Los primeros nacionalismos europeos serios, en el sentido moderno de la palabra, habían cuajado en el siglo XVI en España, Inglaterra y los Países Bajos; y la prolongada mano de hostias que se dieron Felipe II e Isabel I contribuyó mucho a eso. La unidad religiosa bajo uno y otra (católico el zorro español, anglicana la zorra inglesa, ambos proclamándose elegidos por Dios) contribuyó a la solidez interna de ambos estados; pero eso fue al precio de mucha sangre, mucha carne asada y mucha mano dura. Por su parte, situada entre unos y otros y con sus propios intereses europeos, en Francia se intentaba lo mismo pero en plan quiero y no puedo, pues allí todavía no estaba resuelta la murga religiosa (católicos contra hugonotes y viceversa) y había graves conflictos relacionados con el asunto. Lo mismo, más o menos, ocurría en todo el continente, y todas esas tensiones tuvieron costes muy altos. Entre nacionalismo y religión (que todavía hoy, parece mentira, siguen destruyendo la concordia entre los seres humanos) aprovechados por gentes fanáticas, estúpidas o perversas, aquel tiempo turbulento no fue cómodo para la razón y la inteligencia, sino todo lo contrario. La más noble (y rara) nacionalidad, ajena a las fronteras y fraguada en el siglo anterior, el del Renacimiento, fue la de los humanistas: la de la cultura y la inteligencia. Una cofradía internacional cuya lingua franca era el latín, pero también el griego y el hebreo, y cuyos principios de fraternidad y respeto al pensamiento ajeno quedaban por encima de fronteras, religiones y nacionalismos. Sin embargo, esa independencia pagó muy altos precios. Lo mismo que el orden social y el político, el mundo intelectual de Europa sufrió horrores, aplastado por las bestias pardas o los canallas sutiles que desde un bando u otro pretendían, como nunca dejan de hacerlo, el monopolio de la Verdad con Mayúscula. En todas partes cocieron habas, naturalmente: Felipe II, el nuestro, prohibió a los estudiantes viajar a universidades extranjeras (a excepción de tres controladas por España o por el papa), para evitar que se contagiasen de doctrinas perniciosas; a Giordano Bruno lo hicieron churrasco por hereje en una plaza pública italiana; al gabacho Pierre Ramus le dieron matarile en la matanza de San Bartolomé; a fray Luis de León lo enchiqueró la Inquisición, y a Michel de Montaigne (mi favorito con Cervantes y Shakespeare, la Santísima Trinidad de las letras en esa época) no le pasó nada porque, escéptico, horaciano y sabio, al oler la chamusquina tuvo la prudencia de retirarse a su torre y, escribiendo sus formidables Ensayos, indagar sobre sí mismo, que eso apenas molestaba a nadie. Y hasta el rey francés Enrique IV (del que hablaremos con más detalle en el próximo episodio), hugonote convertido al catolicismo por razones políticas, que empezó a idear un proyecto de Union Européenne basado en el respeto a la diversidad religiosa, resultó asesinado por un fanático que lo puso de puñaladas hasta las cejas. Y, bueno. Ya que hablamos de religión, intelecto y cultura, no podemos obviar el nacimiento y ascenso de una orden religiosa que, con sus luces y sombras, fue decisiva en el paisaje intelectual europeo. Me refiero a los jesuitas: polémicos soldados de Cristo, fundados por el español Ignacio de Loyola para combatir las ideas heterodoxas, paladines de la Contrarreforma católica, su brillantez, sus métodos educativos, su asombrosa actividad científico-viajera y su búsqueda del poder les abonaron prestigio internacional y también odio mortal, incluso entre sus correligionarios (los dominicos estuvieron entre sus más notorios enemigos). Ellos introdujeron la geografía y las matemáticas en sus escuelas, trabajaron la psicología de los alumnos, reivindicaron la autoridad de la filosofía de Aristóteles frente a Platón (Pimienta de todas las herejías, Platón es peligroso justamente porque al principio no lo es), multiplicaron sus colegios en toda Europa y la América hispano-portuguesa, accedieron a la intimidad de reyes y poderosos, y durante los dos siglos siguientes fueron influyente perejil de todas las salsas (hasta el papa de ahora es jesuita, calculen lo que dio de sí el invento). La nueva orden se puso de moda y se infiltró con mucho garbo en Roma, donde el papa Sixto V, que como Toscana y Venecia esperaba que entre Inglaterra y la cada vez más fuerte Francia le aliviaran la dominación española (Felipe II tenía a Italia férreamente agarrada por el pescuezo), había reorganizado los Estados Pontificios concentrando en sus manos la suma autoridad católica, que ya era hora después de tanto sobresalto. Creando, además, un cuerpo diplomático vaticano que acabaría siendo el más eficaz del mundo; y que ahí donde lo ven, con sus cardenales, nuncios, obispos y tal, cinco siglos y pico después lo sigue siendo.
