Había una vez una princesa que habitaba en un rincón de nuestra infancia. El beso del príncipe azul deshizo el hechizo maligno y la pluma de los hermanos Grimm los rescató quizá del olvido en el que corrían peligro de caer las historias de la tradición oral. La princesa comenzó a vivir su vida de papel allá por 1815, acompañada de todo un mundo de personajes e historias que alimentarían durante décadas las generaciones de jóvenes lectores. Con los nuevos tiempos, la poderosa industria de los sueños, Walt Disney, se nutrió de estos cuentos para hacernos vivir de nuevo aquel beso en technicolor, y colorín colorado, este cuento se habría acabado, si no hubiera sido por el nacimiento de una nueva era: internet. Y ahí, amigos, comenzó la metamorfosis del mundo, del hombre y de su memoria.
Demasiado ansiosos para los cuentos; demasiado resabiados para el cine; demasiado listos para creer en las hadas y con demasiada información a un dígito de distancia, los niños del siglo XXI nacieron exigiendo otro tipo de historias, o al menos con un enfoque diferente. Con sus deditos infantiles y sus mentes en red, nuestros niños encontraron en YouTube el nuevo mundo de posibilidades narrativas, y es en ese canal donde hace apenas cinco años irrumpen con poderío unos chicos muy especiales: Pascu y Rodri. Inteligentes, creativos, inquietos, divertidísimos, se dieron cuenta de que sus talentos respectivos de músico (Rodri) e ilustrador (Pascu) funcionaban muy bien juntos y se pusieron manos a la obra. Se lo pasaban tan bien que apenas podían creer al principio que sus historias podían divertir a tantísima gente, pero así era.
Hoy, con más de 113 millones de visualizaciones y 751 mil suscriptores en YouTube y un canal en Spotify, estos chicos arrasan en las redes. Pero ¿de qué van sus vídeos? Pues nada más y nada menos que de… ¡CUENTOS! Ilustrados con los peculiares dibujos de Pascu y narrados en forma de canción súper-pegadiza compuesta por Rodri, estas historias destripan los orígenes de los cuentos (o mitos o personajes), ofreciendo una versión gamberra, divertida y sorprendentemente nueva en cada entrega. Lo llamaron, por supuesto, Destripando la Historia (DLH), y dieron rienda suelta a su doble talento reescribiendo Caperucita, Hércules, Blancanieves, El libro de la selva, Iron Man, La Bella y la Bestia, Spider Man, Rapunzel, Thor, Cenicienta… .
Hace unos meses estos chicos dieron un paso más, editando con Alfaguara su primer libro de “cuentos”: Destripando la Historia: Los mayores villanos. Con textos divertidísimos y las ya características ilustraciones de Pascu, el libro nos destripa la biografía de diez malos malísimos de todos los tiempos: Drácula, Atila, Hitler, el lunes (si; ¡el lunes!), Jack el Destripador, Erzsébet Báthory, el brócoli (la maldición de cualquier niño y no tan niño a la hora de comer), Donald Trump, Amelia Dyer y el Coco.
—¿Cómo surge la idea de saltar de YouTube al “clásico” libro?
—Pascu y Rodri: Javier Ruescas, un amigo booktuber y escritor, nos propuso que hablásemos con su editorial, Alfaguara, pues le parecía que un libro con nuestras historias sería muy bien acogido por el público que ya nos sigue y nos ayudaría quizás a llevar nuestro “cuentos” también a aquellos que no fuesen usuarios de YouTube o no estuviesen tan vinculados a las redes. Le dimos vueltas al proyecto y encontramos una manera de hacerlo que nos divertía, así que se lo propusimos a los editores y resultó que a ellos esa idea también les gustaba muchísimo. El final es, como en los cuentos ideales, muy feliz, pues tenemos nuestro primer libro («Muy bonito», apostilla Pascu) con el que todos estamos muy contentos.
—Pascu: Resultó además que el método para escribir estas historias de villanos era muy parecido al método que ya utilizábamos para documentar los vídeos de DLH; Rodri se encargaba de la letra, currándose casi todos los textos, y yo de los dibujos, así que todo resultó muy fácil, muy natural.
—Rodri: Sí, además —y esto puede ser interesante— nosotros desde el principio tuvimos claro cómo darle forma al libro. De hecho, los primeros villanos, con texto e imágenes lo maquetamos nosotros y lo presentamos así en la editorial. Recuerdo que Marta, la editora, nos dijo «que sí, que superbonito, pero que si queréis hacer menos dibujos no pasa nada, que igual vamos mal de tiempo». Pero nosotros insistimos en ese punto, porque aunque era más trabajo, los dibujos no sólo iban a ilustrar sino que constituían una parte esencial de la narración y del “tono” del libro. Lo entendieron enseguida y la editorial maquetó siguiendo nuestro ejemplo. Tengo que nombrar aquí al “genio” de Javier Barbado, encargado de maquetación y composición, para darle las gracias y la enhorabuena.
—¿Cómo elegisteis a los villanos?
—PyR: Pues hicimos una lluvia de ideas (tututututututututú), y en una tarde nos salieron nosecuántos villanos; cientos de villanos.
—Pascu: Nos daba mucha penita renunciar a todos ellos, pero nos salía una especie de enciclopedia villana.
—Rodri: ¡Sííí! (risas). Elegimos aquellos que nos daban el juego de lo humorístico y los editores sugirieron alguno, como por ejemplo Amelia Dyer, que fue todo un descubrimiento. Después nos pareció buena idea mezclar en este cóctel del mal a dos villanos universales (el lunes y el brócoli) y a un villano nuestro, nacional: el Coco.
