Quizá el mayor problema de este lugar desgraciado al que aún llamamos España resida en que somos incapaces de admitir una virtud en el adversario y un defecto entre quienes consideramos de los nuestros: un bando, posición, opinión, creencia, sean los que sean, donde equivocados o no, incluso ante la evidencia del error o la estupidez, permanecemos enrocados casi desde la cuna hasta la tumba. Y lo de tumba en este caso, simbólica o real, no es en absoluto una metáfora.
Es importante señalar que estos alféreces provisionales no eran gentuza carnicera de la que llenaba cunetas y cementerios en la retaguardia, como tampoco los republicanos que combatían en los frentes —escribí una novela titulada Línea de fuego sobre eso— tuvieron que ver con los asesinos emboscados que ajustaban cuentas, robaban y mataban en la zona republicana. Los treinta mil provisionales que lucharon eran jóvenes, casi niños a los que la vida, como a tantos del otro bando, lanzó a la tragedia. El padre de mi compañero de la Academia Pedro Álvarez de Miranda, por ejemplo, fue uno de ellos. Como lo fueron el padre de mi agente literaria Raquel de la Concha —medalla Laureada, nada menos— y el gran Antonio Mingote, también académico, uno de los hombres más bondadosos que conocí en mi vida. Quizá alguno disparó la bala que hirió a mi tío Lorenzo Pérez-Reverte, de dieciocho años, durante la batalla de Peñarroya. O pudo matar a mi padre, o a mi abuelo. Así era eso. Así fue aquel disparate sangriento.
Me gustaba, en fin, ese monolito medio escondido ante la Real Academia. Había escapado, con su estrella solitaria, a los extremos más absurdos de la Ley de Memoria Histórica, necesaria en buena parte, pero que de modo tan sectario mezcla en algunos puntos churras con merinas. Me gustaba verlo, como digo, casi oculto, extraño superviviente de lo que también, en este infeliz país donde con tanta facilidad suicida sustituimos razones por demoliciones, es memoria histórica útil para debates sosegados e inteligentes. Reflexionaba siempre al pasar ante aquel modesto trozo de piedra dedicado a chiquillos arrebatados por el vendaval de la vida y la política, por demagogos irresponsables y por matarifes vocacionales, y pensaba en esa pobre juventud y sus ilusiones, en las madres y novias que guardaron luto por ellos. Alférez provisional, cadáver efectivo, recordaba antes de seguir mi camino. Y eso era todo.
Hace unos días vi que el monolito seguía allí, pero que le habían arrancado la estrella, ensuciándolo con brochazos de pintura roja y negra hasta dejarlo irreconocible. Algún heroico luchador antifranquista de 2023, que posiblemente ni sepa por qué aquello estaba allí ni lo que significa, pasó un buen rato escupiendo su ignorancia y su odio sobre lo que ignora: la humilde memoria de treinta mil jóvenes tan dignos de recordar como los que pelearon en el otro bando —insisto, no criminales emboscados en la retaguardia, sino partiéndose la cara de español a español— en los frentes de batalla de verdad. Hace falta tener mucho tiempo libre y mucho rencor en el alma, pensé con amargura, para dedicar una noche a eso. Incluso aunque no te guste el monolito. Hay que ser muy estúpido, o miserable. O muy —pongan ustedes el adjetivo, que en este desgraciado país ya me duele la boca de repetirlo—. O muy. O muy. O muy.
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Publicado el 7 de abril de 2023 en XL Semanal.
Adjetivos. Son fáciles. Poner, no voy a poner ninguno. A todos se nos ocurren los mismos.
Varios problemas. Entre ellos, tres importantes. El primero, falta de formación sólida o carencia total de ella y de valores humanos. Hijos criados en el desarraigo familiar sin convicciones y con ejemplos paternos de hedonismo total. El segundo, a falta de padres, maestrillos guerracivilistas, analfabetos progres y odiadores profesionales. El tercero, esos líderes nefastos, quemacerebros, fanáticos, que han surgido del mismo infierno y que pugnan por el odio, la confrontación civil, la revolución y el caos.
Tres problemas fomentados, promovidos e incluso financiados y legislados desde el poder. De los tres, los dos primeros crean ignorancia y mentes manipulables, mentes plastilina. De los tres, el tercero el más peligroso. El que moldea a su gusto, tergiversa, miente, manipula, todo lo que se mueve y lo que no se mueve. Franco, el Cid, Pelayo, los Alféreces Provisionales, los Reyes Católicos, todo, todo, en la misma olla.
