Me resisto cuanto puedo, pero no hay manera. Con mi viejo Nokia en el bolsillo, que sólo sirve para hablar por teléfono y no tiene internet, ni aplicaciones, ni siquiera whatsapp –te mando un wasap, dicen, y se molestan porque no tengo–, vivo feliz y no necesito llevar otra cosa encima. Poseo ordenador, como todos, y con eso tengo la vida resuelta, o creía tenerla. Porque resulta que no. Desde hace tiempo, el mundo se confabula para complicármela. Para obligarme a utilizar un maldito smartphone, o como se llame eso. Para reventarme la puta vida.
Vamos a ver, pandilla de cabrones. Entiendo que hay quien por su trabajo, o por gusto, necesita o desea dar con los deditos en un móvil. Lo comprendo y apruebo, pues cada cual plantea su vida como quiere o puede. Pero dejadnos un margen de libertad a los otros, maldita sea. Dejadnos vivir. Y dejad, también, de dar pretextos a bancos, líneas aéreas y demás corporaciones y negocios sin escrúpulos que, con el pretexto de que facilitan tu vida, se la facilitan y abaratan ellos mientras la hacen imposible a quienes no queremos que nos la facilite nadie. Lo que a mí me hace fácil la vida es recibir por correo, en papel de toda la vida para poder archivarlo, los recibos de la luz, el agua, los impuestos, las multas, las comunicaciones oficiales. No tengo por qué pasar una hora descifrando si consume más el lavaplatos que la tele. Ni convertir una operación bancaria, un pago de tasas municipales o lo que sea, en complicada operación llena de claves, firmas electrónicas, confirmaciones de identidad. Eso, en el caso improbable de que todo funcione a la primera y no haya percances cibernéticos que te manden al carajo.
Pero es que la última faena, hijos de la grandísima, es que cada vez menos cosas se pueden imprimir. La tarjeta de embarque, la entrada de cine, la del museo, hay que llevarlas ahora en el teléfono, con su código QR. Cada vez menos sistemas permiten pasarlo a papel. Me ocurrió en el cine, el otro día. Y con billetes de una compañía aérea. Y con la reserva de un hotel. El teléfono de última generación se ha convertido en herramienta imprescindible, incluso para quienes no quieren o saben utilizarla. Si deseas viajar, gestionar algo, moverte por la vida, debes abrirte paso en una maraña de aplicaciones, viviendo en un mundo virtual de mensajes, claves y dependencias. Es cierto que los chicos jóvenes –a los que hemos educado en la suicida negación del desastre– parece que nazcan ya adiestrados. Mejor para ellos; pero ¿qué pasa con la gente mayor? ¿Qué hay de quienes no pueden o no les apetece adaptarse a esa forma de vida? Las soluciones que oyes ponen los pelos de punta. Cursos para la tercera edad, proponen. Para que los viejales nos adaptemos al asunto. Para que un abuelo de 80 tacos que no tiene sobrinos, hijos o nietos sepa bajar aplicaciones y se pase lo que le quede de vida pegado al móvil. En fin, oigan. O sea. Háganme el favor de irse a pastar.
Sé que todo eso es irreversible, claro. No hay otra que tragárselo. Pero al menos tengo esta página para desahogarme. Para ciscarme en los muertos más frescos de quienes me empujan al callejón sin salida, obligándome a vivir de manera insegura y humillante; y también en los muertos de quienes, borregos sumisos, se declaran felices con el sistema y son cómplices por activa o pasiva. Ésos que se resignan o complacen jugándose el subir o no subir a un avión a que les funcione el aparatito. Los que sostienen que hacer que su vida pase única y exclusivamente a través de ese chisme facilita encender la calefacción, tratar con el banco desde casa, poner o quitar alarmas, gestionar viajes o echar gasolina al depósito. Los que aceptan la dependencia absoluta del móvil pero luego se declaran desesperados cuando lo pierden, se lo roban o se les escachifolla, pues pierden las fotos de familia, las aplicaciones para moverse por el mundo, su vida entera, sin dejar atrás ningún papel, ninguna constancia, nada concreto y físico a lo que recurrir para seguir tirando. A quienes –me han hackeado el móvil, exclaman estupefactos, como si fuera imposible– los estafan o les vacían cuentas bancarias desde Singapur o la Patagonia. A todos esos estólidos pringados.
