A veces sucede el milagro. Entre la avalancha de novelas que llegan cada mes, entre argumentos de contraportada que recuerdan a telefilms de sobremesa, entre tanto libro que se copia del best seller de turno, aparece un rayo de luz, una obra que destaca con voz propia más allá de modas o tendencias.
Perros con placa (Libros Indie, 2019) no parece una primera novela, ni Mario de la Rosa un nuevo autor. No solo brilla por su calidad literaria, que la tiene y a raudales, sino que desde el primer momento sabe qué quiere contar y cómo hacerlo. Los capítulos son breves, con frases cortas y cortantes que se van quedando grabadas en el subconsciente. Destaca el dinamismo que da a cada uno de los escenarios, que apenas se repiten. Cada nueva página transcurre en un lugar distinto, desde conciertos demenciales a saunas gays, del ring de un gimnasio a las peores calles de Madrid, de una sala de interrogatorios a la habitación de un burdel. La novela gira constantemente sobre sí misma, se retuerce, te presenta la perspectiva de distintos personajes y deja que el lector sea quien emita los juicios de valor. Una estructura compleja y de una factura sobresaliente.
Sin entrar demasiado en el argumento, la historia cuenta el enfrentamiento entre una unidad especial de la policía y una organización criminal llamada «Los Mastines». Caballero, un inspector dispuesto a todo, será la punta de lanza en una misión que le toca en lo personal más de lo que esperaba en un principio. Su objetivo es detener al Gran Can, el enigmático líder de los delincuentes, quien también tiene sus propios problemas internos. Estamos ante un libro que destila realismo sin maquillaje, una historia plena de verdad con un elogiable esfuerzo de documentación.
La novela contiene elementos muy diversos. Se aprecian detalles de series de televisión como The Shield o The Wire e incluso de películas como Atrapado por su pasado (Carlito’s Way), pero si tuviera que elegir un espejo literario ese sería Don Winslow y su novela Corrupción policial. Esto último es injusto porque Perros con placa brilla con luz propia, tiene un mensaje diferenciador y una personalidad arrolladora que la distingue del autor americano. Es una novela de acción, pero también presta mucha atención al desarrollo psicológico de los personajes. Todos, desde los protagonistas a los secundarios, tienen aristas, problemas, defectos, virtudes y contradicciones. Parece una obviedad, pero con tanta novela con investigador perfecto de pasado imperfecto, darse un baño de realidad con los protagonistas de Mario de la Rosa es un soplo de aire fresco.
Es una satisfacción encontrar novelas así. Merece la pena sumergirse entre sus páginas. Me gusta la gente que afronta retos, que toma riesgos, que sale de su zona de confort. Mario de la Rosa ha iniciado un camino que rehuye lo fácil y apuesta por sacudir al lector para dejarlo con boca abierta. Un auténtico descubrimiento, un autor sobresaliente y una novela que no os podéis perder.
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Autor: Mario de la Rosa. Título: Perros con placa. Editorial: Libros Indie. Venta: Amazon y Casa del Libro
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