[Continuará].
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Publicado el 3 de noviembre de 2023 en XL Semanal.
Entregas de Una historia de Europa:
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- Una historia de Europa (LXV)
Sr Pérez Reverte, sólo quiero manifestar mi ferviente admiración por los jesuitas, entre cuyas mentes privilegiadas figuran el Padre Ellacuría y Jon Sobrino.
Escuché una larga entrevista a Ellacuría y me fascinó. Poseía inteligencia, razón y sus palabras convencían, por ello fue asesinado.
Ahora voy a comentar otras Patentes de Corso.
Vestidos para matar.
A usted le recuerdan momentos horribles y tiene razón, pero hay que reconocer que los uniformes, incluso de soldados, son muy atractivos.
Los militares, mayormente marinos, pierden mucha distinción cuando van de calle. Y los jóvenes desean gustar.
Los chicos de aquel verano.
Pone en cursiva un escrito de Conrad:
…ese algo de vida que ya se ha ido… junto con la juventud, con la fuerza, con el ensueño de las ilusiones.
Verá, tuve una maravillosa infancia llena de aventuras como Tom Sawyer, en mi juventud me sentí la reina del baile (real o no) y en los años restantes, cumplí casi todos mis sueños.
Y aunque parezca un sinsentido, no querría volver atrás.
Añoro a mis seres queridos y siempre permanecerán en mi recuerdo, con amor, una sonrisa y agradecimiento eterno por haberme querido tanto.
Ahora estoy en otro momento de mi vida que también contiene sus momentos de alegría e ilusión. Ver las flores de mi jardín, charlar un ratito con alguien, atiborrarme de golosinas y comentar sus Patentes de Corso, son algunas actividades placenteras para mí. Estoy en paz, soy independiente, disfruto de mi soledad y sigo siendo libre.
Villanos de película.
Jack Nicholson. El resplandor . Salvo en Mejor imposible, nunca me gustó este actor.
Malcon MacDowell. La naranja mecánica.
Christopher Lee. Drácula.
J. K. Simmons, nazi malvado que dispara sin inmutarse.
Alan Rickman. En mi opinión, es un actor verdaderamente atractivo .La jungla de cristal.
Samuel L. Jackson. Pulp Fiction.
James Mason. Elegante y malvado, con una voz especial que nunca he oído y me gustaría. Rupert de Hentzau en el Prisionero de Zenda.
Leyendo sus historias señor Pérez Reverte, sobre, reinas, reyes, cortes, y guerras; quiero transcribir unas páginas que encontré una vez en un viejo libro de una biblioteca sombría y húmeda; así comenzaba esta historia, la cual no tenía firma.
«Este cuento que deseo contarles, ocurrió hace miles y miles de años, cuando la tierra era muy, muy, chica, o no tanto.
Pero recomiendo que el mismo solo lo lean los padres, junto a sus hijos.
Después de cruenta batalla, solo quedaron la reina, el rey, y un peón llamado IA, rodeados de espanto.
El peón de pie y voz firme, les preguntó a los reyes.
