En esta edición de las Poesías completas de Antonio Machado, José Luis García Martín, coeditor junto a José María Sánchez y Torreño, escribe una nota en la que leemos: ‘Pocos poetas tan aparentemente monótonos, tan incansablemente andarines de su propia órbita, como Antonio Machado; pocos también tan diversos, no con la versatilidad del juglar, sino con la verdad del poeta reflexivo con los ojos abiertos al tiempo que le ha tocado vivir’.
En Zenda reproducimos cinco poemas de Poesías completas (Renacimiento), de Antonio Machado.
***
III
La plaza y los naranjos encendidos
con sus frutas redondas y risueñas.
Tumulto de pequeños colegiales
que, al salir en desorden de la escuela,
llenan el aire de la plaza en sombra
con la algazara de sus voces nuevas.
¡Alegría infantil en los rincones
de las ciudades muertas!…
¡Y algo nuestro de ayer, que todavía
vemos vagar por estas calles viejas!
***
IV
EN EL ENTIERRO DE UN AMIGO
Tierra le dieron una tarde horrible
del mes de julio, bajo el sol de fuego.
A un paso de la abierta sepultura,
había rosas de podridos pétalos,
entre geranios de áspera fragancia
y roja flor. El cielo
puro y azul. Corría
un aire fuerte y seco.
De los gruesos cordeles suspendido,
pesadamente, descender hicieron
el ataúd al fondo de la fosa
los dos sepultureros…
Y al reposar sonó con recio golpe,
solemne, en el silencio.
Un golpe de ataúd en tierra es algo
perfectamente serio
Sobre la negra caja se rompían
los pesados terrones polvorientos…
El aire se llevaba
de la honda fosa el blanquecino aliento.
-Y tú, sin sombra ya, duerme y reposa,
larga paz a tus huesos…
Definitivamente,
duerme un sueño tranquilo y verdadero.
***
VII
El limonero lánguido suspende
una pálida rama polvorienta,
sobre el encanto de la fuente limpia, y allá en el fondo sueñan
los frutos de oro…
Es una tarde clara,
casi de primavera,
tibia tarde de marzo
que el hálito de abril cercano lleva;
y estoy solo, en el patio silencioso,
buscando una ilusión cándida y vieja:
alguna sombra sobre el blanco muro,
algún recuerdo, en el pretil de piedra
de la fuente, dormido, o, en el aire,
algún vagar de túnica ligera.
En el ambiente de la tarde flota
ese aroma de ausencia.
que dice al alma luminosa: nunca,
y al corazón: espera.
Ese aroma que evoca los fantasmas
de las fragancias vírgenes y muertas.
Sí, te recuerdo, tarde alegre y clara,
casi de primavera,
tarde sin flores, cuando me traías
el buen perfume de la hierbabuena,
y de la buena albahaca,
que tenía mi madre en sus macetas.
Que tú me viste hundir mis manos puras
en el agua serena,
para alcanzar los frutos encantados
que hoy en el fondo de la fuente sueñan…
Sí, te conozco, tarde alegre y clara,
casi de primavera.
***
IX
ORILLAS DEL DUERO
Se ha asomado una cigüeña a lo alto del campanario.
Girando en torno a la torre y al caserón solitario,
Ya las golondrinas chillan. Pasaron del blanco invierno,
de nevascas y ventiscas los crudos soplos de infierno.
Es una tibia mañana.
El sol calienta un poquito la pobre tierra soriana.
Pasados los verdes pinos,
casi azules, primavera
se ve brotar en los finos
chopos de la carretera
y del río. El Duero corre, terso y mudo, mansamente.
El campo parece, más que joven, adolescente.
Entre las hierbas alguna humilde flor ha nacido,
azul o blanca. ¡Belleza del campo apenas florido,
y mística primavera!
¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera,
espuma de la montaña
ante la azul lejanía,
sol del día, claro día!
¡Hermosa tierra de España!
***
X
A la desierta plaza
conduce un laberinto de callejas.
A un lado, el viejo paredón sombrío
de una ruinosa iglesia;
a otro lado, la tapia blanquecina
de un huerto de cipreses y palmeras,
y, frente a mí, la casa,
y en la casa, la reja,
ante el cristal que levemente empaña
su figurilla plácida y risueña.
Me apartaré. No quiero
llamar a tu ventana … Primavera
viene -su veste blanca
flota en el aire de la plaza muerta-;
viene a encender las rosas
rojas de tus rosales… Quiero verla…
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Autor: Antonio Machado. Título: Poesías completas. Editorial: Renacimiento. Venta: Todos tus libros.
BIO
Antonio Machado (Sevilla, 1875) residió desde niño en Madrid, donde se educó en la Institución Libre de Enseñanza. A finales de siglo, conoció en París a Rubén Darío y entró en contacto con la estética modernista. En 1903 publicó su primer libro, Soledades, muy aumentado en la reedición de 1907. Ese año se traslada a Soria, donde ejerce como profesor de francés, se casa y comienza a escribir los poemas de Campos de Castilla, publicado en 1912, el mismo año en que muere su esposa y se traslada a Baeza. A partir de 1919, reside en Segovia, donde escribe los poemas de su tercer libro, Nuevas canciones. En los años veinte estrena varias obras teatrales en colaboración con su hermano Manuel. La última edición de su Poesía completa aparece en 1936 y a ella incorpora los poemas de los que llama sus complementarios (Pessoa los denominaría heterónimos), entre los que destacan Juan de Mairena y Abel Martín, cuya obra filosófica y de reflexión estética finge glosar. También en 1936 publica Juan de Mairena (Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo). Tras el comienzo de la Guerra Civil, se pone al servicio de la causa republicana, a la que defiende en prosa y verso. Muere en Colliure en febrero de 1939 y desde el mismo momento de su muerte se convierte en símbolo de la España derrotada y condenada al exilio.
Gran poeta, uno de mis favoritos. En sus dulces versos se vive la esencia de la tierra de la España que vivió.
Poesía de Antonio Machado. Es un grito de exigencia de paz, es plegaria de búsqueda de justicia social, es crítica constructiva a modelos educativos faltos de razonamiento, es descripción maravillosa de la naturaleza, que cuando se lee parece escrita por un botánico o un zoologo conocedor. Su poesiá es queja y desconsuelo cuando describe el daño ambiental, que generan incendios y tala en los bosques, y el mal social y económico consecuente derivado del deterioro ambiental. Por eso Machado es eterno, su poesía es tan actual, como cuando él vivió.