He vuelto a beber leche en el desayuno. Hace tiempo que dejé de trabajarme el colacao con crispis de toda la vida y me pasé a la leche de soja, que para los que tenemos una edad es más saludable, dicen unos, pero más repugnante, confirmo yo. Así que el otro día me quedé pensando con el vaso en la mano y decidí que, a estas alturas del almanaque, da absolutamente igual. Que estaba de la soja hasta los cojones, y que me volvía a la leche de toda la vida. Y con ella ando.
La faena es que ya no conozco a nadie. Los famosos de mi quinta han palmado o ya no están para fotos, y ahora todo es un sindiós de gente de la que no tengo ni puta idea de quién es ni a qué se dedica. Luego, cuando me fijo, veo que se trata de una joven actriz española, de un dinámico chef —cocinero, decíamos antes—, del hijo de un torero, de un bisnieto de Carolina de Mónaco, o de unos tiñalpas famosos porque salieron en la isla de las tentaciones, o una de esas islas, y estando allí echaron un polvo, o dos. Y como todos los abuelos Cebolleta que en el mundo han sido —estoy seguro, y ésa es otra, de que pocos lectores saben ya quién era ese abuelo—, no puedo menos que pensar que, comparados los pedorros y pedorras de ahora con los que salían en el Hola hace veinte o treinta años, los de entonces parecían frente a éstos Greta Garbo y el conde de Montecristo.
Lo que más miro ya, lo que más me interesa, es el buen rollito solidario. Eso me pone como una moto y ayuda a digerir los efectos nocivos de la leche en mi veterano organismo. Se trata de una bonita tradición a la que celebro que la revista no haya renunciado, pues me devuelve la fe en el ser humano que se quedó perdida por ahí, con el arpa, en algún ángulo oscuro de mi turbio pasado. Cuando, con despliegue gráfico a cuatro páginas, me entero de que la actriz Lucrecia del Borgo —curiosamente, ignoro por qué, suelen ser muchas ellas y pocos ellos—, vestida de Dora la Exploradora por la oenegé Cantamañanas sin Fronteras, ha pasado un día entero dando biberones a los gorilas huérfanos del Kilimanjaro —La solidaria e increíble aventura africana de Lucrecia, es el titular de Hola—, o que la presentadora de televisión Chochita Pérez Pelagatos, hija de la querida Chocha Pelagatos, de la que heredó el programa, y su hija Pochola han pasado dos días y medio en Calcuta solidarizándose allí con los parias de la tierra, y a su regreso declaran entre foto y foto vestidas ambas con sari hindú, Pochola en concreto, «Esta estremecedora experiencia me ha enseñado a valorar más lo que tengo», pues bueno. Confieso que se me llenan los ojos de lágrimas de emoción.
Pero no todo queda ahí. Mi llanto, contenido y viril en el caso de Pochola —ya saben ustedes que los perros duros no bailan—, se desparrama irrefrenable cuando, la semana siguiente, leo y veo que esta vez es Luisa Federica Martínez de la Bandurria-Saboya, prima de un primo de algún sobrino, la que tras acabar sus estudios de diseño en Nueva York ha emprendido una nueva etapa solidaria de su vida con la organización humanitaria EPYPA (Éramos Pocos y Parió la Abuela). Y para foguearse en la materia ha viajado a la Amazonia —treinta y seis horas allí, nada menos— para, haciéndose fotos con los indios motilones, ayudar a que concluya la invisibilidad de que son víctimas esos indígenas y conocer a fondo sus bonitas y ancestrales costumbres. De lo que son prueba irrefutable las fotos de Luisa Federica vestida de india amazónica mientras participa en una ceremonia ritual con las mujeres de la tribu. Hermosa aventura humanitaria, la suya, que al regreso a la civilización la ha impulsado a declarar, con todo su papo: «Impregnarnos de otras culturas nos hace mejores personas. En España no nos damos cuenta de lo mucho que podemos aprender de la filosofía de vida de un motilón y una motilona».
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Publicado el 28 de marzo de 2025 en XL Semanal.
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Sí, así es, don Arturo. A mi lo que más me gusta es cuando dicen, fulanito o fulanita, de vacaciones en tal sitio pasando unos días de descanso. Pero si no han pegado un palo al agua en su vida.
Y si ayuno,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
de la soja,
como un bravo,
sacudí.
