Hace unas semanas compré una lámpara de lectura, de ésas que tienen un pie y un tallo largo, flexible. La busqué convencional, como la que había tenido antes: veinte años de honrados servicios junto al sillón, ayudándome a leer. La difunta había sido una lámpara seria, buena, ejemplar. Una lámpara de toda la vida, con sus luminosas bombillas. Y ahí estaba el problema, en las bombillas, porque la última de reserva se había fundido y ya no había manera de encontrar repuestos. Así que tuve que jubilarla y fui a una tienda donde adquirí la nueva. Me mosqueó un poco que en vez de interruptor convencional tuviese una especie de sensor que encendía y regulaba la intensidad de la luz pasando suavemente un dedo. «¿No hay de otra clase?», pregunté suspicaz al vendedor. «Sólo con este sistema —respondió—, pero ya verá que es mucho más cómodo». En los últimos tiempos, cada vez que me dicen que algo es más cómodo me echo a temblar, pero no había opción. Necesitaba una luz de lectura y compré la nueva lámpara.
Pero no es la puta lámpara, claro. Ojalá fuera sólo eso. Es que me tienen rodeado. O nos tienen, si es que se ponen ustedes de mi parte. Hace una semana, en un restaurante supermegapijo, fui a lavarme las manos: un acto sencillo en principio, sin complicaciones previsibles. Pues fíjense. Las puse primero bajo un dispensador de jabón que me echó un chorrito. Y luego, incauto de mí, busqué el activador del grifo. Pero el grifo era una cosa de acero lisa, sin nada visible. Busqué manivelas, pedales, pero ni flores; así que supuse que se trataba de un sensor —para mi comodidad, por supuesto—. Estuve, y no les exagero, casi un minuto haciendo pases mágicos debajo del grifo, pero aquello estaba más seco que los Monegros en agosto. Así que me tuve que limpiar el jabón con un clínex y volver a mi mesa con cara de gilipollas.
Creo que escribí hace tiempo sobre estas cosas —aquel hotel ultramoderno que era una auténtica pesadilla—, pero es que me lo están poniendo cada vez peor: restaurantes con luces indirectas o circunstanciales donde no ves lo que comes, habitaciones de hotel bellamente ambientadas con penumbras diversas donde no hay ni un solo lugar con luz suficiente para leer, mandos de ducha que exigen del usuario haber hecho previamente un curso de ingeniería hidráulica y que siempre disparan el agua fría cuando estás toqueteándolos debajo del chorro… Etcétera, etcétera e innumerables etcéteras más.
Y, bueno. Si a todo eso añades que algunos diseñadores de ambientes que se pretenden rompedores son tontos del ciruelo, encuentras casos como el de la habitación de un hotel en el que estuve hace poco, donde el cuarto de baño y el dormitorio estaban separados, en vez de por una pared —que al parecer es una zafia vulgaridad—, por un bonito y elegante cristal transparente. Lo cual puede ser agradable si te acompañan un señor o señora estupendos, porque verlos ducharse es un agradable espectáculo; pero en otra clase de situaciones resulta incómodo. Por fortuna, en mi caso estaba solo; pero aun así el panel de cristal me dio la noche. A mi edad no es raro que una cena excesiva, un dolor de cabeza o la puñetera próstata te despierten en mitad del sueño, de modo que una luz encendida en el cuarto de baño, tras la puerta entornada, ayuda a orientarse en la oscuridad. Pero al no haber pared sino cristal, la luz encendida no me dejaba dormir. Tuve que apagarla, claro. Y cuando me levanté a miccionar, lo primero que hice fue darme un leñazo con el cristal. Y allí tuvieron ustedes al amigo Reverte, o sea, a mí, a las tres de la madrugada, con setenta y dos tacos de almanaque a cuestas, blasfemando en voz alta y clara de las lámparas, de los grifos, de los hoteles, de los diseñadores, de los fabricantes, de los arquitectos y de la madre que los parió.
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Publicado el 1 de marzo de 2024 en XL Semanal.
