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¿Por quién lucho yo?

Víktor Nekrásov, arquitecto, actor, diseñador y periodista, fue un excombatiente de la batalla de Stalingrado que narra en este libro, a modo de diario novelado, las miserias de la guerra apoyado en el personaje de Kérzhentsey. El libro tiene tres partes y un epílogo escrito 40 años después, como consecuencia de la censura sufrida en URSS.

Nekrásov no pierde detalle de cada batalla, cada orden recibida, cada movimiento, cada penuria, cada contradicción. Ilustra momento a momento y palabra por palabra todos sus días en el frente de Stalingrado, lo que convierte a esta novela en un texto casi de realismo teatral, con amplios diálogos, como si hubiera transcrito las grabaciones de las trincheras.

La mejor forma de hacer la reseña de este libro es utilizando las propias palabras del autor, porque con ellas expresa, mejor que cualquier reseña que podamos hacer, la desazón, desencanto, miseria y penuria, la utilización de las vidas humanas para fines bélicos. A través del texto se puede comprender el momento de esa batalla, que marcó el principio del declive nazi en su expansión por Europa.

Dice:

“Todo lo que ayer aún estaba vivo…, todo esto ya no le hace falta a nadie.

—¿En qué dirección vas?

—¡Qué ingenuo! Nos movemos, y eso es todo”.

“La guerra, siempre la guerra que solo mata inocentes y rompe vidas, separa países, acaba con las ilusiones, mete en el imaginario de nuestras vidas sentimientos pueriles y… Dicen que, puede que, todo es posible, nunca se sabe”.

“¿Cuánto dura esto? ¿Una hora, dos o quince minutos? Ni tiempo ni espacio. Solo confusión”.

“Sin pensamientos. El cerebro se desconecta. Solo queda el instinto: el deseo animal de vivir y esperar. Ni siquiera esperar, sino desear: cuanto antes, que sea cuanto antes, lo que sea, pero cuanto antes.

Más tarde estamos sentados en la cama… Cómo ha ocurrido todo esto, ya no lo recuerdo”.

“La gente, corre, corre, corre…”.

“Los días se suceden, uno tras otro, claros, azules, con telarañas flotando por los aires. La orden que no llega”.

“Los soldados estaban helados; total, que mandé cavar para que entraran en calor”.

“Todo ha sido una estupidez. Un día más, por tanto. A los muertos no los enterramos”.

“Alternan. Ataque, tiroteo, ataque, otra vez tiroteo. Las ametralladoras silban como teteras. Cuando termine la guerra, meteremos a Hitler en un barril lleno de piojos y le ataremos las manos para que no pueda rascarse. Los piojos, seguramente, son la peor tortura en el frente. En la guerra no es posible no tener confianza, el valor por sí solo no basta”.

“¿Para qué estoy aquí? ¿Con qué fin? ¿Qué debo hacer?”

“¡El enemigo será derrotado! ¡La victoria será nuestra! Pero nuestra causa resultó injusta. Y en eso consiste la tragedia de mi generación. Mi tragedia…”.

“Los treinta años de militancia en el partido, el más cruel, el más cobarde, el más fuerte, el más corrupto, que brilla por su total ausencia de escrúpulos. Creí en él y me afilié, y al final lo odiaba con todas mis fuerzas”.

Nekrásov, cada vez más crítico con el régimen soviético, se exilió en Francia y le retiraron la ciudadanía soviética en 1979.

En las trincheras de Stalingrado es un libro sobrecogedor que recoge los sentimientos más hondos del soldado, de quien cava trincheras para no congelarse, de quien pierde la vida sin saber el motivo, de quien no entiende los porqués y obedece órdenes contradictorias a costa de su propia vida.

Como canta Víctor Manuel en la canción de “El cobarde”: “¿Por quién lucho yo si en mi corta vida no existe el rencor?”

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Autor: Víktor Nekrásov. Traducción: Fernando Otero Macías. Título: En las trincheras de StalingradoEditorial: Automática Editorial. VentaTodos tus libros, Amazon, FnacCasa del Libro.

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Paco Norman A. Mori
2 años hace

Gran artículo y de máxima actualidad para una reflexión pausada.