¡Ah, el romanticismo! ¡Qué bella época! Ahora está denostada por el posmodernismo, igual que está denostada la Ilustración, don Pelayo, el Cid y el arte mudéjar.
Lo del Hola se lo tenía usted muy callado, don Arturo. Pero, bueno, todos tenemos un puntito masoquista. La Chocha, la Pochola, la Bandurria, Dora la exploradora… ¡Vaya fauna! Carne de quirófanos y ácido hialurónico. Estamos en el nuevo siglo XVII. La picaresca de no dar un palo al agua a costa del resto del personal. Igual que los políticos, ¡vamos!
Pero, bueno, la economía es así. Sectores enteros que viven de todo eso, de toda la escatología: médicos estéticos, fabricantes del hialurónico, fabricantes de pelucas, editores de revistas, periodistas-rosa, fotógrafos cazadores de bikinis, fabricantes de ropa imposible, influencers, programas de televisión y radio, agencias de viajes a lugares ignotos, organizadores de bodas, organizadores de divorcios… Sectores enteros excepto el de los libros. De vez en cuando a alguno de los tiñalpas le da por escribir sus memorias que no sé quién coño lee.
Por cierto, nos tiene que contar usted a quién ha disfrazado con el nombre de Luisa Federica. A mí me parece evidente de quién se trata.
Gentes que hace tiempo han vendido su dignidad, que han vendido su vida privada, su libertad, que han vendido su persona, su ser. Gentes que, quizás en lo más profundo envidien el significado de estos versos:
La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
Desde hace mucho tiempo estoy convencido de que la profesión médica requiere un gran componente personal de tipo sádico. Lo prohíben todo. Si, por desgracia, por los achaques de la edad, se te reúnen varias “cosillas” (colesterol, gota, etc.) según ellos sólo deberías tomar agua… y con reparos. He conocido médicos que prohibían fumar al paciente mientras disfrutaban de un pitillo. Médicos que prohibían el alcohol y las grasas, mientras ellos disfrutaban de copiosas comidas de cordero y buen vino a rebosar. Lo repito, es una profesión sádica, inquisitorial. Y te forran a pastillas. Los antiguos eran más sabios y decían: es mejor vivir menos años, pero a gusto, que vivir cien a disgusto.
Saludos a todos.
Tiene toda la razón. Tengo algo de sobrepeso, 98 kg para 1,80 de altura. Pues hace un par de años me llamaron gordo (que en las actualidad es algo que se puede llamar a un tipo blanco, hetero y de mediana edad como yo) un par de médicas y otro par de médicos, así literalmente; y todos ellos, estaban bastante más gordos que yo. Educadamente, porque así me lo enseñaron en casa, me cisqué en sus muertos para mis adentros y me olvidé de sus recomendaciones, que obviamente ellos, ellas y elles no seguían.
No se preocupe usted. Ni p… caso. Esos son capaces de llamar gordo a Gandhi y, si hubieran podido, lo hubieran puesto a dieta.
Ricarrob, he de confesarle que cada vez que disfruto del artículo de don Arturo en Zenda, lo siguiente que hago es ver si usted ha escrito algo. Me encanta cómo escribe usted y, ya esté de acuerdo o no con lo que dice, da gusto ver la forma es que expone sus argumentos, sus opiniones, su exquisita educación. No deje usted de escribir y reciba un cordial saludo de esta humilde admiradora.
Muchas gracias, doña Irene. Es un placer leer sus cumplidos. Quedo suyo afectísimo. Con mi edad, a veces me faltan las ganas incluso de escribir ya que uno ya tiene tendencia a pasar de todo. Quizás es la conciencia de estar de paso.
Este mes es especialmente difícil para mí y va a ser mucho esfuerzo escribir. Uno ya es nostálgico de por sí, pero ahora mismo la nostalgia se me desborda por cada poro de la piel.
El que usted no esté de acuerdo con todo lo que digo me parece perfecto. Somos todos diferentes, con distintas vivencias, orígenes e idiosincrasia. Esto es riqueza. Pero la expresiòn debe ser siempre moderada y respetuosa, la escrita y la hablada. Y ser capaces de compartir, de entender…
Quedo a sus pies, señora mìa.