¡¡No paro de reírme desde hace rato!! Esto hay que releerlo de nuevo ya. Voy a ello…
Todo cierto. Estamos en la época de que todo chisme existente es inteligente. La IA que se dice y que pregonan personajes como el gurú ese de Telefónica que no para de endiosar el asunto intentándonos convencer de que todos nosotros, o sea los humanos, estamos de más.
No hay chisme de esos que funcione bien y que no nos amargue la existencia. Como la OK-Google o la Alexia, eses dos señoras que no sé si son feministas o no pero que no te hacen ni puto caso cuando no te dicen, a la menor reconvención, que tienen dificultades para conectar con la red wifi. y, ¿han probado ustedes a insultarlas? Por lo menos no te van a demandar por violencia de género, creo. Les digas las barbaridades que les digas, ni se inmutan, oiga. Mundo desaparecido ese en el que cuando alguien insulta a otro este se indigne y responda adecuadamente. Lo de que las luces se pasen toda la noche encendidas no pasaba antes, por lo menos a mí y creo que a don Arturo tampoco.
Y, ¿ha probado usted, don Arturo, compañeros que somos de molestias prostáticas, de entrar a un baño de esos en los que las luces se encienden solas? El problema es que también se apagan solas y se apagan cuando todavía el chorrito que tan difícil te ha sido originar, está en plena función y te deja a oscuras sin saber donde estás apuntando. y, por más que intentés moverte, la cabeza haciendo torsiones imposibles o el brazo libre, aquello no se enciende ni a la de trés. Y te ciscas hasta en las madres de los que inventaron y de los que instalaron los artilugios estos. Yo ya cuando voy a buscar un baño, observo antes si las luces son inteligentes o no.
Mi admiración más profunda hacia usted, don Arturo, por compartir con nosotros estas cuestiones sociales tan importantes y que nos hacen nuetra vida un infierno, tanto o más que los políticos. Tanta amnistía y tantas leches de leyes de género y no se preocupan de prohibir estos artilugios diseñados por Satán, Lucifer y toda la ingeniería infernal de la IA.
Saludos mojados.
Un dato positivo de estas luces que caducan de forma rápida cuando vamos a orinar los hombres ya mayorcitos: un amigo médico como yo, se autodiagnosticó de hipertrofia prostática al observar que de un tiempo acá se le apagaban las luces del urinario a media micción, cosa que hasta entonces no le había acurrido.
La verdad es que este tipo de diagnóstico es mejor que la desagradable sonda que los médicos insisten en que su diámetro sea muy superior al del conducto susodicho o la asquerosa y pringosa ecografía. La medicina y sus incongruencias.
Jajajaja.
Qué relato más divertido contado por el escritor Pérez Reverte, sin rival en estos relatos.
Pero tiene razón y la realidad resulta una pesadilla.
No me gustan las penumbras y algunos restaurantes las han puesto de última moda, por lo que hay que ir casi a tientas.
Y si una quiere retocarse los morros pintados, puede parecer que le han aplicado bótox.
En fin Capitán, no queda otra que ajo y agua.
Lo suscribo línea por línea y punto por punto. Y ha omitido comentar, p.e., los jeroglíficos que rotulan algunos aseos generales.
Desde el gremio de la hostelería, sector cáscara amarga.
Y lo peor de todo es que el argumento es más falso que las duchas de Auschwitz ¿Es qué la grandilocuente comodidad es lo mejor para los humanos? Pues hay veces, bastantes, que no. La comodidad en muchas ocasiones te hace sedentario, dejas de mover el cuerpo (coger un ascensor siempre para subir un par de pisos, por ejemplo) y ello es malísimo para la salud cardiovascular y aumenta la atrofia muscular. La comodidad de usar el propio coche para todo, en lugar de andar o tomar el transporte público es horrible para la ecología, y la tranquilidad de la mente, del espíritu y para la beneficiosa actividad corporal. No digamos respecto a, por comodidad y ahorro de tiempo, dejar de cocinar alimentos saludables y nutrirnos permanentemente con platos preparados y procesados, que destrozarán nuestras arterias y fomentarán posiblemente la aparición del cáncer.