Será porque estoy mayor y amortizado, pero juro por el cetro de Ottokar que a veces sueño con el moderno iceberg del Titanic: una tormenta solar perfecta, el gran apagón que mande todos los móviles y todas sus aplicaciones a hacer puñetas y deje a la humanidad mirándose unos a otros sin saber qué hacer ni cómo hacerlo. Dirán ustedes que si eso ocurre, también yo me iría al diablo. Y sí, en efecto. Me iría, o me iré con todos. Faltaría más. Pero podrán reconocerme entre quienes suelten carcajadas. Aquí murió Sansón, dirá esa risa, con todos los filisteos.
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Publicado el 21 de octubre de 2022 en XL Semanal.
En efecto, el problema reside en que es un medio exclusivo, no inclusivo: o pasas por el aro o te fastidias, no hay alternativa posible. Hace poco leí un artículo en un blog en el que se decía que el formato PDF había hecho mucho daño al medio ambiente, pues desde que existe se imprimen muchísimos documentos “absurdos” que en la práctica son innecesarios, y se abogaba por su desaparición. Es decir, que a partir de ahora, todo en formato no imprimible para que dejemos de derrochar tinta y papel. Si en el fondo todo es por nuestro bien.
Mi estimado Señor Perez- Reverte: ! Un gran placer! , siempre, el leerle, Su académica escritura, su genial visión, su muy natural forma de comunicación, y su elegancia; nos ayuda a los mortales de a pie, a desahogarnos junto con usted. Alguien puede pensar que su voz; es“la voz que clama en el desierto”…, pero también la piedrecita que David puso en su honda,;hizo que Goliat quedase panza arriba y midiese el suelo de Israel. . Muchos granitos de arena hace grande el desierto o la playa.
Chapeaux!
El formato PDF se puede ver en ordenador y tablet, el que lo imprime es porque quiere. ¿Podemos dejar de dec ir tonterías?
Es decir, está en nuestra mano hacerlo, o no, la cupa no es del ordenador, o del smartphon, es nuestra.
Y si hay que tener smartphone, porque es una herramienta muy útil para muchas cosas, pero sólo si la vas a querer usar, sino es como el que tiene un coche y no quiere aprender a conducir, sería estúpido.
Yo creo que es exclusivo principalmente para las relaciones humanas, sobre todo con gente más jóven, de 18 a 28 años, se rien de cosas. Con esa edad, si no lo tienes, tienes un problema grave para relacionarte. Para el resto de cosas, puede ser más, o menos problemático, pero exclusivo es falso, siempre hay alternativas y ma´s si tienes un ordenador a mano. Hasta el whatsapp, o telegram, puedes ponerlo en un ordenador. Incluso hay emuladores de teléfono en el ordenador.
Tengo 57 años trabajo desde hace 29 años en una empresa de diagnóstico clinico y a dia de hoy hay veces que pienso que las nuevas tecnologías me han atropellado. En ocasiones me superan y en ocasiones pienso que cuando me jubile tiraré todo al vertedero y volveré a vivir como en los 70. «No tienes cojones» me dijo un amigo , y seguramente tenga razón.
No obstante algo bueno tiene. Llevo casado 7 años con mi chica de Hong Kong a la que conocí en Amsterdam y sin el WhatsApp hubiera sido imposible mantener 4 años de relación a distancia.
Me quedo siempre justo con lo que necesito. Me ha simplificado mi relación con bancos u empresas turisticas. Puedo diseñar mis viajes al milímetro. Realizo libros de fotos de mis viajes. Y me mantiene cerca de amigos y familiares. Aparte que ya no gasto apenas papel: estoy suscrito a varios periódicos y revistas que leo en el ipad. Y no soy como los jovenzuelos que necesitan lo último de lo último. Aguanto mis dispositivos hasta que «petan».
Y si, el pdf ahorra papel. Yo archivo mis facturas en el portátil y en la nube ( lo mio me ha costado entender lo de la dichosa nube) pero a cambio contribuimos al uso de coltran , aleación necesaria para la fabricación de estos cacharros y que fomenta el trabajo en condiciones de semiesclavitud en ciertos lugares de África.
Tenemos que ser conscientes de ello. Vivimos de p… Madre s costa de otros. Yo intento vivir con ello aunque no tenga la culpa de haber nacido aqui.