A mí me produce mucha nostalgia leerle a usted. Me recuerda a tertulias de hace bastantes años (en radio o TV, no he tenido la suerte de ser testigo directo) entre escritores y otras personas cultas e interesantes. No tanto por lo que usted dice, que también, sino sobre todo por cómo lo hace. Su forma de escribir, cuidando el idioma, y la manera en que expone sus pensamientos, elegante, inteligente y respetuosa, me recuerdan a otros tiempos donde la zafiedad, el sectarismo y la falta total de educación (y el jactarse además de ello) no eran la norma imperante. Hoy día, para leer algo como lo que usted escribe, es menester refugiarse en la literatura (en la buena, claro está). Como entre mis pocas virtudes (aunque este quizá sea a veces un defecto) está la empatía, siento de verdad que esté usted pasando un mes triste. No le voy a decir el tan manido “anímese”, que la verdad es que no sirve de nada. Solo le deseo que el mal trago pase lo más pronto posible y que ojalá estos días tenga usted alguna pequeña o gran alegría que le hagan sentirse un poco mejor. Y escriba usted aquí cuando pueda, porque de verdad que a mí (y seguro que a otros muchos) me encanta leerle, estimado caballero.
¡Ah, don Arturo, como apura su patente de corso de forma tan risueña! Ante la contrastada estupidez actual de la humanidad (a lo mejor ya lo era antes pero nos enterábamos menos, que de algo han de valer los adelantos técnicos y las redes asociales) me rindo entusiasmado ante su creatividad iconoclasta y su pérfida ironía para con las clases altas y refinadas de nuestra civilización burguesocastiza. Cuanta impiedad le asiste al retratar nuevamente la ausencia pueril de bibliotecas en los casoplones de la jet (tal vez se encuentren en los infinitos cuartos de aseo de sus majestuosos hogares, único lugar donde, mientras defecan, los famosetes se recrean con algo de lectura de actualidad, y que no salen en las revistas de so(su)ciedad).
Y lo que viene después en su comentario es aún peor: la ecología, las tribus desamparadas (motilones, al parecer antiguos caníbales que no completaron bien su trabajo con el hombre blanco), los gorilas en la niebla destetados sin leche de soja, etc, todo vale para despampanar al lector y mostrar los arduos esfuerzos de los ricachones para hacernos creer en un modelo de vida, lejos de apuros para llegar a fin de mes, que devuelve al mundo, en apariencia, un poquito de todo lo que han esquilmado de él durante generaciones y generaciones de imbecilidad y de avaricia.
Por favor, díganos donde se puedo uno adherir y formar parte del ilusionante trabajo de EPYPA, a la que auguro un futuro deslumbrante si desea convertirse en partido político. Queda mucho por hacer…
Vaya por delante que es la primera vez que participo en un coloquio? como este, si es así como se denomina, por lo que espero sepan disculpar mi falta de experiencia. Comprendo lo de la soja, está asquerosa, he probado la de avena y sabe bastante mejor. Dejé la de vaca hace, uf, ni me acuerdo, la lactosa me mataba, sin embargo crecí tomando leche recién ordeñada por mi abuela cuando una vaca recién parida la producía, sin olvidar los calostros, que recuerdos. Me encantan sus artículos, me lo paso genial, no así sus libros, mea culpa, salvo El problema final, que ese sí que me gustó mucho.
¿Una vaca recién alumbrada o una reciente madre vaca?
Bienvenida. Coloquio, tertulia, comentario o charla epistolar, desnudeo del alma… póngale usted el nombre con el que se encuentre más cómoda. El caso es pasar por aquí, dejar unas letras, unas opiniones y unas ideas bajo el paraguas, amplio e inmune a los volteos del viento, de Zenda y de don Arturo que viene a ser lo mismo; y a descubrir gente con las que compartes idénticas o similares opiniones o, por el contrario, aprendes de nuevo que existen formas muy diferentes y respetables de ver las cosas, de enfocarlas, de argumentarlas o rebatirlas. Incluso para algunos es una simple quedada semanal de amigos desconocidos en persona, que se toman un aperitivo virtual juntos aunque el médico se lo prohiba.
Póngale el entorno que más le agrade: el aséptico de un club inglés lleno de butacones de gutapercha, el estrecho de un camarote de un velero, pasando por el de una tasca española de principios de siglo con azulejos en la barra y serrin en el suelo, con cáscaras de gambas y huesos de aceituna, en una atmósfera donde aún flota el humo de tabaco. Un saludo.
