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¿Poesía o crimen?

¿Poesía o crimen?

Escuché a Espido Freire decir en uno de los vídeos que pueden verse en Zenda que estamos en un momento de auge de la novela de género. Asumiendo que esto es cierto, es comprensible que los autores busquen con sus obras renovar, ampliar sus márgenes o hacer cosas nuevas. Los géneros son para romperlos, para estirarlos, y es refrescante leer propuestas novedosas. Pero claro, siempre que la historia funcione. Y sólo funcionará si, a pesar de las novedades, o precisamente por ellas, la historia encaja en el género al que pretende adscribirse, so pena de defraudar al lector. Por eso, es importante no olvidar los elementos básicos del género; aquello que es intocable si pretendemos que la novela en cuestión quede adscrita al mismo y, sobre todo, si no queremos que el lector se lleve una sorpresa. Parece que no es recomendable que quien quiere leer a Raymond Chandler o a Dashiell Hammett se encuentre con Paul Bowles o con Virginia Woolf.

"Descubrir al asesino y sus motivaciones queda en segundo plano"

Bondrée: La frontera del bosque sirve para ilustrar esta idea. Todo transcurre en el Lago Boundary Pond situado en la frontera del estado de Maine (EEUU) y Canadá. Es el verano de 1967, y en las cabañas y el camping situado entre el lago y el bosque de Moose Trap varias familias americanas y canadienses se disponen a pasar un verano tranquilo en plena naturaleza. Dos jóvenes aparecen muertas en el bosque, con sus cuerpos destrozados por trampas como las utilizadas antiguamente por un trampero que vivía en el bosque, y que se ahorcó mucho tiempo atrás por un amor no correspondido. A partir de aquí comienza la investigación policial para descubrir al asesino.

Sin embargo, la resolución del rompecabezas criminal y la revelación del lado oscuro del ser humano, que debían ocupar un lugar principal, en Bondrée se quedan en algo casi anecdótico. La parte policial es poco menos que accesoria. La atmósfera, el escenario, la leyenda sobre el bosque y sus antiguos habitantes, que solo debían contribuir a aumentar el misterio y la intensidad, se convierten en algo desligado de la propia investigación del crimen, y acaparan todo el protagonismo de la novela. Un entorno natural salvaje y acechante, una leyenda, y la desconfianza que generan los crímenes en los habitantes de ese lugar, aparentemente seguro y ajeno a cualquier peligro, es lo que de manera inmediata mueve al lector a seguir pasando páginas. Descubrir al asesino y sus motivaciones queda en segundo plano.

"Esta novela es una exploración de las fronteras del género negro que te deja un regusto agridulce"

Bondrée: La frontera del bosque es, en todo caso, una buena novela. Llaman la atención los juegos estilísticos con la joven narradora y el policía, no sólo bautizándolos con su propio nombre —Andrée y Michaud—, sino haciendo que la narradora sea a veces testigo de lo que ocurre y a veces omnisciente, lo que te hace pensar si la propia autora ha querido estar presente en la historia, desdoblada en testigo y policía, para dibujar de manera completa la significación del crimen, para abarcar todas las dimensiones de la trama desde dentro de la propia novela.

En cuanto a la estética, un lenguaje cuidado, un registro poético y un tono suave, bucólico a veces, hace que su lectura sea agradable, de fuerte componente evocador. Llegas a ver los colores del ocaso, a oír el canto de las aves, y a sentir la humedad que se extiende por el lago con las primeras luces del día. Y esto, aunque aleja al lector de ese momento de comerse las uñas y de sentirse pegado a la historia con velcro, es a la vez su mayor atractivo. En conclusión, una exploración de las fronteras del género negro que te deja un regusto agridulce.

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Autor: Andrée A. Michaud. Título: Bondrée: La frontera del bosqueEditorial: Alianza. Venta: Amazon.

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