Saludos
Todos los «medios» son exclusivos. Yo no sé manejar, por ejemplo y ahora sabemos que el exceso vehicular es malo para el ambiente… se trata de lograr cierto equilibrio o inventar tecnologías «amigables»…
Sansón tirando de las columnas. Excelente
¿Irreversible? Por favor. Nada es irreversible. Me asombra, y al mismo tiempo me satisface de forma insana, lo reconozco, ver cómo los amigos del racionalismo y la Ilustración caen en el fatalismo. No, oiga, no. No somos legión, pero nuestra existencia rompe la teoría fatalista. Me refiero a quienes sacamos al dios Televisión de nuestra casa para arrojarlo a la basura y ocupar su espacio con libros, quienes regresamos al Nokia o nunca tuvimos teléfono de pantalla, quienes preferimos conversar, tomar un vino, escuchar la radio, sentarnos a tomar el fresco o leer junto al fuego después de cenar, en vez de ponernos frente a una pantalla, quienes limitamos la tecnología a lo estrictamente necesario.
Hace unos años, hubo un apagón que duró dos o tres horas. Estaba anocheciendo, hubo que encender velas y, como tenemos cocina eléctrica, encendimos la chimenea para alumbrar, calentar y hacer la cena. Cuando volvió la luz, nos pesó, porque nos gustaba más la luz de las llamas y el contraste con la oscuridad de la noche dentro de casa. Hay un libro de Josep Pla («Viaje a pie») que describe muy bien el cambio para bien que produjo la electrificación de las aldeas rurales durante el franquismo, aunque también acabó con muchas cosas estimables, como suele suceder.
Me hace gracia ese extremismo del «o eso o lo otro». Mire usted, señor Wales: yo tengo televisor -aunque es verdad que lo uso poco- y «smartphone» y ése sí lo uso mucho (muchísimo); y ello no obsta para poseer y disfrutar de una -para mí- excelente biblioteca, para quedar con unos amigos y charlar del gobierno, del mundo y de sus monarquías al amor de un buen vino y de unas tapitas o bien para relajarme escuchando buena música barroca (gracias, por cierto, a una suscripción a Spotify y a que no necesito comprar la gran cadena de música: basta con un buen amplificador y conectarle ese denostado móvil).
Yo comprendo que a algunos, como a don Arturo o a usted mismo, les pueda molestar tanta digitalización, pero el mundo ha funcionado así siempre: seguro que más de uno murió maldiciendo el automóvil con lo bien que iba un tiro de cuatro caballos. Y ojo, que yo, de ascendencia langreana por rama materna, lamento la pérdida de la cocina económica, lo mejor que hay para cocinar y déjese usted de vitrocerámicas y similares; pero no voy a pretender en serio que todos cocinemos con carbón o, peor aún, que sólo por mi predilección por la cocina económica se mantenga la estructura de suministro de carbón o leña que había antes, qué cabrones, cómo nos han metido a la trágala la placa de inducción y el microondas.
Tuve whatsapp bien metida en los treinta por motivos de trabajo. Por motivos de trabajo tuve que meterme en redes sociales para dar a conocer mi negocio. Y le digo una cosa, si consigo jubilarme algún día, internet en el móvil y whatsapp se van a ir a tomar viento.
Hoy precisamente he estado hablando de «Las ratas» de Delibes y aunque él quiso denunciar la situación de pobreza que sufrían ciertas zonas de Castilla, yo no he podido evitar ver una denuncia en ese intento de modernizar de mala manera todo en la figura del alcalde que, sin pararse a pensar en las circunstancias particulares del tío ratero, por narices quiere sacarlo del único sistema de supervivencia que conoce.
Desde hace décadas, gran parte de los intelectuales españoles se consideran analfabetos digitales, alardean de ello, y les parece un mérito. Cada innovación tecnológica les indigna y les deja descolocados. El último chivo expiatorio es el smartphone.
Recuerdo un artículo de Fernando Savater, hace bastantes años, dedicado por entero a criticar las crecientes innovaciones de la sociedad de consumo. En este caso, Savater maldecía la mala fe de los fabricantes de latas de refrescos afirmando, como prueba irrefutable para apoyar sus argumentos, que él era incapaz de abrir una…
En realidad, se trata de códigos de rechazo tribales y, en cierta medida, conservadores y elitistas. Como lo era, en los años cincuenta, la obligatoriedad de fumar en pipa para todo todo intelectual que se preciase.
Siempre un placer leerle, don Arturo.