—Se que están enemistados, y también sé, que ninguno de los dos me representa, por lo cual les pregunto una sola y última vez. Para quien desean que aporte mi inteligencia.
—Para mi —se apresuró a decir la reina.
—Para mi dijo el rey.
—Entonces IA, con cara de desencanto dijo: entonces trabajaré…para mi.
Después de unos días, al comprobar los reyes que ya no tenían a nadie que pudiera trabajar para ellos, comprendieron que tendrían que realizar su propia huerta, lavar los platos, tender la ropa, cortarse el pelo; decidieron no pelear entre ellos y fueron en persona a visitar a IA.
IA, se preguntó ¿para qué me querrán?, pero considerando que no ganaba ni perdía nada, les abrió la puerta, la cual estaba protegida por una reja de gruesos barrotes; pero que IA, mantenía abierta, porque en el reino ya no había ni siquiera ladrones».
Firma de autor: anónimo.
Cordial saludo.
Cada uno es libre de hablar y escribir de lo que quiera o, como dice don Arturo, de lo que le salga de… y no critico que se escriba del Próximo Oriente, de historia o de lo que sea. Yo, por mi parte, hay polémicas en las que tampoco quiero entrar. Algunas si que son muy nuestras, algunas son nuestro futuro, algunas son nuestra dignidad.
Pero hay situaciones, compromisos, a nuestro alrededor, que a veces imponen hablar cuando todo a nuestro alrededor se está derrumbando. Pero cada uno es dueño de sus palabras y… de su silencio.
Me da pie a esto que digo, las premonitorias palabras de hoy de don Arturo: «aquel tiempo turbulento no fue cómodo para la zazón y la inteligencia»
Hoy, en España, se hacen vívidas de nuevo estas palabras. Momentos traumáticos estamos viviendo por un estúpido ávido de poder, estúpido y malvado, tan estúpido que es capaz de entregar todo el poder a una hiena para poder conservarlo.
Pero, bueno, don Arturo, disfrutemos de los últimos momentos de democracia (si es que alguna vez la hemos tenido), antes de la debacle (porque no va a quedar ni ladrillo). Y sigamos hablando de historia… o no.
Desear felices momentos… a casi todos.
Me uno a su diagnóstico: «Entre nacionalismo y religión (que todavía hoy, parece mentira, siguen destruyendo la concordia entre los seres humanos) aprovechados por gentes fanáticas, estúpidas o perversas, aquel tiempo turbulento no fue cómodo para la razón y la inteligencia, sino todo lo contrario.»
En un breve párrafo ha identificado (tal vez faltaría la avaricia en mi opinión) los grandes males del mundo (nacionalismo y religión) y también a los malvados (fanáticos, estúpidos y perversos).
También acierta con el tratamiento necesario para curar la enfermedad que nos aqueja: el humanismo, con sus postulados necesarios de cultura, inteligencia, fraternidad y respeto al pensamiento ajeno por encima de fronteras.
Sería juicioso y necesario aplicar esas geniales pinceladas de su discurso a nuestra realidad actual, dentro y fuera. Todos saldríamos ganando, incluso los malvados.
Me da la impresión de haber pensado lo mismo que usted, sr. B. sin habernos comunicado.
No estamos culpando a don Arturo no hablar de ciertos temas y sí de otros (el sabrá, o no) pero si que echamos en falta su posicionamiento respecto a la debacle. Quizás le oigamos o le leamos cuando a Casademont le nombren presidente de la Real Academia de la Lengua y al coletas ministro del interior.
Porque, espectadores espantados somos todos. Asistimos a una partida de naipes entre dos tramposos. Cada uno de ambos está convencido de que va a engañar al otro. Al final, los dos engañaràn al contrario pero, engañados, lo que se dice engañados de verdad, vamos a salir todos los demás, incluyendo los que les han votado, engañados.
Engañados, siempre engañados, antes y ahora, en el bolsillo, en los conceptos, socialmente. Nada tiene sustancia, todo es líquido, lo que ayer pensábamos y en lo que creíamos ya no es válido, todo es relativo, nada es verdad.