Y así podríamos seguir con cientos de ejemplos. La comodidad hay que saber dosificarla, hay que aprender a esforzarnos un poco para obtener unos resultados globalmente más adecuados con nuestras acciones de todo tipo. Con menos comodidad, y la inteligencia artificial puede ser otro ejemplo, tendríamos probablemente mayor número de puestos de trabajo y menos paro, más salud y menor necesidad de medicamentos, menos deterioro corporal y del planeta y mayor conciencia de la felicidad del logro.
La distancia más corta entre dos puntos es la línea recta, pero tal vez, en un buen número de ocasiones, la línea recta no es la mejor respuesta pues nos perdemos la belleza del entorno por ir tan directos o tan deprisa. El camino del esfuerzo, con menos comodidad, muchas veces es el camino placentero del éxito y nos lo estamos perdiendo cada vez más.
¡Pónganse cómodos y disfruten nos dicen! Pues no. Por norma no.
A eso se le llama EVOLUCIÓN. Para los carrozas se nos pone difícil. Antaño había que encender velas, lámparas de aceite, candiles. Luego rascabas la pared y se encendía una bombilla. ¡Maldito progreso!
Una cosa es la evolución, mejorar las condiciones de vida, pasar del candil a la luz eléctrica, etc; otra cosa es, convertir lo que funcionaba bien y de forma sencilla, en chorradas que no suponen mejora alguna.
Totalmente de acuerdo. Es un innovar por innovar en impulso frenético por destacar y dar la nota. No solo sucede con los artilugios, también pasa en otros ámbitos. Aburrido me tienen.
A eso se le llama llenarlo todo de electrónica barata, mal ajustada y con un horizonte de vida diseñado para fallar más bien pronto, para así sacar dinero del mantenimiento y la sustitución de lo que casca. Muy ecológico todo si, por qué tiene un consumo A+++, pero genera el triple de basura y gasta mucho más para su producción. Todo muy lógico y evolucionado, si lo planteas desde la perspectiva de forzarnos a gastar y comprar más. En cuanto a la eficiencia es una involución brutal.
Las nuevas generaciones tienen una extraña propensión a complicar cosas que ya estaban inventadas desde hace tiempo. ¿Quizá sea porque ya está todo inventado y la única forma de innovar es «reinventar» cosas ya creadas?
Cómo me gusta leerle. Es la única persona a la que no trataría de tú hasta haberlo conocido previamente, del respeto que me merece.
Y la historia de hoy me ha hecho reírme, en vez de cabrearme, que sería lo habitual.
Sigue habiendo lámparas normales, solo que en esa tienda no había (o no «quería» haber). Devuélvala o regálela y regrese al interruptor de toda la vida.
O, también, vaya a un técnico y que le cambie el pulsador mágico por un interruptor: es solo cortar dos cables y empatarlos.
Ojalá nos dure muchos años más.
Me muero de risa !!!!
Yo odio las luces con sensores de presencia en los waters públicos, se encienden cuando entras pero a media micción se apagan y ahí estás tu, con el culo en pompa, con toda la ropa recogida en una mano para que no roce nada, trabando con una rodilla la puerta sin cerrojo, con el bolso colgandero cruzado en el pecho y con la mano libre saludando al cielo para que el puñetero sensor pueda detectarte y encender la luz, en serio, sales del aseo sin dignidad y agotada.
La llamada postura «Spiderman»
La descripción es tan real como tronchante.
Es lo que tiene el diseño, don Arturo: magníficos artilugios que en la publicidad o en las fotografías de revistas especializadas lucen como infalibles modelos de perfección. Lo de acompañar unas breves instrucciones en beneficio del viajero, al menos en los alojamientos de cierto nivel, debe parecerles zafio o vulgar. Y espere a ver los inodoros que están por venir. El otro día me llegó la reseña de una conocida marca en la que se anuncia su gama de nuevos productos, por encima de los 1.500 euros, con iluminación automática, conexión wifi, descargas programadas, limpieza anterior y/o posterior (según las circunstancias ) de la noble anatomía del usuario…
Lo de inodoros con descargas programadas suena a que sólo se puede defecar o miccionar a determinadas horas.
Me encantó, gracias
Completamente de acuerdo, y además por si «éramos pocos…», si no tiene usted un smartphone, olvídese de abrir una cuenta en un banco, consultar sus citas médicas, o comprar entradas para el teatro….en fin, nos extinguimos seguro.