Como todo en la vida tiene estar equilibrado , y es mejor intentar ver las situaciones desde el punto de vista , de la otra parte . Como siempre detrás de un avance científico hay un capital interesado, al cual no le tiembla el pulso , en dejar víctimas a su paso , todo esto se lo dice alguien que a los 17 ya estaba en el departamento informático NCR de la cadena hoteles Sol Meliá , antigua hoteles mallorquines , y me sentía muy a gusto con mi trabajo . Pero créame hay que dar la justa medida en todo en esta vida . Un saludo y gracias por dejarme expresar mis opiniones
No va de eso, no. Se trata de la libertad. Libertad de poder elegir el trato personal a una relación abstracta y limitativa con una máquina que quita cinco o más empleos para ganancia de unos mangantes. Libertad para no tener que depender de un chisme, no precisamente barato, que te impide (por desconocimiento ni ganas de perder el tiempo en aprender su manejo, y eso cuando funciona el sistema) las acciones básicas de la vida y el ejercicio de derechos ciudadanos. Libertad constreñida por la ausencia de alternativas a la inteligencia artificial cruelmente impuesta para beneficio exclusivo de los intereses económicos y políticos. Libertad de anhelar un pasado cercano donde la sencillez y el trato cálido eran las señas de identidad de una sociedad mejor avenida y de respuesta rápida y directa ante muy diversas contingencias. Y libertad, en suma, como derecho ciudadano configurado por las normas supremas, para oponerse a un sistema y forma de vida que no ha sido votado por nadie para su implantación y que, en todo caso, ha perdido sentido tras la desaparición de las posibles causas (pandemia en sus peores momentos) que favorecieron su implantación o desarrollo. De eso va, de que cada cual elija sin presiones la forma más cómoda y humana para relacionarse con el mundo, sin renunciar a las ventajas innegables de la ciencia y la tecnología en otras múltiples facetas. Para que nos vayamos entendiendo.
No sabe usted cuánta razón tiene. Yo fui uno de los que en los años 80 se maravilló de la informática y, sobre todo, del PC. Ahora lo usa todo el mundo (fíjese en el texto de don Arturo: es hasta un recurso clásico) pero en aquel entonces yo era, a los ojos de casi todo el mundo, un «friqui», un majareta, un atontado que adoraba la electrónica.
Tengo un amigo -naturalmente, hoy pegado al PC- que en esos años juraba que jamás tocaría un ordenador y entre sus muchos defectos e inconvenientes le atribuía que «eso no hace sonetos» (sic). Nunca conseguí que me explicara cómo logró que los hiciera -sola, ya se entiende- su vieja y achacosa Olivetti que él aporreaba con indisimulado placer. Pero nunca cesó en lo de los sonetos, como si fuera el argumento universal, dirimente y apocalíptico contra los ordenadores.
Es el precio que, en todos los tiempos, han tenido que pagar las tecnologías nuevas y su implantación. Seguro que cuando alguien descubrió el fuego y, sobre todo, la manera de encenderlo, se topó con algún vecino que le diría que estaba loco, con lo que quema eso y con lo rica que está la carne cruda.
Por mi parte me gusta estar conectado con el movil al mundo, pero con sus limites. Ya que cada vez haya más tramites por el móvil es demasiado, que si entradas de cine, que si transferencias bancarias, impuestos municipales,.. y mejor no hablar de las RRSS.
Lo más gracioso de esto es que a mi me queda mucha vida por delante (o eso espero), y esto lo que va a hacer es «empeorar» a estar más interconectados (o como se diga).
Yo también sueño con esa tormenta solar. Es más, es la película catástrofe perfecta que estoy esperando. El mundo que de un día para otro se queda sin internet y no hay manera recuperarla. Volver a empezar.
Volver a empezar? para qué? para repetir los mismos errores.
No hace falta hacerlo para saber lo que pasara, sólo hay que echar mano de los libros de historia, y la verdad, a mi no me gusta.
Un crack!
No le falta razón, señor Reverte. No le sobra razón.
También he tenido, como muchos, mis historias para no dormir con la cibernética, que es por mi bien, dice la del banco, si, si, ya verás cuando te sustituyan por un cajero automático y te veas en el paro, le contesto y me mira atravesado. En los supermercados también están quitando a las simpáticas cajeras y quieren que uno mismo lo haga todo, como en las gasolineras. Nos mean encima y nos dicen que es lluvia. El día que haya un apagón, veremos a los desesperados internautas colgados de las farolas, si no, al tiempo.
Tarde o temprano llegara el apagón y entonces que ???
