El historiador francés Patrick Boucheron, autor de Fechas que hicieron historia y El tiempo que nos queda, cree que ante el auge de la ultraderecha «no se puede decir que la historia se repite, no es un virus que reinfecta, sino que sería una enfermedad distinta, porque ya estamos advertidos de lo que sucedió».
Aunque el mundo actual pueda parecer «un lugar indescifrable y peligroso, y que las fuerzas maléficas hayan encontrado un medio para propagar sus ideas a través de la inteligencia artificial y las redes sociales», para el autor debemos «seguir buscando en el pasado maneras de entender, de infundirnos ánimo, porque al final ese era el proyecto de la Ilustración, la emancipación a través del saber».
El historiador galo invita a la ciudadanía a tomarse muy en serio a los pensadores conservadores que apoyan a Donald Trump, «unos intelectuales que sienten un odio por el proyecto de la Ilustración, precisamente por ese proyecto emancipatorio, y no es casual que, aparte de la brecha de género, el criterio principal en el voto a la extrema derecha es el nivel de estudios». Puntualiza el autor que eso no significa que se deba considerar a los votantes de Trump como unos ignorantes, y de ahí la necesidad de «seguir hablando de esta cuestión en libros, en radio y televisiones libres».
Precisamente el primero de los libros, El tiempo que nos queda (Anagrama), casi un manifiesto, nació, confiesa Boucheron, hace un año en un contexto francés en el que había mucha preocupación por el auge de la extrema derecha, pero que, sin embargo, «al final acabó adoptando unas dimensiones mundiales». En el libro reflexiona sobre «ese cambio político que se avecina y la catástrofe ecológica que ya está aquí, porque el cambio climático no es algo que vaya a afectar a las generaciones futuras, sino que ya nos está afectando a nosotros ahora mismo».
Con este pequeño ensayo, Boucheron defiende un «optimismo metodológico», que invita a no desesperarse, porque «la historia no está escrita, siempre hay múltiples posibilidades». Desde su escritura, «las cosas se han acentuado porque la elección de Trump nos recuerda que los enemigos de la democracia y de la transición ecológica son los mismos, se mueven por los mismos intereses».
En el otro libro, Fechas que hicieron historia (Anagrama), Boucheron analiza las formas en que los hechos históricos se convierten en acontecimientos a partir de treinta fechas que abarcan todas las épocas y los rincones del mundo: del descubrimiento de las pinturas rupestres en la cueva de Lascaux a la liberación de Nelson Mandela, de las grandes batallas en Asia central a la conquista del Polo Sur. Sin ánimo de ser exhaustivos con las fechas ni de hacer una epistemología de la historia, Boucheron propone «una especie de viaje a través del tiempo con la intención de que sea entretenido, con el espíritu de una colección de relatos, cada uno protagonizado por personajes distintos, pero sin embargo relacionados».
Para la selección, Boucheron buscó «fechas ciertas» que generaron procesos históricos, como el golpe de Estado de Chile en 1973, la independencia de los Estados Unidos en 1776, el descubrimiento de América en 1492, el asesinato de Enrique IV de Francia en 1610, el Juramento del Juego de la Pelota (1789), la destrucción de Pompeya (79), la batalla de Borodino (1812), la peste negra (1347) o el bombardeo de Hiroshima (1945). En el momento actual de preocupación por las fake news, Boucheron dedica «un capítulo experimental» a la «Donación de Constantino» (315), «un acontecimiento totalmente falso según el cual el primer emperador romano cristiano cedió una parte de su imperio al Papa». Se trata de «un bulo que tardó quinientos años en desmontarse, pues comenzó a difundirse en el Imperio Carolingio en el siglo VIII y no se desmontó la mentira hasta el siglo XV, y aunque no sucedió, sin embargo tuvo una influencia enorme sobre el mundo», recuerda el historiador.
Este ensayo tiene su equivalencia televisiva en una serie documental en la cadena Arte, que contará a partir de enero con diez nuevos capítulos, dedicados a acontecimientos «más en el reino de lo mítico», como el diluvio universal, con fechas relacionadas con el medio ambiente, como la erupción en 1816 del volcán Tambora en Java, que generó el clima que dio pie a Mary Shelley a escribir Frankenstein, o fechas más clásicas, como el origen del Primero de Mayo.
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