Avena, ¡qué asco! ¡no la soporto! Lo de la leche recièn ordeñada es una maravilla. Se hervìa, produciendo una nata espesa, reluciente, viva. Mi padre se tomaba unas rebanadas de pan untadas con esa nata y con un café con esa leche natural. Y duró hasta los 87, que no està nada mal.
Algunos toman soja, no comen carne, no beben alcohol, siguen un sin vivir totalmente aséptico y, luego, cascan a los 50.
Me pasa igual que a tí. Me quedo con sus artículos y con El problema final.
¿Alguna posibilidad de que haya más historias con el mismo personaje?
Me mira el perro de reojo con esas orejas que parecen decir, ¿De que se reirá?
Don Arturo, me ha alegrado el día. Es genial
Churchil decía que cada país democrático tiene el gobierno que se merece (gobernantes incompetentes salen de votantes…) ,pues lo mismo podemos decir de los “Referentes Sociales” que eligen :queda reflejada de un modo inmisericorde ésta.
Maestro, si no se ordeña, no es leche. Aunque le llamen así.
Eso le pasa a usted por leer el Hola. Si leyera usted el Diez Minutos, hubiera usted podido ver los encantos de la heredera al trono de las Españas, Doña Leonor de Borbón y Ortiz, de los Ortiz de toda la vida, en bikini, y rodeada de cinco maromos, imagino que guarda marinas todos.
Mi abuela, que fue quien me crió, y que era una mujer sabia, no leía nunca nada que no fuese la revista Semana. Ahí, por debajo de Jaime de Mora y Aragón, bon vivan oficial del reino, Estefania de Mónaco, guapa, rica, y glamurosa, y Don Alfonso de Hohenlohe, vividor y heredero de la rama golfa de los Absburgo, no salía ninguno de éstos bandarras que usted menciona, y lo más chachi, ni don Jaime, ni Doña Carolina, ni don Alfonso, tuvieron que ir jamás a donde Perico perdió la pata, a posturear; con mostrarse tal cuáles eran, la gente se contentaba.
Así que hágame caso, don Arturo, lea usted Semana, Diez Minutos a lo sumo, y se evitará usted ver según qué espectáculos y según qué mundundis.
Entre los muelles de las arterias esa soja que acongoja y la buena voluntad de todos los infantilistas demoníacos. ONG solo es el acrónimo de Orgasmo No Garantizado. Donde llega la leche no llega la mala soja
Señor Reverte, es usted GENIAL !!!
“organización humanitaria EPYPA (Éramos Pocos y Parió la Abuela).” Despues de tomarme seis cervezas y leer esto… estoy que me parto, me mondo y me troncho de la risa. jajajajaja.
Hasta lo frívolo su gracia perdió Dn Arturo, pero no así su narrativa que tanto disfrutamos. Una acotación geográfica de los motilones y motilonas que habitan no en la amazonia, más arriba mitad de camino hacia aguas caribeñas. Criaturas de cuidado ellas que a flecha limpia recibían, a principios del pasado siglo, al gringo que olfateaba el petróleo en su territorio. Ya ahora han perdido, me atrevo a decir, tal gracia y se dejan tomar la foto con Pachola. Espacio para una novela Dn Arturo, si lo llega a tener.
Con mucho aprecio
No me queda más que repetir y repetir, excelente como siempre, que tengamos por mucho tiempo su pluma.
De algunas de estas personas no puedo dudar, que lo hagan con un sentimiento real de solidaridad, de hacerse de conocimientos y vivencias; otros más, hoy muchos, por aquello del esnobismo, la audiencia en redes y el que dirán de las redes
Nicolás Guillén tiene un epigrama sobre la señorita Té Frío en La Habana de viejas olas y holas.
Sin fronteras ni bibliotecas amigo Barlés
…cantamañanas que no han peleado jamás por un mendrugo de pan…
Territorio comanche. Arturo Pérez Reverte.
Dicen que por caridad
Entró la peste en Europa
Y, luego, cada ciudad
Puso puertas a esa tropa.
Está bien ser solidario,
Mientras no me toque a mí,
Porque mi pueblo y mi barrio
No son ningún souvenir.*
*(Que es la forma francesa,
Poniendo morrito así,
Que utilizan las “marquesas”
Para decir “sus venís”.)