Así, en la siguiente generación, robots. Nadie, en este país, será capaz de hacer un mínimo análisis crítico de nada. Nadie será capaz de pensar por sí mismo. Nadie será capaz del más mínimo diálogo. La ideología fanática introyectada en cada cerebro a machamartillo.
Y consignas y lemas y relatos y… «si se puede». ¿Qué se puede? ¿Qué pueden estos imbéciles aparte de destrozar? ¿Qué cosa útil? Nuestros antiguos, sabios ellos y con valores, lo dirían con una corta frase:
lo único que saben hacer es «JODER LA MARRANA». Por cierto, sería un buen nombre para su partido político: «jodemos la marrana».
El relato es genuino, atrapa desde el inicio. Además dan ganas, y lo haré, de descubrir el lugar y recordar con cariño a esas vidas jóvenes que partieron demasiado pronto.
¿Qué se puede decir del señor Pérez Reverte que no se haya dicho ya? Su buena prosa, su arte, tanto en el ejercicio del periodismo como en el de la literatura, me han acompañado desde hace largas fechas, y no tengo sino palabras de elogio y gratitud por los buenos momentos (a veces acompañados de lágrimas, según lo que lea) que le debo. ¡Larga vida y gloria eterna, Don Arturo!
«La ignorancia es la madre de la maldad y de todos los demás vicios» Galileo Galilei
Yo, como puretilla que soy, pensaba hace un par de décadas que la existencia del internet, y el acceso universal al conocimiento sin límite que representa la red actualmente, iba a moldear futuras generaciones de jovenes mucho más sabias y capaces.
¡Cuán equivocado estaba!
Desde los primeros tiempos, y esto ya aparece en la Biblia, se ha condenado a los tibios. Creo que los tibios son los únicos que pueden arreglar este mundo, porque son el equilibrio. Lo que se comenta en el artículo, a saber, que somos incapaces de ver las bondades en el enemigo y los fallos en los amigos, aunque expuesto de otra manera, no es precisamente de tibios, sino de quienes no son capaces de hacer uan crítica y una autocrítica. Quizás por eso tengo tan pocos amigos y me siento desubicada en este mundo.
Cuanta verdad hay en sus palabras!!! Con la condena a los que no condenan se le quita voz al diálogo constructivo y al respeto a las ideas
Cuando re-escriben la historia los perdedores. Aún siguen con la revancha los que no han oído a sus abuelos contar lo que realmente pasó, no lo que nos cuentan los cuatro burros que nos gobiernan.
La máquina de picar carne humana nunca ha parado, siempre a favor de los malditos dioses.
Un artículo valiente. Nótese la anormalidad de que para decir verdades de Perogrullo, hoy hay que ser valiente. Nuestra sociedad ha conseguido la perfección de la esclavitud: tener por virtud la negación de la verdad. Nuestro pecado es nuestro castigo.
Arturo querido están pervirtiendo la memoria colectiva, aca en argentina pasa mas o menos lo mismo ensalzando y llenando de laureles a héroes guerrilleros que lo único que hacían es poner bombas, matar civiles y organizar secuestros en los que el dinero de los rescates iba a parar a la cuenta del algún manda mas en Uruguay, y no para ninguna cruzada anti dictatorial.
La junta militar argentina, golpista, instauró un estado de sitio, pena de muerte para los opositores, eliminación o bloqueo de otros poderes, la prohibición de actividad política, y mucho más. Pero lo más vil, es que respondían a intereses gringos, los que debían defender un país, fueron viles servidores. Y todavía más vil, cobardes, al asesinar a diestra y siniestra a quienes no coincidían con ellos. Siempre su única opción es la violencia. Podríamos abundar sobre lo más bajo de la condición humana, documentada ampliamente, sin duda llevada a cabo hasta el extremo por ellos y la dictadura chilena. ¿Es esto lo que defiende? ¿O también es cobarde para asumirlo? Si no es así, entonces va una disculpa por adelantado.
No comparto prácticamente nada con usted, empezando por su damnatio y finalizando con su forma de hablar (ese toque de prepotencia tan española). Le recomendaría, si tiene a bien, estudiar árabe para entender unos cuantos siglos tan denostados y que sin embargo puede que sean los siglos más cultos de nuestra historia.
¿Prepotencia española? Pues usted, sin duda, es español.
Mi tío fue uno de los muertos
Si esta muy interesado en el tema recomiendo visitar La Gran Peña Gran Via n2 con busto de Franco incluido y El Casino de Madrid en Biblioteca .