Y, en el otro lado, esto va a hacer historia para la posteridad. El poder por el poder sin que lo sustente ninguna convicción seria salvo la posverdad, el relato y el relativismo absoluto.
Hay reglas históricas inalterables, leyes quizás. Cuando el pueblo se equivoca, las cosas ocurrirán siempre de la peor manera posible, aquí no existe la suerte. Ahí está la historia: Alemania 1.933.
Saludos compungidos y expectantes.
Buenas noches, señor Ricarrob. Efectivamente, creo que ambos hemos acertado en las claves filosóficas de la exposición de esta semana. Y es un placer encontrar camaradas de pensamiento ante tantos anatemas y barbaridades en nuestro entorno. Se agradece ese calorcito de comprensión intelectual en la helada tenebrosa que nos esta cayendo por dentro y por fuera, cerca y lejos.
Y tambien pienso en esa fecha diabólica que fue el ascenso de los nazis al poder en Alemania, también utilizando entonces a la democracia para subvertir a la propia democracia y el estado de derecho. Y allí y aquí, en común, la maldita palabra nacionalismo, diametralmente opuesta al internacionalismo que siempre había sido la seña principal de la izquierda. Esa izquierda ahora desnortada y de causas limitadas, aberrantes y sin sentido, que nos está tocando padecer. Pero usted y yo, y muchísimos más, sabemos por la historia que, tarde o temprano, los villanos y los traidores, por su propia arrogancia, la acaban pifiando y pagando sus cuentas pendientes todas juntas. Sí, sabemos, como nos cuenta esa historia inapelable, que Roma no paga a traidores. Un cordial saludo.
Ha dado usted en el clavo nuevamente. La izquierda desnortada, el internacionalismo, la Ilustración.
Efectivamente, la izquierda en toda Europa, pero sobre todo aquí, donde se suele ser más posmoderno que nadie y competimos por ser los más de los más, ha abandonado los postulados de la Ilustración y ha abandonado el internacionalismo. Ahora la izquierda es absurdamente nacionalista (o mejor dicho, nazi-onanista), retrógrada y cutre sobre todo cutre, muy cutre.
Por si usted no lo ha leído, le recomiendo el libro de Estephanie Roza, «¿La izquierda contra la Ilustración?» (recomendado hace poco en Zenda). Es una mujer filósofa y de izquierdas que critica el postureo posmodernista y retrógrado de la izquierda europea. Realmente, se lo recomiendo a todo el mundo, fundamentalmente a los votantes de izquierda de este país. Incluso te das cuenta, con su lectura, que esta izquierda, además de apoyar regímenes totalitarios y dogmas anti feministas (me refiero al feminismo de verdad, no al monteriano), apoya ir en contra de la Declaración de Derechos Humanos como hacen ciertos filosofantes del eurocentrismo culpable.
Saludos.
Los pactos y traiciones…muchas veces pienso que los políticos de este vasto mundo, ya no necesitan ni a nosotros, los ciudadanos, es más, creo que somos una molestia.
Cordial saludo señor Basurillas
Buenas noches, señor Brun.
Así es. Les sobramos. Sobramos a los políticos cuando nos apartamos a tiro, digo voto, limpio de demoscópias, sondeos y sus cálculos electorales; nos quieren quitar hasta el sueño dulce de los Reyes Magos de la noche electoral. Pero les sobramos también a los comerciantes de los hipermercados, que prefieren cada vez más las cajas de autopago -que no pagan a la seguridad social- que las honestas cajeras humanas que, por crear y mantener algo de empleo humano,
preferimos todos (menos una, sí es así, que pululaba por aquí) . Les sobramos a Hacienda, que no puede compaginar pensiones con cotizantes y pirámide poblacional, y ve que la deuda pública la pagará nuestra tercera generación, si les alcanza.
Les sobramos a las televisiones, que no nos soportan con el zaping para su cálculo de audiencias y programas de bazofias de vidillas del lumpen de vividores y vividoras.