No podremos realizar prácticamente nada.
Cuanto tiempo prodriamos soportar sin que funcione el sistema ??
Me queda la esperanza del trueque.
Simpática la idea del trueque si no fuera porque ya la vivimos hace 20 años en la Argentina con y sin redes. Fue una crisis donde algunos tuvieron que vender floreros por comida y los vivos de siempre empezaron a hacer guita. No fue mucho peor de los nos pasa ahora… En fin somos los seres humanos, mi querido, y no las máquinas los que la cagamos, siempre.
Buenos días, totalmente de acuerdo con usted. Tengo smartphone porque mi blackberry de teclas dejó de funcionar hace años. Me parece injusto depender de las operadoras telefónicas, los bancos, las grandes multinacionales y gobiernos con sus sistemas informáticos que sufren ataques cibernéticos a cada rato, y que a pesar de ésto, el usuario que paga toda esa parafernalia, tiene que tratar de vivir sin respaldo físico de nada. Todo, hasta la identificación personal metido en un trasto incómodo, donde toda empresa comercial te invade a diario incansablemente con publicidad y mensajes molestos, además de spam.
Atentamente
Alfredo Afonso
Cuánto me resistí a éste maléfico y colosal invento que me resultó un laberinto más duro que el de Creta.Entender sus mecanismos se me hizo más difícil que los tratados que me tragué en la facultad y vi fascinada a mi nieta más pequeña darlo vuelta como un guante.
Finalmente logré obtener de éste insufrible apéndice que nos ha salido en el cuerpo llamado smartphne alguna cosa positiva:
que pude comunicarme con mi muy querido , admirado y respetado Don Arturo a través del Atlántico apretando botones , mientras me acompaña mi mate y mi perra y dejo de leer por unos instantes REVOLUCION , sentada en mi casa desde mi Buenos Aires que el conoce tan bien .
No se si el monstruito a botones me permitirá el milagro de llegar a usted don Arturo pero espero que alguien de los que operan su página le cuente que a tantas millas náuticas lo siento como una íntima y adorable compañía que llena además de estantes en mi biblioteca , mis horas y mis días.
Afectuosamente ,
Nora
Jaja! Le entiendo perfectamente. Vengo de acompañar a mi madre al banco… pero dígame, qué modelo se ha comprado?
Estimado señor Pérez-Reverte, me gustaría preguntarle a qué se refiere exactamente con «a los que hemos educado en la suicida negación del desastre». Me interesa bastante su opinión al respecto.
También me gustaría decirle que les he pasado a mis padres su artículo. Se sentirán bastante aliviados al saber que no están solos frente a este problema de verse obligados a utilizar una tecnología que no han elegido.
Un saludo.
Viene a cuento un chiste gráfico que recibí el otro día, en la tablet para mayor escarnio, donde se veía a un entrevistador que le preguntaba a un individuo «¿Tiene usted miedo al avance de la inteligencia artificial?» Y el entrevistado, en la misma viñeta, respondía plácidamente: «No, tengo miedo a la desaparición de la inteligencia natural». En mi opinión de esto va el relato de esta semana.
Y para muestra un botón de a donde estamos llegando, anécdota real como la vida misma que me ocurrió hace dos semanas: Era un día festivo y habíamos reservado mesa para comer en unas conocidas instalaciones recreativas y de restauración de nuestra ciudad, patrimonio de la humanidad (la que quede) para más señas. Al llegar nos advirtieron en el comedor que, por una avería de electricidad, en trance de reparación en más de una hora, no se podía comer en el local pues nada funcionaba. Les indiqué que, al menos nos podrían preparar unos bocadillos y una ensalada, que no necesitaban preparación culinaria energética alguna. Me respondieron que imposible, que aunque los hicieran y yo, como anticipé, pagará en metálico, no funcionaban ni las cajas registradoras ni datáfonos, ni cartas electrónicas, por lo que no sabrían ni cuanto tendrían que cobrarme. Abandonamos al local y nos fuimos a comer a casa, no sin antes ciscarnos en la compañia eléctrica, en los encargados del local de restauración, en los servidores de los globalizados mundos informáticos y en el supuesto progreso en general. Como le ocurre a Arturo, vamos.
Gracias, don Arturo. Sus palabras representan a muchos de nosotros. Saludos desde Uruguay.