Saludos de un gran admirador de su obra.
Me ha parecido uno de los artículos más revertianos que he leído en los últimos años: toda una joyita.
Saludos desde Perú.
Por esas cosas y otras por el estilo, me alegro de tener 67 tacos, porqué ¡vaya futuro! … estamos al borde de la extinción, por gilipollas
Mi mamá está de acuerdo. 72 primaveras. Si es complicado para ella y se enoja mucho, no digas a uno que lo regaña como si fueras quien lo inventó. Hace poco se subió a un carro nuevo y solo dice “antes estaba más fácil”. Saludos desde Mexico.
Muchas gracias, muy bueno. Tengo 80 primaveras y mi definición es que cuando aprendes cómo funciona algo, te lo cambian. Suerte en pila!
Señor Pérez Reverte, me ha hecho reír usted con ganas. Y le doy la razón en todo, parece que la moda es cambiar todo lo simple y conocido por extrañas modalidades para asombro de los usuarios. No obstante, debo decir, que algunas cosas como las canillas o mingitorios de los sanitarios públicos, que funcionan electrónicamente, es decir que se abren al aproximar las manos o el cuerpo, resultan notoriamente más higiénicas.
Pero también nos encontramos en un rumbo, al que yo denomino de “mayor confort”, entre comillas, en donde se puede activar equipos que se encuentran en nuestro hogar, cómo aires acondicionados a distancia, es decir, los podemos encender desde la calle antes de llegar. Pero yendo a un futuro que ya es hoy, podemos mencionar a los vehículos autónomos; existiendo ya, ciertos problemas de índole filosóficos, por ejemplo, cuando uno de estos vehículos autónomos que se desplaza por una calle, debe hacer una maniobra para evitar atropellar una señora en silla de ruedas, pero para hacerlo, debe optar por atropellar a tres personas; o la utilización de robots con forma de ositos de peluche cariñosos parlantes, que personas mayores solas al utilizarlos se encariñan…esto ya está ocurriendo y a partir de aquí, todo lo inimaginable y sus consecuencias es posible.
Obviamente, coincidirán conmigo que la civilización avanza en algunos aspectos, como en el campo de las ciencias; a pesar de continuar en tinieblas en otros.
Predecir cómo será el mundo dentro de diez años, creo que es imposible de imaginar.
Debo decir que yo soy arquitecto, profesión que me apasiona; pero le aseguro señor Pérez Reverte, que no soy responsable de haber colocado un vidrio en su camino, jamás construí nada en Europa, ¡lo juro!; dicho esto, aprovecho para decir que la arquitectura actual está contaminada por el negocio del espectáculo, descuidando a la ciudad, convirtiéndola en una máquina de deshumanizar, a tal punto que en cualquier edificio de propiedad horizontal, es probable que no se conozca quién vive en el piso superior.
En mi país Argentina, para dar otro empleo, el barrio, tiende a desaparecer, por una situación desgraciada, la inseguridad; los malhechores ocupan el espacio público, impidiendo la relación vecinal, que al igual que la familia, es la base fundamental de una sociedad. Cuando yo era chico, hace mucho, mi abuela y mi madre se sentaban en verano en la vereda a charlar, y siempre algún vecino se sumaba a la reunión, hoy eso es imposible. Cuando mis colegas solo persiguen cautivar con las formas, suelen descuidar otros aspectos. Para dar un último ejemplo, una casa, un hogar, un barrio, incluso una ciudad, se puede resolver arquitectónicamente de dos formas, para ser observado desde afuera, o para ser vivido y disfrutado por dentro, si se logra ambas situaciones, estamos frente a una obra de arte.
