En casi todos los ámbitos nos encontramos bajo la lupa meticulosa de los algoritmos de la inteligencia artificial, explorando territorios insospechados. Yo, como músico, me rindo ante ciertos algoritmos que uso frecuentemente en mis tareas de producción musical. En este artículo voy a explicar un experimento y también algunas reflexiones con una herramienta de IA que actualmente está en boca de todos, pero antes de nada, pongámonos en contexto.
Esto también abrió la puerta a que cualquier persona anónima pudiese copiar con exactitud una canción, simplemente duplicando el archivo de audio con un solo clic. De ahí en adelante, la faz de la industria musical experimentó mutaciones profundas, urdiendo una transformación que hoy reconocemos como la era del streaming o “escuchar desde Internet”.
Los vinilos y casetes se desvanecieron, reservándose para coleccionistas, mientras incluso las copias digitales de los CD vieron mermar sus ventas, siendo eclipsadas por las plataformas de transmisión en línea. A esto ya nos hemos acostumbrado, ¿pero qué posibilidades encierran en la actualidad ciertos algoritmos de inteligencia artificial aplicados al mundo musical?
Inteligencia Artificial en la Producción Musical
La producción musical comprende el proceso de dar vida y forma a una grabación musical, desde su concepción hasta su conclusión. Esta labor abarca desde la composición y el arreglo hasta la grabación, edición, mezcla y masterización de las pistas sonoras. La integración de la IA en la producción musical ha desencadenado una auténtica revolución en la manera en que músicos y productores abordan su trabajo, introduciendo mejoras sustanciales en la calidad del audio, segmentación de pistas, generación de secuencias musicales y análisis automático, así como optimización del tiempo en el trabajo de estudio.
En la actualidad, es posible eliminar ruidos indeseados y subsanar imperfecciones en las grabaciones para potenciar la mezcla final. Dicha capacidad permite a los productores obtener un resultado de mayor excelencia y sofisticación, incluso da la posibilidad a cualquier individuo de contar con un estudio de grabación en su casa. Un avance innovador ampliamente adoptado por músicos es la capacidad de separar pistas de audio en elementos individuales, como voces, instrumentos y percusiones. Por ejemplo, resulta factible aislar la voz de Freddie Mercury de cualquiera de sus canciones con apenas un minuto de procesamiento, y lo destacable es que este proceso no conlleva costo alguno.
En este sector surgen aplicaciones como Moises: The Musician’s App, que emerge como una de las más utilizadas para llevar a cabo esta segmentación de pistas, y, como la mayoría, proporciona una versión de acceso gratuito.
Otro aspecto destacable es cómo la IA nos sugiere música a partir de nuestros propios gustos musicales, personalizando así nuestras experiencias auditivas. La inteligencia artificial también se inmiscuye en el análisis musical. Mediante algoritmos, puede extraer información y saberes a partir de vastos conjuntos de datos musicales.
Por ejemplo, es capaz de diseccionar atributos de una canción, como el tempo, la tonalidad, el ritmo, la temática, la letra de la canción, el sentimiento del texto, el sentimiento de la música, la afinidad de gustos de estas canciones a otros usuarios, e incluso la proximidad entre cantantes y bandas en vectores y grados de similitud, para emplear esos datos, categorizar y ordenar la música, culminando en una experiencia individualizada para cada oyente, convirtiéndose en el mejor “pinchadiscos” para cada persona.
La Creatividad Desatada: Inteligencia Artificial y Composición Musical
La inteligencia artificial juega un papel crucial, aportando asistencia significativa en diversas áreas de la música, tal como lo hace en muchos otros campos. Para añadir una dosis de entretenimiento, les propongo un experimento: he recurrido a ChatGPT para que genere una letra basada en la canción Mediterráneo de Joan Manuel Serrat —1971—. Esto podría ser una fuente de inspiración para cualquier cantautor que está empezando a adentrarse en la composición.
Vale, si no os ha matado aún este atrevimiento de destrozar la magnífica letra de Mediterráneo, vamos a seguir con este experimento y le pedimos a ChatGPT que me sugiera unos acordes para acompañar esta letra. Es un modelo de Inteligencia Artificial Generativa, no tiene ningún escrúpulo ni vergüenza, así que se va a atrever con esto sin importarle que esté mancillando una maestra de nuestra música e historia.
A pesar de que ChatGPT nos brinda sugerencias de letras basadas en parámetros y logramos extraer acordes, dos componentes vitales en una composición musical aún permanecen sin sugerencias: la melodía y el ritmo. Esto no lo puede hacer ChatGPT, que es un modelo de lenguaje, pero hay otras formas en las que la IA puede atreverse con eso.
Ya hemos visto modelos de Inteligencia Artificial Generativa que son capaces de clonar el estilo de músicos, como al mismísimo Bach. Este es un experimento que llevó a cabo Javier del Pino y que terminó con una canción que simulaba el estilo de las composiciones del genial creador a partir de la iteración 2.000 (el tiempo y el número de intentos es infinito para la inteligencia artificial).
Dejando de lado este experimento que seguro que permite ver hacia dónde vamos, podemos reflexionar sobre cómo, si bien la inteligencia artificial puede ser una herramienta impactante en el ámbito musical, todavía nos quedan elementos exclusivos de la creatividad humana en la composición de las canciones, aunque, cada vez más, es un trabajo colaborativo entre Humanos e Inteligencia Artificial. Veremos si en el futuro la IA Generativa no es la que crea los temas uno tras otro al estilo que se le pida.
La música siempre la hemos visto como forma de expresión artística, y es profundamente emocional y subjetiva. La IA puede replicar ciertos aspectos, pero aún sigue siendo un desafío emular por completo la esencia y la originalidad de la inventiva humana en este campo, pero es posible ver cómo cada vez se mete más en el proceso de creación.
En el presente no contamos con una IA capaz de fusionar una letra, como la que hemos generado, con una melodía original y un ritmo, ajustándose efectivamente a los cambios armónicos. También existen aplicaciones que posibilitan el análisis y la replicación de voces humanas, como My Vocal IA. Aún no se ha desarrollado una solución sólida para amalgamar melodías con diversos tempos y cambios armónicos sorprendentes, pero el tiempo dirá si aparecen soluciones a estas limitaciones, que desde que comenzamos a ver el avance tecnológico sin limitaciones hemos visto cosas que ni nos imaginábamos.
Es muy probable que alcancemos estos hitos y vayamos más allá. Puede que surja una nueva corriente artística de música generada por IA que nos evocará emociones y nos transportará, tal como lo hace la música contemporánea. No obstante, para aquellos nostálgicos, siempre quedará Mediterráneo de Serrat, como un eterno refugio.
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