Recuerdas a Damaso Alcudia y debajo de las piedras
La Heroica de Maestro Rodrigo y lo cansado que es el mundo Paco de Lucia
dos aguas
Seguro que sin saber, se juzgo y se sentencio el pobre trozo de piedra que recordaba a esos muchachos. Simplemente por ser de un bando? Nada más. Y ese odio lo proclaman, normalmente, gente joven que ni siquiera han estudiado ese periodo histórico para tener un pequeño conocimiento, una pequeña idea, una frágil aproximación a esa terrible realidad de nuestra historia. Que sucia manía de querer borrar la historia, los hechos, las razones. De esa forma no se aprende y, es posible, que se repita el mismo error
Pues si, nuestra guerra civil dejo heridas profundas. Me sorprende ver a jóvenes de PODEMOS y el PSOE utilizar el lenguaje belicista de 1936.
Espero que calmemos un poco los ánimos. En estos 80 años de paz que lleva España hemos conocido prosperidad y libertad.
Quiero pensar que ha sido un desliz, y donde ha escrito usted “80 años” haya querido decir “algo más de 40”. Por el bien de todos.
No confundamos paz con democracia, partitocracia o lo que sea que vivimos desde hace algo más de 40
Mi padre el 18 de julio era alférez del Arma de Artilleria y fue uno de los héroes de Sevilla.
Aquí le quitaron el nombre a la plaza y el monumento.
Gracias
Muy HdP, es el adjetivo que corresponde don Arturo.
Usted, además de primo, cree ser su hermano.
Creí que el insulto se dirigía al autor. Le pido disculpas.
Me gusta mucho. Destaco esto: «humilde nemoria de treinta mil jóvenes tan dignos de recordar como los que pelearon en el otro bando». Exacto. Al final, una guerra civil -o incivil- donde pelearon entre si españoles, unos con odio, con saña y con cobardía, en la retaguardia, otros con nobleza, con dignidad y con valentía. Todos forman parte de nuestra historia. Todos merecen nuestro recuerdo y nuestra reflexión sobre las razones que los movieron. Pero esos «heroicos antifranquistas de 2023» piensan en su sectarismo que, si estaban en el lado nacionalista, eran fascistas, opresores y, por lo visto, solo aptos para ser eliminados. Aun de la historia. Y a eso le llaman «memoria».
El calificativo está puesto .Es el mismo que usamos en todos lados para lo que no tiene otro calificativo .Además de la conmovedora historia de los alféreces, diré que esa propensión a no ver nada bueno en los que piensan distinto y todo bueno en lo que pensamos nosotros echa raíces en todos lados , Acá , en ARGENTINA , SUFRIMOS DEL MISMO MAL, Y PEOR AUN TENEMOS POCOS AÑOS DE HISTORIA Y MUCHA IGNORANCIA ASI LO HAN DESIGNADO LOS GOBIERNOS POPULISTA MIENTRAS ADICTRINARON A UNA INMENSA MASA DE CIUDADANOS QUE HOY NO SABEN NADA , CIEGOS Y SORDOS VAN TRAS LAS LIMOSNAS DEL ESTADO MIENTRAS POR YA MAS DE 3 GENERACIONES SUS HIJOS LOS MIRAN , MIENTRAS LA EDUCACION LA EJERCEN MAESTROS , PROFESORES Y ACADEMICOS ADOCTRINADOS POR LA IDEOLOGIA POPULISTA,,BASTE UN EJEMPLO, LA SEÑORA CRISTINA DE KIRCHNER siendo presidente de la nación ordenó por sugerencia de Maduro retirar el monumento que miraba al rio de la Plata de Cristóbal Colon , el motivo dicho por ella , -CRISTOBL COLON HABIA SIDO UN GENOCIDA. fue aplaudida el monumento retirado Y destrozado…AHI PONGO EL CALIFICATIVO , ESE , SI ESE QUE NO SE PUEDE ESCRIBIR.
Señor Pérez-Reverte, vaya por delante mi admiración hacia usted, pero discrepo en lo tocante al calificativo de «país desgraciado» de su artículo.Aunque sí es muy español lo de entender la parte por el todo y extender a todo nacido en él la estupidez de unos cuantos. Un cordial saludo.
El comentario del señor Pérez Reverte, me recuerda la guerra de Malvinas.