Y, en especial ¿les sobramos? tal vez, espero que no, a los de Zenda, por utilizar cada vez más este rinconcito para contarnos las cuitas y pensamientos que nos sugieren las palabras de don Arturo. De todas las anteriores ésta última sería la que más me dolería, al ser el único rato semanal en que utilizo la poca neurona que me queda y el dedo más rápido, sólo uno, del oeste en el teclado de mi tablet.
Un cordial saludo también.
Por cierto, creo que me he pasado; mis disculpas más ferviertes a esos pobres animalitos con tan mala fama. Mis disculpas a las hienas.
Debo reconocer que este espacio posee algo digno de destacar; los que escriben aquí despliegan algo que el mundo entero necesita con urgencia. La posibilidad de razonar con calma y sabiduría.
Quiero continuar si me lo permiten transcribiendo este en apariencia antiguo relato de un desconocido.
Me olvidaba de decirles el título de este trabajo, el cual me resultó muy intrigante…»Ajedrez, la gran historia»
«Cuando IA, les abrió la puerta, les dijo:
—Me tendrán que disculpar, no puedo ofrecerles nada para comer o tomar, porque yo ni bebo, ni como; ustedes bien saben que estoy hecho solo de cables y chips. (de esa forma se decía antiguamente, no tengo un cobre, ni partido al medio).
Primero habló la reina, siempre con su mismo tono de voz intolerable y caprichosa.
—Tu obligación IA, es colocarte de inmediato a nuestras órdenes porque este es mi reino, y no lo compartiré con nadie jamás en toda mi vida. —después de decir esto, la reina se quedó mirando a IA con su característica cara de mujer todo poderosa e implacable.
Después el rey con su mano apoyada en su espada, y colocando su pie sobre una pequeña piedra, le dijo a IA, también en forma autoritaria.
—Te íntimo IA, que mañana a primera hora de la mañana te presentes en el castillo para trabajar, de lo contrario, ¡serás despedido de inmediato!
IA, quedó extrañado ante esto que escuchaba por parte de los reyes; en primer lugar, porque no sabía que se habían reconciliado, y en segundo lugar porque él no los necesitaba. Entonces IA, para no ser descortés, amablemente les dijo:
—Mañana no voy a poder señor rey, pero pasado trataré (en aquella época la palabra «trataré» tenía dos interpretaciones, una era lo que parecía… es decir hacer el esfuerzo, y la otra era: ¡vallanse a freír churros!, en aquellos tiempos las personas eran muy educadas».
Autor anónimo
Cordial saludo
Dada la repercusión que ha tenido este relato apócrifo que he encontrado por casualidad. Debo decirles que se han comunicado conmigo personas ilustres, al menos para mí, como mi peluquero, don Miguel el zapatero, Bernardo el estudiante eterno, y José; un muchacho algo loco, que no estoy seguro si está enfermo o demasiado cuerdo, también una señora que no tengo el gusto de conocer:
“Cuando la reina llegó a la casa de IA su cólera era infinita; justamente le pasaba esto a ella, que jamás había pisado el barro en toda su vida; sus sirvientes le habían tenido terror; tener que recurrir a un insignificante peón pidiendo ayuda, era intolerable, pero otro solución no encontraba. Cuando estaba a punto de llegar por culpa del resbaladizo piso, se cayó sentada…maldijo al mundo entero, con improperios jamás escuchados, pero quién la podía escuchar si no quedaba nadie en su reino.
Cuando llegó a la casa de IA golpeó la puerta y esperó. IA cuando escuchó que alguien llamaba, imaginó que no había quedado solo, pero cuando abrió la puerta de su casa, por poco se cae de espaldas, el aspecto de la reina era más que lamentable, era un estropicio.
—Puedo pasar, —dijo la reina autoritariamente.
—No —le dijo IA a la señora.