Cordial saludo
Buenas noches, don Francisco. Ningún plan, ningún artefacto sale airoso cuando se enfrenta con la realidad y con el «factor humano». Con mejor o peor diseño, esos lavabos automatizados dejan de tener sentido e higiene cuando, por ahorrarse salarios de personal de limpieza, dejan los dosificadores de jabón vacios de gel durante toda la jornada; o cuando, por ahorrarse electricidad o poner toallitas de papel, instalan un secador automático de manos con tan baja potencia que necesitas 6 ó 7 minutos para secarlas adecuadamente soportando un ruido horroroso, con lo cual dejas el pomo de la puerta húmedo cuando sales pues no tienes tanta paciencia (y siempre dudas cuando entras y lo tocas si será humedad del aguadel anterior cliente u orines de alguien con prisa y poco escrupuloso en su higiene). Y para qué hablar de las luces del aseo con temporizador o sensor de movimiento mal regulado, que te deja a oscuras cuando necesitas luz para limpiar la intimidad de tu cuerpo adecuadamente. En fin paro aquí….porque se que todo es por mi maravillosa comodidad.
Lástima, a la gente le ha dado por confundir avaricia y falta de sentido común con el tecnicismo y la pasión por lo grotesco o con la pasión por la última moda.
Ahorrar electricidad, sr. B. Ni de coña. ¿Nos damos cuenta de que para que un detector de presencia pueda cumplir su objetivo, tiene que estar permanentemente conectado a la electricidad? Las luces no están encendidas pero el artilugio sí. Me diran que gasta menos que las luces. En algunos casos puede ser, aunque creo que nadie mide estas cosas.
Con lo sencillo que es ser cívico y apagar la luz o cerrar el grifo cuando ya no lo necesitas. Y nos hace sentirnos útiles. Y no nos meamos encima.
Porque, al final, los de la IA, los chemas alonsos nos van a convertir a todos en inútiles como lo son los políticos.
Un abrazo.
Un aspecto de su ameno comentario ha despertado mi indignación, sr. Brun. No, no, con usted no. Es respecto al avance en algunas cosas y al retraso en otras.
Se invierten sumas astronómicas en crear y diseñar cosas, multitud de ellas, que no nos hacen falta o que incluso sirven para trastornarnos e incomodarnos en cotidianidades como la de ir al mingitorio.
Sin embargo esta maravillosísima civilización super tecnológica, no invierte en intentar solucionar, pongo un ejemplo, la cura de enfermedades como, también un ejemplo, la esclerosis múltiple. Verguenza de civilización Alexia, que no es capaz de encontrar cura a tantas enfermedades. Pero no es rentable. El grifo automático sí lo es.
Me indigné el otro dìa cuando vi la noticia de que, me parece que fue Apple, echó abajo un proyecto en el que habìa despilfarrado unas cantidades vergonzantes en un, creo, coche autónomo. Ese dinero, esos recursos, podrían haber sido empleados más honestamente en causas humanitarias.
Es lo que tiene el capitalismo salvaje: muchas alexias para divertirnos, muchos controladores de presencia para ensuciar los baños de excrementos y poca investigación médica.
Reflexionemos sobre dónde nos están llevando con estas cosas gentes como los gurús de la IA. Ellos se lo pasan muy bien, son como niños.
Saludos cordiales.
¡Hermoso!
Jajajaaaaa!
Faltó mencionar los inodoros, (creo que váter por esos lares) que activan la descarga solos, cuando uno se posiciona para hacer lo que tiene que hacer…
Y ellos lo hacen antes de tiempo, regando nuestra sentadera sin aviso previo, antes de tiempo.
Lo peor es que en muchísimos casos esto está muy pensado. Ninguna lámpara puede ya dar veinte años de servicio, no «crecería la economía». Todos esos maravillosos aparatos se estropean (en caso de que funcionen al llegar a casa), y no queda otra que comprar otro: porque un interruptor de toda la vida es fácil de reparar pero el sensor está jodido: está jodido y nadie se dedica a venderlo ni reemplazarlo, porque «no vale la pena». Es mejor llenar los puntos limpios de aparatos que no nos han durado ni un aperitivo, y comprar más y más. Y más.
La asnada del baño con pared transparente es en bastantes casos para disimular que el tamaño de la habitación es claustrofóbicamente pequeño, porque cada centímetro cuadrado cuenta en nuestros centros gentrificados. Y con menos luz es más difícil que notes que a la «keli» no le da tiempo a limpiar bien las moquetas de 40 habitaciones en 2 horas, no es para darnos sensación de intimidad, no.
