Tras la publicación de Los lobos cambian el río, Francesc Miralles regresa a las librerías con un nuevo volumen de memorias en el que aborda las claves de los grandes libros de desarrollo personal. Todo el volumen está salpimentado con viajes, anécdotas, descubrimientos y curiosidades.
En este making of Francesc Miralles desvela el origen de Escrito en la Tierra (Obelisco).
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Siempre me ha apasionado leer biografías, tanto las escritas por el propio personaje —por ejemplo Yo, Asimov—, como las que son obra de terceros, como el Limónov de Carrère o las realizadas por Walter Isaacson.
Tal vez por eso, cuando llegó la pandemia y quedé liberado de dar conferencias, visitar escuelas o presentar libros, me decidí a escribir Los lobos cambian el río. Ese primer volumen de memorias, que abarca desde la infancia hasta los treinta años, se centraba en mis inicios, pero enfocado a sintonizar con los de cualquier persona, en especial las que tienen una alma artística.
¿Qué es lo que lleva a un niño a escribir o a pintar? ¿Qué carencias cubre el impulso creativo?
Asimismo, expliqué mis calamitosos debuts sentimentales, el descubrimiento de la psicología y el budismo, los primeros viajes iniciáticos o mi entrada en el mundo editorial.
Es un libro también sobre los maestros inesperados que aparecen en nuestra vida para cambiar su curso.
Tres años después de aquel primer volumen, muchos lectores me pedían que escribiera la otra parte, mi biografía de escritor de éxitos como Ikigai, además de ejercer de sherpa literario y otros roles en el sector editorial. Me puse en ello hasta completar Escrito en la Tierra, que se ha publicado recientemente.
No quería hacer una mera segunda parte del anterior libro, que además me parece demasiado melancólico. Necesitaba hacer algo diferente, y eso se refleja ya en la portada. En ambos volúmenes las encargué yo, con permiso de mi editor, a dos artistas distintos.
La primera era muy conceptual, con cuatro piedras cuya simbología sería aquí larga de explicar. La segunda fue una ilustración de Enric Jardí, un gran diseñador, donde se me ve en mi escritorio con traje de astronauta.
Mi primera idea para el título había sido Un astronauta en la Tierra, que es como siempre me he sentido, pero finalmente esa idea fue a la imagen de cubierta, que complementa un título más genérico.
Escrito en la Tierra incluye tres libros. El primero es mi biografía como editor, sherpa y escritor desde mi treintena hasta la actualidad. El segundo es una selección de mis mejores artículos en mi blog del lunes, Monday News, a lo largo de los últimos quince años. Elegí aquellos más atemporales y que puedan tener utilidad para personas creativas. La tercera parte es la transcripción de un cuaderno con mi primer retiro budista, que fue un despropósito lleno de chifladuras.
Se trata de un libro heterogéneo pero muy vivo, además de estar compuesto por capítulos muy cortos, y el feedback que he recibido de los lectores es que es muy divertido de leer y que se aprenden cosas. Misión cumplida.
Puede haber muchas motivaciones distintas para escribir un libro. De hecho, los llamados «escritores de raza» vierten una línea tras otra por pura necesidad, porque necesitan hacerlo como el aire que respiran. Si están unos días sin escribir, empiezan a sentirse mal, les asalta el vacío existencial o empiezan a comerse la cabeza. Tengo muchos amigos así.
Yo no soy de esos. Podría estar perfectamente sin escribir. De hecho, me gusta más leer la obra de otros que sentarme frente al ordenador, como hago ahora para explicarme. Prefiero que trabajen los demás que hacerlo yo.
Si escribo es porque me resulta muy fácil. Ya desde muy pequeño, la única asignatura que se me daba bien era la redacción. Mucho antes de que mis compañeros hubieran acabado la suya, yo ya estaba listo. Creo que en publicidad eso se llama afluencia.
Escribir, para mí, es como caminar a paso tranquilo. No me supone un esfuerzo. Hay una sinapsis muy corta entre mis pensamientos y la pantalla o el papel. Por eso no sufro al escribir; fluyo.
Si hay algo que yo creo que merezca ser contado y que interese a otros, entonces me pongo a la tarea. Escribo para los demás. Por eso solo concibo escribir aquello que pueda resultarles agradable o inspirador. Mis demonios los dejo para mí mismo.
Esta fue la razón para hacer Escrito en la Tierra. Quería explicar desde dentro, con muchas anécdotas y reflexiones, el camino que lleva del autor desconocido al de éxito. Esto me ha permitido detenerme en algunos aspectos del arte de vivir que espero que sirvan a quien me lee.
Nunca he aspirado al Nobel. Mi máxima ambición es que esa persona que ha tenido un mal día se meta en la cama con mi libro y encuentre en mí a un amigo que le arranca una sonrisa.
Por eso escribo.
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Autor: Francesc Miralles. Título: Escrito en la Tierra. Editorial: Obelisco. Venta: Todostuslibros.
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