En aquellos tiempos, los reyes y la corte que los rodeaba, no pedían permiso, tampoco decían perdón, ni gracias, ni señor, señora o señorita. Era la costumbre; hoy serían algo así como… maleducados importantes; para referirnos a estas personas en forma respetuosa.
—¡Porqué! —gritó la reina golpeando con su pie el suelo, no ves en el estado en el que me encuentro.
IA, que siempre fue respetuoso, le dijo:
—Es justamente por eso señora, que no puede usted pasar, recién terminó de limpiar el piso, y no deseo que usted lo ensucie con barro.
La reina, que estaba por estallar de rabia, se contuvo, y utilizó uno de los estilos de persuasión más antiguos que la injusticia; dar lástima.
—IAITO, estoy desesperada, el rey me abandonó a mitad del camino, estoy mojada, hace frío, tenme piedad.
IA, que ya conocía a la reina, desde hace mucho, le permitió pasar, bajo una sola condición…que se quitara los zapatos.
Una vez que la reina entró esto pasó.
La reina, jamás había entrado a la casa de ninguno de sus peones; y lo que vio allí, le resultó extraño, y sorprendente a la vez. La casa no era grande, se podría decir que bastante chica, pero comparada con el castillo su tamaño era insignificante.
En cuanto al tamaño de las cosas, todo es muy relativo, como en el mundo de los animales; un elefante es enorme con respecto a una pequeña hormiga; pero ambos poseen un corazón… ¿o no?.
Bueno, si buscamos en Wikipedia, estos nos dice:
No nos queda muy claro si poseen corazón o cerebro, pero en particular a mi me asombra su sistema de vida, que siendo tan antiguo, aún funciona, y muy bien. Lo que no podemos saber es…si son felices. Por esto estoy pensando que a pesar de comerse las flores de mi jardín, tienen derechos… me pregunto si tendrán obligaciones.
Tal vez su obligación sea molestar a los humanos, o alimentarlos”.
“Está por verse; todo depende de los humanos.
Está por verse todo; depende de los humanos.”
Cuando ya no estemos los humanos,
ellos, los animales, prevalecerán,
las hormigas, los elefantes y las ballenas,
y todo será tranquilo y perfecto,
como antes.
Y nosotros vagaremos eternamente por el Hades,
envueltos en bruma,
navegando por el proceloso mar del olvido,
en la nave de los locos…
Firmado: Jheronimus van Aken.
Usted se refiere a él Bosco, sin duda.
Me pregunto, cuántos hombres han pasado por la vida dejando una huella indeleble, por ser malos, o por buenos.
En el presente, son muy pocos a los que les interesa dejar su huella, prefieren buscar el “éxito” personal, que no está mal…en tanto y en cuanto no sea a costillas de los demás.
El dato del Bosco, lo he ido a buscar a el sitio de Wikipedia, aún no soy un erudito, pero lo intentaré.
Cordial saludo estimado señor Ricarrob.
Y su cuadro «La nave de los locos» es impresionante, para pasarse horas viéndolo. Es un cuadro social y político y… premonitorio. La situación política española actual está dentro de ese cuadro. Y muchas más cosas…
Sr. Brun, no se minusvalore usted. Con lo que usted escribe, con sus historias, ójala lo haga más ya que disfrutamos con ello, usted ya es un erudito. Además, ¡hay tantos con el título pero sin las dotes!
Saludos cordiales.
Lograr resumir toda la miseria humana en un solo cuadro parece algo demasiado ambicioso; pero en este, “La nave de los locos” del Bosco, ese objetivo está logrado.
Lo que no observo en él, es algo que llama la atención y desmoraliza.
Parece ser que no hay lugar en esta obra, para algún tipo de virtud o esperanza. Todo indica que la humanidad, solo flota en aguas nauseabundas.
Cordial saludo señor Ricarrob
Coincidimos en la apreciación, pero el Bosco es así (el carro de Heno, el Jardín de las Delicias… ). No se sabe mucho de su vida pero creo que su idea del ser humano no era muy benévola, ni muy optimista. Por mi parte, creo que es necesario ser coscientes de lo nauseabundo para apreciar más la virtud, aunque escasee.