Menos mal que hay hoteles que siempre se mantienen en diseño y forma por debajo del año 2000. Yo las últimas veces que visité hoteles, no tuve ningún problema, tan solo que la cama de matrimonio eran dos camas de un solo cuerpo juntas, y en dos ocasiones he terminado colándome por la mitad con sábanas incluidas, y de la primera, saqué la segunda: bueno ha llegado el momento amaca. Jajaja jijiji, conclusión: no termines nunca debajo. el caso que los hoteles de cincuenta euros la noche, muy en boga por la costa, no tienen tantos adelantos tecnológicos, ni siquiera un p*** vibrador, para las señoras claro.
Buenas noches y buena suerte.
Entrañable compañero de reflexiones.
Jajajajá. Que buenísima idea lo del vibrador en el hotel, para utilizarlo si se estropea el cepillo de dientes eléctrico. Cuanta pasión en las encías…
Un saludo y perdón por la broma.
Muy bueno señor Reverte. Yo tengo una de esas porque no tuve otra opción. Con el añadido que no se puede renovar la bombilla , sino desechar la lámpara y comprarte otra. Ja ja creo que eso le he superado …o no???
Este artículo más que Reverte te redivierte.
Maravilloso, sin mas jajajaj
Sr. Se olvido de cuando o hay carta en el resto y te invitan a escanearlo. De terror lo que nos toca vivir. Lo acompaño en el sentimiento.
Es un genio absoluto!!!! Un placer enorme leer sus maravillas!!! Aún recuerdo un texto increíblemente bello en la Revista La Nación sobre dos jovencitos que pasaban en moto mientras este increíble autor manejaba por la carretera♥️
Ja ja ….que gusto reirse empezando la mañana fria y oscura…..en el tren me miraban como me reía pero yo seguia plácidamente a carcajadas……le agradezco Arturo por exponer sus avatáres tan jocosamente que me ayudan a llevar mi rutina más animadamente.
Que esté bien!
Y no se olvide de los coches; ahora para encenderlos hace falta conocer el protocolo de lanzamiento de una nave espacial.
Me meo toa
La eterna duda ¿esto es lo que los aglosajones llaman squirt? Me guía el desconocimiento y no la falta de caballerosidsd, que conste. Y mil disculpas.
Se adhiere a los comentarios un sufridor de lamparas maravillosas por sensores que van a su bola, encendidas cuando llegó a casa o q no se apagan ni a manotazos y hay q desenchufar, o tienes q hacer un baile para que sepan que estás allí y se enciendan. Luego alguien nos llamará analfabetos tecnológicos o digitales cuando mi primera conexión a internet era con modem analógico q se cortaba cuando te llamaban y tenías q pagar a telefónica y a Arraquis, pero hay q distinguir entre tecnología a tu servicio y servidor tecnologico.
Muchas gracias por sus comentarios, alegran el día y es …consuelo de … Pero consuelo.
¿Y llamar a alguien mañoso que le cambie el interruptor del sensor por un interruptor clásico comprado en un todo a 1 euro? Es cortar el cable, empatar y listo.
Es lo que tiene el futuro: te va golpeando hasta avisarte que nada será ya una extension de tu mente; los objetos y sus efectos serán hostiles y lo que es peor: autoinsuficientes.
Hace poco reservamos una habitación triple para mi mujer, su prima y yo. La situación fue bastante cómica, y vergonzosa a la par, con el cristal transparente de la ducha que daba a la parte del dormitorio, en caso de tener luz este parecía un espejo, pero si apagábamos las luces de la habitación, este se ponía transparente viendo por completo al que se duchaba. Está segunda parte, la de la transparencia, la descubrimos cuando ya era demasiado tarde…
Por cierto, se me olvidaba. La imagen elegida para la portada de este artículo es inmejorable. Vikingas. ¡De armas tomar! Una sociedad y una cultura interesantes, una de mis preferidas. El Valhalla, el honor guerrero, la muerte en batalla aferrado a tu espada o tu hacha, el destino las hilanderas… desaparecer hecho cenizas en las brasas de tu propio barco… surcar las olas en el drakar, en la proa, con el fuerte viento de cara y la lluvia golpeándote el rostro y el regusto salado en el paladar… vikingos… vikingas…
Este comentario tenìa que ir para otro artículo de don Arturo. Me equivoqué.