Confieso que yo también,
Y confesado me coja,
Víctima soy del “poder”
De ese “lobby de la soja”.
La leche de siempre fue,
A pesar de su lactosa,
Lo que acompañó al café
De forma más exitosa.
Por salud, o yo qué sé,
Está de moda esa cosa,
Que llamarlo leche es:
Decirle a Díaz hermosa,
Tildar de estadista a Sánchez,
Madridista a Luis Enrique,
A Butragueño arrogante
Y blando a don Fadrique.
Dicho esto, mire Usted,
Lo que me saca de quicio
Es la forma de imponer
Que usa la “mafia” del litio.
Pero vamos al asunto
Que de verdad hace raya:
¿Qué le pareció el conjunto
Que Lució Leo en la playa?
Yo, y no es por criticar,
Considero inapropiado
Esa “voluptuosidad”
Que lo hace tan “descocado”…
Mas si la niña es feliz
¿Por qué voy a discrepar?
No es cuestión de disentir
Ni tampoco de enredar…
Nunca son las bibliotecas,
Algunos no las tuvimos,
Son las lecturas que tengas
Las que te hacen a ti mismo.
Quien tuvo en casa los libros,
Y, luego, no los leyó,
Tampoco debe lucirlos
En dicha publicación.
Usted, siendo del oficio,
Lo suyo en leer se gasta…
Otros hay que, en sacrificio,
Del libro sólo la pasta.
En fin que hoy despedimos
Diciéndole al “Hola” adiós…
Este mundo en que vivimos
Es pura insatisfacción.
Me mondo.. lirondo.. Que barbaridad.. no da más de sí el panorama. Pero pensándolo bien es de risa.. tia Felisa… Y si.. el Hola..ni se parece a lo que era..
Se dice que el hombre, no sé si la mujer, es un animal de costumbres.
Yo al despertar por la mañana comienzo mi día preparando el desayuno para compartirlo con mi señora, siempre que tenga pan para hacer tostadas, porque de lo contrario estoy perdido. La infusión está compuesta por café preferentemente molido en el momento y un poco de leche, confieso que le llevo el desayuno a la cama a mi compañera… se lo merece por aguantarme hace muchos años. Mis horarios por la mañana son variables,siempre después de las nueve, o como máximo si tengo algún compromiso a las ocho.
En estos días sigo por un canal de YouTube al periodista Marcelo Longobardi, que realiza todos los días un resumen de noticias nacionales e internacionales, estas últimas me entretienen, las primeras son demasiado aburridas, sabiendo de antemano que lo más notorio y lo único que cambia cada dia es el color de las remeras del ameno periodista.
Después de esta serie de actividades me pongo en movimiento, en primer lugar realizo un repaso mental de la tarea a realizar. Por ejemplo, en estos días estoy realizando una cámara para agua en el jardín que consiste en enterrar unos pesados anillos de hormigón, su ejecución es muy curiosa: se coloca el anillo en la posición deseada y se comienza a excavar en su interior, una vez que se quitó unos diez centímetros de tierra, con la pala se descalza el anillo y este desciende por su propio peso; con la misma técnica se continúa hasta que toda la pieza queda enterrada, después se coloca el otro anillo sobre el primero y se realiza la misma operación, se pueden colocar varios anillos…siempre considerando tener una escalera a mano lo suficientemente alta para poder salir del pozo.
Surge la inmediata comparación con la actual política económica de nuestro presidente Milei, que necesitamos otro préstamo del fondo monetario internacional para salir a flote; es algo así como tener que seguir excavando para salir del pozo, con la diferencia que yo tengo siempre una escalera a mano, nuestro país no.
Cordial saludo
Quiero desayunar crispis con colacao
grande. muy grande
Supuesta solidaridad tan rebuscada como fingida, en un vano (o no tan vano, ya que funciona) intento de obtener un codiciado puesto en la lista de famosos de profesión, que no famosos por su profesión. Irónicamente, en problemas más graves y, por desgracia, comunes de la sociedad, muestran no sólo (sí, con tilde) insolidaridad, sino también insensibilidad. Tan triste como cierto. Siempre es un placer leerle Don Arturo.
Simplemente genial! Me ha provocado unas cuantas carcajadas! Gracias por alegrarme esta mañana.