Saludos.
AJEDREZ, LA GRAN HISTORIA (cuarta entrega)
Quiero detenerme para analizar brevemente este juego milenario y apasionante, el ajedrez.
El ajedrez se puede jugar entre dos adversarios, o contrincantes, o jugadores, que compiten para ganar, obviamente. Aunque si lo meditamos un poco, también se puede competir para perder, en este aspecto, tiene las mismas características que el fútbol (pasión de multitudes)
El ajedrez también se puede jugar con un solo jugador, que compite contra sí mismo…no sabemos si esto posee algún atractivo; o, entre un jugador y una fría máquina, que analiza billones de posibles jugadas en un segundo. También se puede jugar entre miles de personas, si, leyeron bien, entre miles de personas; lo que ocurre es que se debe limitar el tiempo para mover las piezas.
Las piezas del juego representan a dos reinos, uno blanco y otro negro; cada uno con una pareja de reyes, dos torres, dos alfiles, dos caballos y ocho pequeños y valientes peones. Por lo general al principio del apasionante juego, se enfrentan un peón negro y otro blanco, hante la atenta mirada de la pareja de reyes, custodiados como si fueran imprescindibles. No obstante, existe la posibilidad, que los caballos salgan primero, saltando por sobre los peones; pero si los peones no se arriesgan, todas las otras fuerzas de los reinos quedan atrapadas. Cabe también reflexionar que existe la posibilidad que las piezas sean movidas por una sola mano de las humanas, esta puede ser la mano de Dios, o de un ser superior …o la mano derecha o izquierda, salvo, obviamente, que el jugador solitario, sea zurdo, por lo cual, todo es igual, pero distinto…o también, que todo sea distinto pero igual.
Cabe señalar que en el milenario juego, en realidad, los por nosotros denominados «peones», no lo eran; y tampoco tenían baja estatura; en verdad, eran valientes y fornidos guerreros, colocados es una fila con una de sus rodillas en tierra; preparados a brindar su vida, con honor, por el rey y su reina. Esto nos demuestra que la principal característica de un rey y su reina, es poner al servicio de su pueblo, su inteligencia, su integridad, su valor, y obviamente su vida. Por aquellos tiempos, solo era posible conseguir que un pueblo entero confiara en su rey y su reina, si estos no les mentían.
De acuerdo a los grandes maestros del ajedrez, tengo entendido que no es conveniente atacar, o comenzar el ataque por los flancos, lo correcto es tratar de dominar el centro del tablero, o el centro del campo de batalla. Tenemos que advertir a aquellos que deseen jugar al ajedrez, estamos hablando de un juego… tanto o más cruento, que los nuevos juegos virtuales, en donde el clima del lugar, más la muerte, pareciera ser su atractivo principal.
Autor anónimo.
El ajedrez. Milenario. Complejo. Los granos de cereal y todo eso. La sabidurìa. La estupidez del mate pastor o del mate puigdemon.
Los políticos son esos señores que juegan al ajedrez contra la ciudadanía pero los ciudadanos no tenemos oportunidad de mover las piezas. Ellos mueven también nuestras piezas diciendo que lo hacen «en nombre de». A ese estado de cosas lo llaman democracia.
Además, los ciudadanos, siempre los ciudadanos, estamos obligados a cumplir las normas del juego. Sin salirnos. Los políticos no. Cuando les interesa, se saltan las reglas, meten nuevas piezas fraudulentas en el tablero, e incluso hasta pueden jugar sin rey y sin reina y… ganar.
En este juego, siempre perdemos los mismos.
¡Qué sera de nosotros!
De nuestras cuitas, de nuestros desvelos,
esperanzas y anhelos,
amores y desamores
y también de nuestros temores.
Qué sera,
De nuestra filosofía
y de nuestra literatura,
de nuesrras artes,
de nuestros errores.
La seguridad solamente
de formar parte de algo mejor,
de ser de las estrellas ese polvo eterno.
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