Como un Orfeo privado de Eurídice, el narrador de Amor y vejez racconta de modo obsesivo, en primera persona, cada detalle de una relación que nos recuerda irremediablemente a Swann antes de su matrimonio.
Manejado por la duda y la incertidumbre el narrador convierte la obra en un delirio amoroso lleno de desasosiego. Podríamos decir que con esta novela-joya Chateaubriand sentó las bases temáticas de la mayoría de las obras de Philip Roth (como la excelente La mancha humana): historias de amor, poseedoras de cierta complejidad, entre un hombre en edad madura y una mujer más joven.
En el momento de su publicación en 1862 se tachó a Amor y vejez de Chateaubriand, de “confesión delirante de un envejecido autor” como si la avanzada edad del escritor diezmara su calidad literaria. Se le supone a la obra un cierto porcentaje de autobiografía, siendo el autor en muchas ocasiones protagonista de un vía crucis de carácter sentimental.
Amor y vejez es un lúcido monólogo sobre cada uno de los pliegues de la relación amorosa. Un melindroso afluente de palabras que obedecen a cierta lógica sentimental: textos fragmentados, de potencia literaria desgarradora, un oleaje de sentimientos cercanos en todo momento al abismo, argumentaciones exentas de irracionalidad que repasan las múltiples posibilidades de la relación física, la posesión carnal y la compenetración emocional.
Esta novela corta es un relato ardiente y lleno de desesperanza. Chateaubriand se ve desposeído de toda correspondencia amorosa. Aún así sus letras no pierden el pulso y fluyen por las páginas de este pequeño texto, hipnóticas y efervescentes para el lector, que se convierte en testigo del envés de la relación amorosa, de la humillación mortal de un amor en una única dirección. Y a la manera de Santa Teresa de Jesús, en aquella elegía erótico-literaria cristiana Vivo sin vivir en mí; y tan alta vida espero; que muero porque no muero, el amor se manifiesta en esta obra a modo de pasión embargada por un leve delirio, una incontinencia de emociones que, a borbotones, salpican las páginas de esta elegía trágica.
Déjense seducir por las palabras universales de Chateaubriand: por la duda, el amor enfervorizado, el ardor y la inconsciencia, el deseo desatendido, las súplicas del amante… Deslicen sus dedos sobre las páginas de esta deliciosa novela como acariciarían el cuerpo de su amante. Disfrútenla.
Título: Amor y vejez. Autor: François-René de Chateaubriand. Postfacio: Marc Fumaroli. Traductor:José Ramón Monreal. Editorial: Ed. Acantilado. Páginas: 56. Edición: Papel.
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