Durante los 74 días de batallas, 649 argentinos perdieron la vida, más de 170 eran soldados que estaban haciendo el servicio militar, la “colimba”; el Reino Unido tuvo 255 bajas, también injustas.
Esta guerra fue inventada por las mentes de un conjunto de militares argentinos, borrachos, como último manotazo de ahogado, al comprender que ya no podían sostener la dictadura impuesta. Estos sinvergüenzas, inescrupulosos, cobardes, nefastos, mal nacidos personajes; enviaron a la muerte a chicos valientes e ingenuos, que murieron sin sentido alguno, para que estos «militarotes» salven sus trapos; no me alcanzan los calificativos para estos supuestos militares, que en su inservible vida jamás estuvieron en un frente de batalla.
Se suma a esta indignación que a nuestras islas Malvinas, más temprano que tarde las podríamos haber recuperado solo con un comportamiento racional para con las pocas familias británicas que las ocupaban, dado que necesitaban para subsistir la proximidad continental. No obstante, hay que decirlo, si nos hubieran entregado las islas, y les hubiéramos dado el rango de una provincia Argentina, con nuestra actual indiferente e incapaz dirigencia política, hoy serían un territorio frío, desierto y olvidado.
La actitud de Margaret Thatcher y la Reina Isabel II, fue desmedida, solo para demostrar al mundo que un país subdesarrollado como el nuestro, sin peso alguno en las decisiones mundiales, no podía «mojarle la oreja» a ellos, los Ingleses; que son, sin generalizar, muy prolijos, puntuales, respetuosos de sus tradiciones, y extremadamente insensibles y fríos para con los que ellos consideran inferiores.
Pero todo esto es historia, incluido las muertes injustas, que hoy mismo continúan produciéndose en muchas partes del mundo.
Todos moriremos, es un hecho natural, pero duele la muerte, cuando son evitables, y más aún la de un joven; alguien dijo alguna vez algo así: «Cuando un joven muere, con él también termina un sueño».
Mis respetos por siempre a las familias de nuestros héroes de Malvinas, y a las familias de los soldados Ingleses.
Una guerra es siempre mala, incluso cuando no queda otra alternativa. La de Malvinas fue una locura, pero eso no quita para que se recuerde, también a esta parte del charco, como unos héroes a los argentinos que merecieron una mejor causa. A los ingleses no les tengo mucha simpatía, pero les reconozco su determinación y otras virtudes que ya quisiera para nuestros gobernantes. En todo caso, los muertos ya no son enemigos y siempre merecen el mayor respeto. Aquí en España, los gobernantes no tapan su fracaso atacando Gibraltar, pero utilizan a los muertos.
Ah, «los nuestros» dice usted. Aquellos con los que uno se identifica, aquellos -y aquellas, claro- que aparentemente nos representan con sus valores, sus pensamientos y su forma de vida; esos a los que convertimos en el espejo donde nos miramos y comparamos (la decisión es nuestra y se convierte desde entonces en nuestra suicida responsabilidad, ojo).
¿Pero y qué pasa con los que no tenemos o hemos perdido a ese grupo de referencia en el que, al menos politicamente, volcar nuestros anhelos y nuestra forma de ver la vida? Pues que estamos solos, irremediablemente solos, y cada vez somos más; somos descreidos, escépticos, muchas veces draconianos con la realidad y los liderazgos. Hemos perdido la ilusión hace décadas y miramos a los políticos -todos- como unos apestados que nos engañan -quien se deje aún- diciendo que una vez más (cada cuatro años toca la mandanguita) convertirán el agua en vino. No, don Arturo, yo ya me borré de esa pantomima que llaman democracia, un sistema sostenido por grupos de presión, recursos económicos casi ilimitados y de origen oscuro, y líneas editoriales de medios de (des) información afines y vilmente comprados. Y a veces pienso que, semanalmente, sólo me quedan estas pocas líneas en Zenda, con la excusa de sus geniales artículos, para dar salida a mis pensamientos ante esos energúmenos de listas electorales que son capaces de destrozar la historia, o sostener una historia paralela, y olvidarse de toda esa juventud a la que, cíclicamente y de una forma u otra, en cada generación, mandan a las trincheras ideológicas y bélicas a luchar por ellos, a morir por ellos. ¿Para cuando un monumento para los «Descreidos Provisionales»?
Soy uruguayo y orgulloso de ser descendiente de españoles.
España fue, a pesar de las cuestiones negativas que sus habitantes constantemente se encargan de remarcar (sin faltar jamás la leyenda negra importada de países que tienen aún menos autoridad moral para hablar de España) una antorcha en medio de la mas absoluta oscuridad.
