Marina Tapia (Valparaíso, Chile. 1975). Poeta, artista plástica y divulgadora cultural. Desde el año 2000 reside en España y desde el 2013 en Granada.
Ha publicado los libros 50 Mujeres desnudas (Amargord, 2013), El relámpago en la habitación (Nazarí, 2013), Marjales de interior (Aguaclara, 2017), Jardín imposible (Ayuntamiento de Baena, 2020) y El deleite. (Ayuntamiento de Vélez Málaga, 2020). Ha coordinado El pájaro azul. Homenaje a Rubén Darío (Artificios, 2016). Ha sido traducida al griego y al portugués. Sus poemas han sido incluidos en una treintena de antologías.
Entre sus numerosos premios destacan: Voces Nuevas (2007) de la editorial Torremozas, Arte Joven La Latina de la Comunidad de Madrid, 2008, Paco Mollá 2017, Certamen poético de Guadix 2014, Ciudad de Baena 2018, Joaquín Lobato 2019 o el III Certamen de Poesía Social Mujer, Voz y Lucha.
Ha formado parte del catálogo de Animación a la Lectura de la Diputación de Granada y del Programa María Moliner 2019 del Área de Igualdad y Juventud. Pertenece al Institutum Pataphysicum Granatensis, a la Ronda Andaluza del Libro y a la Asociación de mujeres poetas Genialogías.
Zenda reproduce una selección de poemas de Corteza (El Envés Editoras, 2022), de Marina Tapia.
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CORTEZA
Te acostumbré,
corteza,
cuerpo mío,
a ser enmudecido,
a la resignación,
al cerco
y, en la mesa,
dejar que te engulleran
los chacales.
Marcada como res,
carnada para otros,
giraba sobre ruedas ya montadas.
Fui durmiendo a mi savia, su soltura,
aletargando el paso
hacia mí misma.
***
DICTADURA
Aunque en tu territorio pronunciase
mis primeras palabras,
tú
no me has parido.
Con un canto marcial nos arrullabas,
con rezos sin altura
y rondas en el patio de los miedos.
Me fugo del rencor que apacentaste,
del labio que no puede decir melancolía,
del muro levantado entre nosotros.
Hay básculas que pesan un tiempo que no vuelve.
Por eso es que rescato de mi fondo
la luz que sobrevive.
Y nada se parece ahora a la delicia
que es tamizar
el mundo.
***
REAFIRMACIÓN
Ya no me miro al modo de los hombres,
mis ojos ahora bailan sobre asuntos
tan altos como nimios.
Y el kit de mis sentidos es un compendio
de pura efervescencia.
Si el hábitat es rudo y me da caza,
yo escojo un adjetivo irreductible,
y presta
lo desarmo.
Soy ese continente que se busca,
que sabe deletrearse,
que se nutre
de palabras con rostro
y sentir.
No exprimiré la anécdota de ayer,
no voy a triturar mi biografía,
tan sólo quiero ampliar la voz de un grito,
pesar mi identidad, ser un conducto,
volcán donde resurge inacabable
el magma de la vida.
Acaso doctorarme en los tejados
junto a esa promoción de golondrinas.
Despertad,
despertad,
todo
vibra.
***
AQUELLO QUE FLORECE BAJO SOMBRAS
“Refrán y palabra no entienden,
mas luego se van a encontrar,
y cuando a los ojos se miren
el verse será adivinar”
(Poema “Ronda de la paz” de Gabriela Mistral)
Esta paz renovada
que crece desde el centro de mis ojos,
este mar de quietudes
quiere volverse paso,
salir desde su límite,
abarcar cada espacio que encuentra,
transmitir su armonía a los hombres.
Sólo tiene tres letras esta palabra mía,
que acompasa su ritmo con un dulce silencio.
En medio del dolor se nos presenta,
modesta, cotidiana pero alta
como una plantación toda de nubes
que el ojo ha de encontrar.
Acógela, abrázala,
repite su canción de amanecer
que ensaya nuevas formas de nombrarse.
Proclama con sus manos la alegría,
despiértala en tu boca.
Paz. No sólo aquél antónimo de guerra.
Paz de mujer. Trozo de pan
que siempre ha sido nuestro.
Colmena que en la mente
transforma cada celda del pensar.
***
CELEBRACIÓN
Frente al altar cambiante de la edad,
rescato las palabras vigorosas
que guardé para mí.
Me digo:
la voz no se marchita,
la juventud persiste en la garganta
versando sus picantes saberes y delicias,
capaz de sujetar su floración.
Un sortilegio brota de mi gruta,
un aroma de cuerpo asentado,
y en este medio siglo que me ciñe
soy vaso de mujer,
mirada que equilibra
−así, serenamente−
lo adusto y lo carnal.
Hoy voy a hablar de límites,
del peso del pasado,
de conquistas.
Y yo te quiero, cuerpo,
vulnerable corteza,
te acojo en mi pupila, te sopeso.
En ti se estableció todo el reinado
del tiempo que irrumpía desde fuera,
del tiempo que horadaba desde dentro.
Caderas,
vientre,
pecho que decae,
puedo besaros, sí, puedo alabaros.
Mi mente y su gobierno reverencian
a la mujer madura que conformo.
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Autor: Marina Tapia. Título: Corteza. Editorial: Elenvés editoras. Venta: Todostuslibros
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