Pascu: El Coco. ¡Es verdad! Es que, por favor, ¿qué manera de tranquilizar a los niños es esa: «Que viene el Coco y te comerá»? (Risas). Nos pareció interesante investigar sobre esa superstición e incluirla en nuestro listado villano.
—¿Cuál es el peor villano de todos los que pueblan este libro?
Pascu: Yo siempre digo que la más mala es Amelia (Amelia Dyer), en plan mérito personal. Porque vamos a ver, Atila contaba con un ejército, y no te digo Hitler. Sin embargo, ella lo hizo solita; toda la maldad concentrada en una sola persona. Desde luego, se ha ganado estar en nuestro listado por méritos propios.
—¿Cuál es vuestro villano favorito? Porque es inevitable que uno se encariñe con sus personajes…
—PyR: Umm. Pues los queremos mucho a todos.
—Pascu: Yo le tengo especial cariño a Atila, porque el personaje es absolutamente literario, muy auténtico y muy cómico también. Si lo pienso, mis favoritos son aquellos que pueden tener en el esperpento una vena cómica.
—Rodri: Como Hitler, que desde Chaplin no podemos dejar de ver encarnado en su personaje esa retorcida vuelta humorística que puede tener la maldad.
—¿Qué villanos seríais si tuvierais que elegir ser malos en la vida?
—Pascu: Rodri sería Donald Trump, que es más empresario y tal, y yo Hitler, porque pintaba y le tiraban los cuadros y al final se frustró tanto que mira todo lo que fue capaz de hacer. O Atila, porque lo quiero mucho yo a este villano. (Risas).
—Rodri: Hace poco, en otra entrevista, me dijeron que el malo perfecto para mí es Françoise, el del anuncio del queso Président —¿Una sena du pigoteo?—, que es claramente un villano, porque salta a tu azotea para traerte queso, pero cuyas verdaderas intenciones desconocemos, porque se acaba el anuncio… (Risas). Y el de Pascu es el publicista de Securitas Direct: ¿Te han robado en casa, verdad? ¡Claro, torpe, porque no tenías Securitas Direct! (Más risas). Pero… a ver, si tuviéramos que elegir un villano del libro, sí, me quedo con la propuesta inicial de Pascu.
—Ninguno de esos malvados tiene su versión audiovisual en vuestro canal de YouTube. ¿Habéis pensado hacer un tema musical para alguno de ellos?
—PyR: Pues pensamos hacerlo con Drácula para la promoción del libro, que caería más o menos por noviembre, y que nos encajaba bien con Halloween, pero al final se interpuso otra historia que nos parecía mucho más chula y nos hemos centrado en investigarla y escribirla, aunque no te podemos desvelar de qué se trata; tendrás que esperar hasta el 1 de noviembre.
(En el momento de la entrevista aún no había salido, pero hoy todos podéis disfrutar de esta nueva entrega de DLH, Día de muertos, especial Halloween mexicano en su canal de YouTube)
—¿Cuál sería el malvado adecuado para desarrollarlo más y hacer con él un musical a lo grande, para Gran Vía?
—Rodri: Hitler estaría muy bien. O Trump….
—Pascu: O el lunes… ¡Ya lo tengo! La historia se desarrolla en un instituto donde educan a los días de la semana, y los profesores son los meses, y este lunes en particular quiere ser el mejor lunes de la historia, y hay varios lunes que están ahí en plan macarras, y los domingos pues son los tíos guays, y se llaman Domingo Perez, Domingo Tal… y ¡BUAHHH! Hay uno que es el más popular del instituto, que es Domingo de Resurrección. Esto no lo escribas, María José, que lo tenemos que registrar antes, ¿eh? (Risas)
—Rodri: ¿Pero qué dices, si es una historia terrible? Yo no iba a ver ese musical ni loco. Te cedo los derechos para que lo explotes tú al 100%. Si quieres te hago la canción del opening y ya, me quito de enmedio. (Más risas).
(He dejado de tomar apuntes en la Moleskine desde hace rato con una sonrisa que apenas he podido soltar desde que empezó la entrevista. Sonrío porque estos chicos encarnan para mí una especie de esperanza en el futuro: son jóvenes, creativos, luchadores, atrevidos, brillantes, imaginativos, y a pesar de que se hallan absolutamente envueltos en el mundo digital, son capaces de compatibilizarlo con una mente chispeante, cargada de historias por contar, cuyas raíces, aunque ellos no sean del todo conscientes, se hunden en la tradición literaria más auténtica: la de los mitos, los cuentos, los libros, la memoria. Tal vez, (pienso mientras ellos siguen ahí, a lo suyo, construyendo una historia loca y magnífica delante de mis narices), no todo esté perdido, pues la necesidad de contar historias y de oírlas contar es algo innato al hombre; está en lo más profundo de su código genético y eso no es modificable, al menos a corto plazo. Cambiarán los formatos, incluso el lenguaje narrativo, pero no las ganas, las cuales seguirán generando nuevos “contadores” para nuevos públicos.
Pienso en todos esos chicos que siguen con felicidad y entusiasmo a estos Hermanos Grimm de YouTube que a lo mejor ahora están comprando o leyendo o recomendando este libro de villanos que puede actuar como puerta de acceso a otros malvados y a otros libros y me doy cuenta de que todo eso está muy, pero que muy bien.)
Enlaces a Destripando la Historia:
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