No, no se equivocó, querido amigo. Es que se apagó el sensor de movimiento del lugar y en la oscuridad se desorientó en la página adecuada. Un guiño y abrazos.
La automatización desaforada conduce inevitablemente a la quejumbre.
He disfrutado con la lectura de esta historia «siempre para su comodidad», entretenida y simpática. Suele ocurrir hoy día con los adelantos modernos con tantos sensores para todo.
Un buen escritor y profesional como es Pérez Reverte, de cualquier tema construye una historia llamando la atención del lector. Enhorabuena ㊗️
Hace tiempo que vivimos en un mundo estafa.
Jajajaja! Tal cual!
No se ponga así Don Arturo, habrían cortado el agua en el baño del restaurante, comerse esos langostinos con deje a Mr. Proper no tiene precio
!Cierto! En aras de la «modernidad» sólo complican más las cosas y las hacen menos prácticas.
Simpático artículo. Saludos desde México.
Al meteorito lo vamos a tener que traer de una oreja, quiera o no quiera, venga ya, hombre, coño ya.
Qué suerte que aún queden personas con sentido común…me encanta Pérez Reverte desde siempre,más que como escritor de libros por cómo opina y por los artículos que escribe…no sé, pero siempre estoy de acuerdo con lo que dice.
Desde «El Cartero» de Bukowski que no me reía tanto leyendo, aunque me temo que el trasfondo de la historia no es cómico y es mucho más inquietante de lo que pudiera parecer.
Don Arturo
¿No sé le ha ocurrido pensar, para el caso de su lámpara irreverente, que los fantasmas de los personajes que lo habitan andan por la noche siguiendo la juerga?
Recuerde que eso de la lectura es un vicio bueno que padecemos muchos y no debe quitarse con la partida.
Pruebe con enviarlos a dormir cuando cierra el libro…
Abrazo cordial y gracias por sus letras.
Mónica, desde Argentina
Ya solo faltaba que en la habitacion hubiera otra lampara de lectura.
Pues muy fácil, don Arturo. Coge ese sensor de la lámpara, lo quita y pone en su lugar un interruptor de los de toda la vida. Problema solucionado.
La vida moderna es cagar a oscuras
Estoy leyendo todos sus artículos desde hace tiempo, los hay muy ocurrentes, divertidos y decididamente atrevidos pero como el de esta semana pocos. Es cierto y prácticamente toda la población ha sufrido algún contratiempo con el mundo moderno y la comodidad que conlleva. ¿No sería más fácil dejar de inventar inventos diabólicos y concentrarse los fabricantes en elementos, utensilios y artilugios que sean más sencillos de manejar?
Iba a despacharme en disertaciones diversas sobre los «progresos» tecnológicos que por nuestro bien (indefenso redil de crédulos) se van implantando en todo ámbito, pero… ¡Hacía mucho tiempo que no me descojonaba de este modo con un artículo! Es usted genial, Reverte
¡No sea usted tan carcamal! ¡Es el progreso! Señor Pérez-Reverte me decepciona. (Obviamente estoy siendo irónico)
Totalmente de acuerdo !
Por éso éste capi de 52 años de los cuales 33 navegando, sigue disfrutando día a día de su TOYOYA LAND CRUISER BJ73 del 85′ sin techo, siempre abierto todo el año, sin chorradas táctiles, ni vainas modernas, pues éso, antigua escuela y a la porra los coches engaña bobos actuales.
Disfrutando de su pipa cada noche y nada de vapes eléctricos y disfrutando de los libros de papel y a ser posible con pàtina añeja, en vez de los Kindle que tan de moda están que te dejan tirado cuando el pollo protagonista iba a saltar por la borda.
En definitiva, disfrutando de todo lo auténtico y analógico de siempre.
Y por supuesto, de la agradable visión de mi viejo HENRY RIFLE 1860, sobre la chimenea mientras fumo por la noche una de las pipas viendo una buena peli histórica.
En fin, nada como el comfort…, nada como la vieja escuela.
Muy bueno.