Soy un redactor de 34 vueltas al sol y nunca he tenido smartphone. Me parece que son una estafa: considerando lo que cuestan, lo poco que duran y lo estresante que resultan. De cualquier modo, no soy ningún santo. Mi trabajo consiste en hacer que la gente interactúe con RRSS. Además, no es que haya tenido alguna vez smartphone y me haya «rehabilitado». Simplemente sigo con mi mismo Nokia de antaño. Un agrado leer estas palabras.
¡Qué me vas a contar a mí! Este artículo parece que lo he escrito yo: tengo un Nokia igualito que utilizo sólo (aquí la tilde es importante) para hablar por teléfono; publico y escribo en redes con mi portátil, subo fotos con mi cámara…Vamos, que estoy al día y me siento libre porque me entero de lo que quiero enterarme y los demás saben de mí lo que yo quiero que sepan. Sin embargo, a pesar de las felicitaciones por no haber caído en la esclavitud de los grupos de whatsapp y todas las app, me tachan de marginal. Mi Nokia tiene unos diez años, se me ha caído y descuajeringado unas veinte veces y se recompone como el ave Fénix, me cabe en cualquier bolsillo, me dura la batería un viaje de cinco días a Londres y no interrumpe las conversaciones con amigos; pero sobre todo: me permite disfrutar de la soledad y del silencio. Mientras él aguante yo seguiré en la resistencia.
Muy buen comentario, y que también estoy harta a que todo sea por medio de los móviles.
Sr. Pérez-Reverte, no sea usted troglodita. La política nunca ha hecho avanzar al ser humano, solo la ciencia lo hace. Le recomiendo la lectura del libro «Destellos en La Nube (Sociedad, Empresa y RRHH en la Era Digital)» :
https://aliarediciones.es/libro/destellos-en-la-nube/
Somos dos … Por ahora
Magistral de nuevo.No se puede explicar con más claridad lo que sentimos tantos miles y miles de ciudadanos en este mundo diseñado para imbéciles que llaman sociedad del futuro.Gracias Arturo por su agudeza y sinceridad una vez más.
Tremendo artículo me encanto
Respeto su opinión, pero igual que tiene un Nokia, podría tener un teléfono con pantalla táctil (me da miedito escribir smartphone), ya que supongo que no utiliza un teléfono con disco ni telegramas. La tecnología está para servirnos.
Imagínate! aparte de vieja estoy sorda, al menos tú puedes hablar por teléfono y escuchar por teléfono. Y por si fuera poco vivo en un país en donde el idioma oficial no es mi lengua materna y aún más; con el coronavirus no podía leer los labios de las personas, que es mi forma principal de comunicarme y sabes que? Si voy a un cine no voy a escuchar y no hay subtítulos.
Me gustaba el arte: festivales de cine, ferias del libro y es muy difícil acceder por mi discapacidad, no lo puedo disfrutar y no hay una forma de integración.
Mi familia se cansa de hablar por mí por teléfono, de acompañarme a mis gestiones, ya nadie me invita a ningún lado porque piensan que soy introvertida. Porque nadie te entiende, si te falta alguna extremidad eres discapacitado, pero si estás sordo no, porque no se mira a simple vista. Me decía mi hermana: Ana logoluego va poniendo el pretexto de que no oye. Ojalá fuera un pretexto!! Y sabes que es lo peor? Que la gente abusa de ti y sobre todo tu familia, eres la que siempre le toca hacer más, esforzarse más. A veces me da por tomar, algo que no me gusta y nunca hice, pero siento cierto consuelo y me siento bien como si estuviera acompañada y me da por mandarle mensajes a mi marido y a mis hijas y les digo cosas que no son ofensivas, pero que de otra manera no les diría. Y sabes que gano? Que dejen de hablarme durante semanas.
Te entiendo que estes harta de esas madres, yo estoy arta de todo, pero por alguna razón muy extrañas a pesar de las mierdas que me ha tocado vivir; soy muy feliz y tengo muchos deseos de poder tener una pensión cuando me retire y pasar el resto de mi vida aislada en una casa muy básica que estoy construyendo en un rancho en el norte de Mexico leyendo todo el día y toda la vida; quien quiera verme que valla a verme ahí, no voy a molestar a nadie con mi presencia porque parece que ya moleste a muchas personas involuntariamente. Por lo pronto me toca todavía batallar bastante.
Al menos tú tienes dinero, esa ya es una ayuda muy grande.
Ya ves? Ya me desahogué.
Pertenecemos al mismo grupo de los hastiados.
