Quizá más conocido por su obra plástica que por su poesía, fue una figura esencial dentro de las vanguardias francesas de comienzos del siglo XX, en particular en la fundación del dadaísmo y la práctica del surrealismo. A continuación reproduzco Plaza blanca, un poema de Jean Arp.
Plaza blanca, de Jean Arp
esta mañana coloca en mi camino
sólo los bibelots de la muerte
las campanas tocan años en cada minuto
pasan años que tienen abanicos de hormigas en las cabezas
pasan años que tienen hocicos vegetales
y aletas de genio
pasan años que ahuyentan a pequeños años
la luz del arte habla del suicidio delicioso
cierro los ojos y me encuentro en la plaza blanca
el agua de la plaza está agitada
olas enormes se precipitan sobre las casas
y arrancan los labios
que los pájaros han colocado en las ventanas
abro los ojos
las blancas crines echan a volar
soñadores tomados de la mano como los ciegos
atraviesan la plaza
el viento acaricia las plantas domesticadas
cierro los ojos
es de noche
de pronto me despierto en la noche
los pájaros cantan
es de día
montañas líquidas flotan en el aire
abro los ojos y me duermo de pie, en medio de la plaza blanca
la umbela de las estrellas se cubre de labios
Arp nos hace viajar sobre una almohada con alas que vuela sobre una plaza de palabras que contagian ensoñaciones. Transforma el tiempo en un río de recuerdos que bailan a un ritmo distorsionado por la bendita mala memoria. Gracias por compartir este poema que no es un bibelot sino un tesoro escondido en un mercado de pulgas