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Proyecto ITINERA (IV): De las Tabernas a la Termas. La cultura del ocio en la Cartagonova del siglo I d.C.

Proyecto ITINERA (IV): De las Tabernas a la Termas. La cultura del ocio en la Cartagonova del siglo I d.C.

El Proyecto ITINERA nace de la colaboración entre la Asociación Murciana de Profesores de Latín y Griego (AMUPROLAG) y la delegación murciana de la Sociedad Española de Estudios Clásicos (SEEC). Su intención es establecer sinergias entre varios profesionales, dignificar y divulgar los estudios grecolatinos y la cultura clásica. A tal fin ofrece talleres prácticos, conferencias, representaciones teatrales, pasacalles mitológicos, recreaciones históricas y artículos en prensa, con la intención de concienciar a nuestro entorno de la pervivencia del mundo clásico en diferentes campos de la sociedad actual. Su objetivo secundario es acercar esta experiencia a las instituciones o medios que lo soliciten, con el convencimiento de que Grecia y Roma, así como su legado, aún tienen mucho que aportar a la sociedad actual. 

Zenda cree que es de interés darlo a conocer a sus lectores y amigos, con la publicación de algunos de sus trabajos.

Somos deudores de la cultura romana y le debemos mucho a esa civilización: nuestra lengua, nuestras leyes, parte de nuestro patrimonio cultural y turístico y sobre todo nuestras costumbres. Nihil novum sub sole” (nada nuevo bajo el sol), y es que, en verdad, todo está inventado desde la antigüedad. Hemos mejorado los materiales y medios, pero los principios son los mismos y es en la cultura del ocio donde mejor podemos observar este precepto.

Hoy en día seguimos acudiendo al bar a tomarnos el aperitivo o a comprar “algo para llevar”, como se hacía en los diferentes establecimientos que se reunían bajo el nombre de tabernas o relajándonos en los modernos SPA, que para más INRI es un acrónimo latino de “Salutem Per Aquam” (la salud a través del agua). Acudimos a espectáculos teatrales, a carreras de caballos, de coches, de motos, nos conmovemos y excitamos al son de una buena melodía y nos regodeamos viendo despellejar gente en los programas de televisión, como se regodearían en el anfiteatro los romanos al ver luchar a los gladiadores.

En la Cartagonova del siglo I d.C. un ciudadano romano contaba para su divertimento con diferentes alternativas, tanto públicas como privadas. Entre los establecimientos públicos dedicados al ocio, la capital del Conventus Iuridicus Carthaginensis contaba seguramente, y a imitación de la gran Urbe, con tabernas, lupanares, un anfiteatro, un teatro, termas y seguramente un circo, porque en palabras del arqueólogo Javier García del Toro, “en las ciudades romanas no hay dos sin tres: teatro, anfiteatro y circo”, y más habiendo sido urbanizada por el propio Octavio Augusto.

"El vino, el juego, las apuestas, el flirteo, la prostitución, las conversaciones y las risas se daban cita antes y después de los espectáculos a los que un ciudadano romano tenía acceso"

A lo largo del decumano, calle principal de la ciudad, que salía del puerto y se dirigía desde el Este al Oeste, se podían encontrar diferentes tabernae, situadas en los bajos de las insulae, en las que se vendían todo tipo de útiles y artículos, entre ellas las dedicadas al vino y las buenas viandas: popinae, cauponae y thermopolium son los precursores de los actuales bares, comidas rápidas, restaurantes y pubs. Allí el vino, el juego, las apuestas, el flirteo, la prostitución, las conversaciones y las risas se daban cita antes y después de los espectáculos a los que un ciudadano romano tenía acceso.

Entre los espectáculos más populares se encontraban los munera gladiatoria en el anfiteatro romano, sito en el Cerro de la Concepción. El programa del anfiteatro estaba muy institucionalizado, comenzando éste con las venalia, exhibición de animales exóticos procedentes de toda parte del imperio y su posterior cacería. A medio día, la dominatio ad bestias, en la que los ajusticiados luchaban con las fieras. Por la tarde y tras el toque de trompeta disfrutaban del verdadero espectáculo: los munera gladiatoria o la lucha a muerte de los diferentes tipos de gladiadores: mirmillones contra tracios, secutores y retiarios, etc

Acudir al Teatro, que se alza excavado en la ladera del cerro, en las festividades propicias era una actividad muy común entre el pueblo. Del gusto de éste eran las comedias que trataban temas de la vida cotidiana. Hay que pensar en la algarabía, el jolgorio y el jaleo a los que los actores estaban sometidos, hasta tal punto de que las comedias debían comenzar con un prólogo en el que pedían su silencio durante la representación.

Aunque aún no se han encontrado los restos del circo, seguramente también existió en la ciudad del siglo I. En su entrada se apostarían astrólogos y prostitutas que se acercaban a la gente antes del comienzo de las carreras. En el circo se podía disfrutar no sólo de carreras de bigas o cuadrigas, sino también certámenes de lucha y pugilato, carreras acrobáticas, lanzamiento de disco y jabalina y carreras pedestres.

"Las diferentes alternativas de ocio en la Cartagonova del siglo I d.C. no difieren mucho de las que hoy en día se nos ofrecen en la moderna Cartagena"

Otro espacio de ocio, donde se conjugaba la higiene con la vida social, serían las Termas, situadas entre la plaza de los Tres Reyes, la calle Honda y la calle Jara. A ellas se solía acudir a última hora de la noche. Por un módico precio la clientela tenía derecho a disfrutar de las diferentes salas, a saber: una piscina natatoria, la piscina de agua fría o frigidarium, la de agua caliente o caldarium, la de agua templada o tepidarium y saunas llamadas sudatio o laconium. Los ciudadanos que acudían allí disfrutaban paseando, haciendo deporte o simplemente viendo cómo otros lo practicaban, recibiendo los cuidados de masajistas, peluqueros y depiladores. Era un lugar muy propicio para hacer contactos y disfrutar de la conversación y el relax.

Sucintamente hemos repasado las diferentes alternativas de ocio en la Cartagonova del siglo I d.C., viendo cómo éstas no difieren mucho de las que hoy en día se nos ofrecen en la moderna Cartagena. No contamos con un anfiteatro o un circo, pero sí vamos al estadio a jalear al Cartagena, a pasearnos por los bares, al cine y al teatro, al circuito de motos y a relajarnos en los SPA urbanos. Como dijimos al principio, “nihil novum sub sole”, y en cuestión de ocio menos.

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