Ya lo advierte el autor, Toni Fejzula al final del epílogo: “Reducir 648 páginas… a 277 páginas de cómic no es poco trabajo.” Y aclara que no se refiere tanto a la calidad como a la cantidad.
Yo añadiría que, además de no ser poco trabajo, es una apuesta arriesgada, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de la adaptación al cómic de la novela más leída en España en los últimos 3-4 años.
Patria, la novela gráfica, se aferra a los recursos literarios y estilísticos propios de su formato para aliviar sus carencias frente al libro escrito por Fernando Aramburu. El esfuerzo de Fejzula es innegable y su pericia envidiable. Es un artista de tomo y lomo, un dibujante exquisito.
Cuando un autor se enfrenta a un proyecto como éste, tiene que anticipar muchas decisiones: voz narrativa, paleta de colores, tipo de ilustración…
Por ejemplo, aclara el autor que se inclinó “por la sugerencia…” a la hora de representar las ilustraciones para que “el lector recompusiera las borrosidades del entorno que faltaban”.
También decidir con anterioridad la paleta de color que se va a utilizar ayuda a visualizar el resultado y encaminarlo en la dirección deseada. Si bien para Fejzula “las tonalidades reales del País Vasco… suelen ser frías”, él se decantó por “colores que debían expresar sentimientos o emociones violentas, con dominio de tonos cálidos”. Los colores pueden rellenar los vacíos que deja la reducción del texto.
Al igual que en el libro original, la novela gráfica es coral. Sustentan la narración un grupo de personajes principales que van alternándose en el relato de los hechos. Sin embargo, a diferencia de la novela, donde los capítulos están bien delimitados, el lector puede encontrar más confusas las páginas ilustradas donde se salta de un narrador a otro. Pueden resultar desconcertantes y es posible que, a menudo, haga falta detenerse para releer con atención y descubrir quién está detrás de esas nuevas frases. Porque no siempre las primeras viñetas de la página permiten discernir ese detalle.
Y eso que, acertadamente en mi opinión, Fejzula ha optado en gran parte del libro por viñetas pequeñas, con primeros planos donde apenas cabe algo más que una cabeza, dos bustos o el detalle de una cabeza despellejada de conejo. Pero donde se concentra es en los detalles que la limitación del texto no le permite desarrollar y acerca al lector y a los personajes.
Los planos abiertos existen, sí, pero en su mayoría son asépticos, banales. Sirven para tomar aire, para asomar la cabeza y respirar aire fresco —del norte— antes de sumergirla de nuevo en el torrente de emociones y sensaciones que contienen el resto de las viñetas.
Obviamente, la novela gráfica tiene a menudo un público que huye de los libros literarios (y más en el caso de Patria, que consta de más de 600 páginas) y gusta de refugiarse en la parte gráfica de la obra. Me extrañaría que algún lector de este cómic que no haya leído antes la novela de Aramburu dé el salto a esa otra lectura. Ojalá esté equivocado.
En el sentido opuesto, si un lector más literario se acerca a esta otra Patria, quizás se sienta decepcionado por la falta de palabras descriptivas, pero se verá recompensado por una atractiva representación gráfica de la historia, en ocasiones de gran emotividad como en el caso de la página 158, cuando los dos viejos amigos, compañeros de bici y mus, en la oscuridad de la noche intercambian unas últimas palabras. O como en las páginas 260 y 261, de colores amarillos ocre, donde Joxian derrama algunas lágrimas en el cementerio.
Había otro elemento difícil de resolver por parte de Fejzula respecto a la novela: la sonoridad de los diálogos de Aramburu. Recuerdo escuchar a la familia de mi padre, euskaldunes, mientras leía esos diálogos: la entonación, la estructura gramatical de las frases, los localismos… Suena como hablan ellos, pensé. Aramburu había logrado con su texto que el lector se sintiera en medio de una conversación entre euskaldunes en un pequeño pueblo de Euskadi.
En la obra de Fejzula se ha perdido ese rico patrimonio. Inevitablemente.
No obstante, Patria, la versión gráfica, es la obra de un artista solvente que ha conseguido retratar con éxito los cambios físicos que el paso del tiempo provoca en los personajes, ha sabido desfigurar lo anecdótico y enfatizar los aspectos transcendentes de la historia.
El resultado es una novela gráfica que, a pesar de las carencias mencionadas, se lee con interés y se disfruta mucho visualmente.
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Autor: Toni Fejzula. Título: Patria. Editorial: Planeta Cómic. Venta: Todostuslibros y Amazon
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