No dejes de escribir porque yo no pienso dejar de leer
Buenas noches. Desde España tiene usted mi respeto, mi consideración y, de ser necesario, mi consuelo. Usted no molesta, quítese esa idea de la cabeza; quizás los que si molestan son los que no quieren comprender ni que los demás comprendan, los que de verdad no escuchan pues tienen apagado ese micrófono llamado corazón, y los que no entienden ni lo intentan pues se han plegado voluntariamente a la tiranía del conformismo. Seguro que rascando un poquitín en otros ambientes encuentra gente maravillosa con la que comunicarse. No pare de buscar con ilusión ni de dejar atrás a las personas que tienen por norma no hacer felices a los demás. En resumidas cuentas, su mensaje me ha enternecido. Un afectuoso saludo.
Ohhhhh muchísimas gracias
Tienes toda la razón. No tiene porqué ser una «obligación» el tener un «smartphone», debe de haber opciones para quien no quiere o no sabe o no se le da la gana usarlo o tenerlo.
Jajaja jajaja jajaja es muy cómico y muy cierto, la opción de no alienarse es un derecho, pero como ocurre, a dónde va Vicente…. Pues nada a darse un pairo y moverse en dirección del viento, son nuevos tiempos, con otra inquisición, con otro concilio, con otros conceptos de cuyas semillas se sembraron en nuestro pasado y sin permiso. Ánimo y a ser cuidadoso. Fuerte abrazo Arturo
Te has quedado un poco corto. Pero entiendo q hay q tratar a la gente con vaselina. Y lo del apagón sería majestuoso. Te buscaría entre las pocas risas y te aseguro q de hambre no te moriría.
Estimado Sr.Perez Reverte.
La verdad lo que es útil es útil.
Según la etapa de vida que nos este tocando vivir.
Yo uso Smarphone desde que salieron por temas laborales.
Al principio muy útil incluso hoy.
Es llevar una PC en dicho móvil.
Igual sea o no adictivo depende del uso que le demos nosotros.
Espero se adapte y luego vea si le resulta o no …
Lo mejor y suerte.
socorro, somos muy modernos, pero los malos me vacían las cuentas sin darme cuenta, con la administración no puedo ponerme en contacto con esas hojas infernales, no puedo darme de baja del puñetero teléfono, cambiar el contrato del gas es misión imposible y del de la luz lo mismo. Hemos ganado ,según las empresas en calidad de vida. Pero lo que mas echo en falta es poder enviar a algún chupatintas a hacer puñetas en su miserable cara
Pi,pi,pi Algo así como el silbido de Gualterio, verdad?
Hubo un momento que alguien decidió que el limpiaparabrisas del coche funcionara automáticamente… Ese fue el principio del fin.
Una maravilla este artículo!! Lo he leído y me he reído junto a mi padre, porque pareciera escucharlo a él y sus argumentos en cada párrafo!!!
Un abrazo, desde Córdoba, Argentina.
Gabriel Huespe.
P.D.: «(…) el gran apagón que mande todos los móviles y todas sus aplicaciones a hacer puñetas y deje a la humanidad mirándose unos a otros sin saber qué hacer ni cómo hacerlo.»… me hizo acordar al inicio de La Silla del águila, de Carlos Fuentes. ¡Otra maravilla!
Usted me hace reír Don Arturo, su humor me regocija, pero con todo respeto le debo decir que con personas como usted, que sería de la vida de Bill Gates, jeff Bezos, Elon Musk, Mark Zuckerberg; sólo serían electricistas ganando su jornal con una escalera al hombro; imagine usted, que con su parecer no estaríamos hablando de robots, o inteligencia artificial, los jóvenes seguirían jugando a las bolitas, al balero, o remontando barriletes de caña y papel hechos a mano. Seguramente no existiría Netflix, y los televisores aún serían en blanco y negro. Me ánimo a decirle que no se hubieran inventado los locales de comidas rápidas, y ni qué decir de los magníficos y útiles cajeros electrónicos, que si nos ponemos nerviosos podemos confundir las teclas y en lugar de cobrar, tocamos pagar, y el día soleado se fue al carajo. Si muchas personas pensaran como usted Don Arturo aún estaríamos hablando con personas de carne y hueso para enterarnos que ocurrió con ese depósito que no se acreditó; nos perderíamos de putear e insultar con ganas a esos grabadores, que nos dicen: «todos nuestros operadores continúan ocupados, intente más tarde», sabiendo que más tarde nos bloquearán todas las cuentas, hasta llegar a perder nuestra identidad como usuario, que vaya uno a saber en qué sitio de la nube podemos recuperarla, si es que la recuperamos, o debemos de volver a cargar nuevamente todos nuestros datos, rogando que no nos hayamos introducido en un sitio pirata, y nos dejen como cuando Dios nos trajo al mundo.
