes en listas de más vendidos, la novela histórica y la autoficción. También el true crime y la novela negra, que vive un momento de esplendor.

—¿Qué lugar ocupa el librero en todo este mundo?

—Los libreros son nuestros aliados, sin lugar a dudas. Pienso que el hecho de que haya una ley de precio fijo ha sido una gran decisión para poder mantener la competitividad de nuestras librerías. Nuestra estrategia comercial es el apoyo a tope a nuestras librerías.

—¿Y Amazon?

—Los grandes operadores online no han perjudicado a las librerías. A diferencia de lo que pueda pensarse, las librerías continúan teniendo el mismo porcentaje de ventas de hace siete u ocho años. La venta online supone un veinte por ciento de nuestras ventas totales, y esto incluye además el formato digital. Pero el ochenta por ciento continúa siendo el punto de venta físico, y ahí las librerías están defendiendo su lugar, pues son espacios donde el lector encuentra a profesionales y apasionados de los libros que saben recomendar, que tienen clubes de lectura, actividades culturales… Todo esto hace que el tejido de las librerías en España esté muy sano.  Hay más aperturas de librerías que cierres, que también los hay, pero ante esto tenemos que tener en cuenta también el cambio generacional y que en ocasiones los hijos ya no quieran estar en el mismo negocio. Pero la realidad es que abren más librerías de las que cierran.

—De todos los sellos del grupo de los que antes hablábamos, ¿tienes alguna predilección?

"Las editoriales pequeñas, cuidadas, independientes, como lo era Salamandra, son fundamentales como una cantera creativa de nuevas voces"

—Diría que Salamandra. Su catálogo me ha acompañado desde siempre, me gustan sus autores, sus voces literarias. Las editoriales pequeñas, cuidadas, independientes, como lo era Salamandra, son fundamentales como una cantera creativa de nuevas voces, creativas y originales. Gracias a las nuevas tecnologías y las redes sociales, estas pequeñas editoriales están plagando de nuevas perspectivas el mercado editorial. Son imprescindibles, desde luego.

—La editorial de Javier Marías, Reino de Redonda, tenía su distribución de libros vinculada a vuestro grupo, ¿verdad?

—Sí, claro que sí. Era y sigue siendo una pequeña —gran— editorial, con títulos sorprendentes, desconocidos e imprescindibles. Javier Marías hizo un magnífico trabajo, desde luego que sí.

—¿Qué opinas sobre el nuevo rey de Redonda?

—Pues estamos encantados con Juan Gabriel Vásquez si finalmente es él el elegido. Nos gusta mucho, lo admiramos como autor y además es una firma de la casa, pues publica con el sello Alfaguara.

—Para terminar, ¿qué lecturas recomendarías, no como editora sino como lectora, a nuestros lectores de Zenda?

—Por supuesto, a Javier Marías: Corazón tan blanco me pareció uno de sus mejores libros; para mí, una lectura imprescindible. Y por supuesto, y en otro orden de cosas, nuestro querido Ibáñez, que a tantas generaciones hizo reír y a tantas puso a leer. Haremos todo lo posible en este grupo por mantener viva su memoria editando y reeditando su obra para que las generaciones futuras sigan leyendo y riendo con él como lo hicimos nosotros.

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