El Uruguay mira con enorme preocupación lo que sucede en la Madre Patria, siendo que nosotros también pasamos por esta etapa de dolorosa división en una cuasi guerra civil hace 50 años atrás y una pesadilla (dictadura cívico militar) que duro 12 años.
Cierto, somos un pequeño pais, apenas 3.5 millones de personas y unos 173 mil km2.
Y sin embargo hemos logrado, desde el punto de vista institucional, superar nuestras diferencias.
Hace unos días los señores ex Presidentes José Mujica y Julio Maria Sanguinetti se reunieron en Buenos Aires en ocasión de la publicación de un libro en conjunto. Dos individuos que están en las antípodas de todo y a pesar de ello fueron capaces de dejar de lado sus diferencias y pelear por la construcción de un mejor Uruguay.
Reiniciando, como uruguayo, vengo a solicitar humildemente a mis hermanos españoles que pongan en orden su casa, pues Latinoamérica los necesita.
Latinoamerica jamás saldrá adelante sin España, así como nosotros en 1984 no podíamos salir sin la ayuda de vuestro Rey y vuestro gobierno.
Pienso, y ustedes, queridos compatriotas españoles, pensarán que soy ingenuo, que Hispanoamérica o aún Iberoamérica, con sus 20.5 millones de kilómetros cuadrados y casi 700 millones de habitantes tiene TODO por hacer pero aún más importante, tiene MUCHO para ofrecer al mundo.
Ojalá algún día puedan solucionar alguno de sus problemas, en particular aquellos de convivencia.
Un fraterno saludo.
Pues, querido amigo, la cuestión se presenta dificil partiendo del hecho de que ciertos grupos de habitantes se empeñan y se han empeñado a lo largo de los siglos, incluso por las armas, en querer demostrar que son diferentes y mejores que el resto y, por ello, con derecho a disfrutar de superiores prestaciones sociales, o a decidir cuestiones sin contar con los demás, y a someter al resto de habitantes a chantajes permanentes con tal de conseguir sus objetivos. Ellos aún no lo saben, pero poco les falta para ser equiparados con las doctrinas nacionalsocialistas. Y mira que disfrutan de unas facultades de autogobierno que para si querrían, por ejemplo, los länder alemanes o los estados de EEUU, tal y como se les atribuyó por nuestra generosa Constitución de 1978. Nada, imposible, la tendencia centrífuga de estos sujetos es insaciable y sólo puede resolverse, al parecer, con el más absoluto gesto de terquedad y sometimiento. Y así nos van pasando los años, en un inutil y repetitivo tira y afloja histórico entre nosotros que parece no tener fin, y que impide que juntemos fuerzas para conseguir la mejora de las condiciones de vida de todos. Y mientras, el resto de países del mundo mirando, incrédulos y entre carcajadas, como nos despellejamos entre nosotros y nos alejamos de la grandeza y prestigio internacional que podríamos alcanzar si fueramos todos a una. Lamentable.
Una exposición de ideas, contundente y sobria, que llevándola a diferentes contextos no pierde pertinencia. Saludos desde Venezuela a mi admirado Pérez Reverte.
Es un placer leerle, señor Pérez-Reverte. Enhorabuena.
Desde pequeña quise ser periodista. Pero de los de escribir, como yo decía. No cumplí ese sueño, pero referentes como vd. me remueven las entrañas.
Releyendo, actualmente, «Cuando éramos honrados mercenarios». Me emociona, divierte y deja con la boca abierta, a partes iguales, lo lea ahora o hace cinco años. Un aplauso enorme!
Silvia.
Cuba, dentro y fuera, también tiene una crápula que vandaliza, casi siempre por ignorancia o fanatismo.
Si la gente tuviera sólo una tercera parte de la sabiduría de don Arturo Pérez-Reverte el mundo sería un lugar mejor
Peligra la placa de Pemán. Menos mal que el/la cafr@ no la ha visto. Probablemente no sepa ni quien era. Mejor.
Perdón, creo que quería referirse a Miguel Blasco Vilatela y que el corrector le ha corregido indebidamente.
No figura nada a nombre de Miguel Blasco Vilanova
Mi abuelo fue uno de ellos. Yo nunca supe nada hasta después de su muerte. El lucho en el bando nacional y yo ahora soy una mujer de izquierda. Mi recuerdo de él es maravilloso…gracias por este artículo