Por todo esto Don Arturo, creo que es hora que se compre usted un smartphone de última generación, y se zambulle a la piscina de la modernidad, o mejor dicho se sume a la nube.
La verdad, creo que la humanidad toda se encuentra en esa nube, la cual, si un buen día se convierte en diluvio, no nos alcanzarán los dedos de las manos para desconectarnos de todos esos aparatos del demonio…, perdón de este nuevo siglo.
Un abrazo Don Arturo.
Le ha faltado nombrar otro servicio del móvil. Se puede conectar a los audifonos de los viejos sordos para subir o bajar el volumen.Qué mundo más estúpido!!
Verdaderamente esto es preocupante, pero aún peor será como obliguen a implantarnos el chip en la muñeca para tenernos ya como robot .
Al menos usted, don Arturo, tiene esta columna para decir las cosas. Calcúlese a los que sólo nos queda ajo y agua.
Por cierto, para darme de alta en Zenda he necesitado confirmar un par de correos, generarme una contraseña… ¡ah! y demostrar que no soy un robot. Servidumbres, supongo
He aquí un señor que si hubiese conocido el automóvil en su vejez, habría preferido moverse en carruaje de caballos y habría despotricado de quienes quisieron conducir un seiscientos.
Totalmente de acuerdo, Sr.Perez Reverte
Completamente
Completamente de acuerdo y el agravante para mi es que consigo entender algo, a los dos dias lo cambian y lo ponen en ingles. La jodimos padre cura Cualquier día sale móvil y ordenador por la ventana. Desesperante
Tiene usted más razón que un santo.
P.S. Pero quítese la pistola, por favor.
Eres un clásico de los que aún quedan Arturo, gracias por sacarme unas risas
por favor don arturo, a verle el lado positivo a la cosa , que lo tiene y no dejarse vencer por la vejez.
Pero cuanta razon por favor!! Tengo 30años y solamente tengo wasap ,odio las redes sociales ,no tengo ,me parece una perdida de tiempo tremenda ,darle a me gusta a una persona que ni conoces o luego ni saludas en la calle. Y que ni te recogen el curriculum en tienda,tiene q ser online,rellenar no se cuantas casillas y siguiente pagina y como te equivoques vuelta a empezar ,no sera mejor llevarlo a tienda que tardo mucho menos?pues no. En fin,pais de pandereta,nos quieren tener entretenidos con estas tonterias y lo q realmente importa lo dejamos pasar . Y por supuesto me a encantado Reverte el articulo,siempre es un gusto leerte,sin pelos en la lengua . Un saludo!
El Sr. Reverte reivindicando el analfabetismo funcional… curioso.
Voto por la Tormenta Solar y que sea rápido ¿Eh? Porque se nos viene ya el voto electrónico y entonces aparecerá alguien como esa fulana que, en Venezuela -¡En Venezuela, nada menos!- alardeaba de tener un «sistema electoral electrónico, online y absolutamente imposible de hackear». ¡Si, claro: seguro!
Muy seguros estamos en Venezuela con el voto electrónico. Ya sabemos con más de veinte años quien lo hackea. De todas formas la técnica tiene que seguir al pensamiento y no al revés que es lo que sucede. Falta teorizar a la técnica desde Arquímedes, y ponerla en su objetivo y no más. Es lo que tengo hecho en mis investigaciones teóricas en Venezuela.
Sr. Reverte, tiene derecho a la pataleta, pero si sabe manejar un ordenador, cosa que no dudo, sabrá que el código QR se puede leer desde un móvil, pero también desde un papel. Por lo que puede imprimir el código QR y ensearlo en el aeropuerto.
Las fotos se pueden subir a una nube, y también se pueden imprimir, hay muchas empresas y máquinas, hasta en estancos y supermercados, para hacerlo.
No reniege tanto, el móvil es una herramienta que es muy útil para muchos, para otros sólo ocio, pero aún no es imprescindible para nada, menos para los que no pueden salir de casa sin ´el, que son muchos y cada vez son más, eso es verdad.
joder con lo sencillo que es llevar dos móviles 😀