Aloma Rodríguez regresa a las librerías con una novela que parece su propia biografía, es decir, la vida de una mujer que, arrastrada por las exigencias del día a día y necesitada de encontrar tiempo para escribir, acaba pareciendo el coyote que persigue al correcaminos. Y es que este “libro-patchwork” combina el humor hilarante con la vitalidad y, sobre todo, la denuncia sobre la situación de las mujeres creadoras.
En este making of, Aloma Rodríguez desvela el origen de Puro glamour (La Navaja Suiza).
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Quería escribir un libro que se escribiera solo, me explico: la velocidad del día a día, de los trabajos y de la vida se lo comía todo y así no hay quien se siente. Miré a mi alrededor, amigos y estanterías, y vi que no es algo tan infrecuente lo de hacerse trampillas para obligarse a escribir. Con una cierta regularidad al principio, una semana sin otra publicaba esos capitulillos en la web. Pensaba en la escritora Shirley Jackson y en la serie de Pamela Adlon Better things. El título creo que me lo robé a mí misma, usado ya irónicamente, siempre he estado cómoda siendo el gag. Pero tenía otra lectura secreta, había un subtítulo —nunca hecho explícito— que resonaba en mi cabeza: “Puro glamour. La serie para Vogue que publica Letras Libres”. Lo de Vogue era un guiño a Jackson, y a Didion y a Nora Ephron.
Entre tanto, vivía atenta a todo y pensando en el juego que me daría escribir sobre eso que me pasaba, sobre algo que veía. Pagar el autobús con la tarjeta de mi hija, arrancarme un trozo de la yema del dedo meñique pasaban de ser pequeñas desgracias cotidianas a material de primera. A la vez, el volumen de trabajo alimenticio aumentó: tenía que leer entre dos y cuatro libros a la semana, mi tiempo era una batalla entre la lectura y lo demás, ya no sé quién roba a quién ni qué se cuela en qué: la vida en la literatura o la literatura en la vida. A veces me enfadaba, a veces me sentía afortunada. Todo eso está en Puro glamour porque una de las cosas que he aprendido a hacer es aprovechar todo, no desperdicio nada, a todo le saco provecho, hasta a los libros que no me gustan.
Cuando reuní todos esos capítulos ya publicados en Letras Libres me di cuenta de que mi plan había fallado: el libro no se había escrito solo, tenía bastante trabajo por delante. La decisión más importante, más que la de añadir otros materiales, inéditos o no, hacer crecer aquí o allá, limar eso o lo otro, fue la de quitar el título a los capítulos. Eso imponía otro trabajo: el de hacer encajar unas piezas tras otras, esa fue la tarea más costosa. También la fundamental: no quería hacer un libro como los que denostaba como “son post pegados”.
Poco antes de tomar la decisión de quitar los títulos leí Life among savages, de Shirley Jackson; algunos de los hilos que componen este libro-patchwork los escribí pensando en Caro Diario de Nanni Moretti; me habría gustado ser un poco más macarra en ocasiones, que se notara más la influencia de Larry David. De vez en cuando me asomaba a Cuadernos de todo, de Carmen Martín Gaite o a los artículos de Montserrat Roig, también al volumen que reúne las columnas de Francisco Casavella y que tiene el mejor título del mundo: Elevación, elegancia, entusiasmo. Y, en fin, a muchos otros que aparecen en Puro glamour. Como siempre, me gusta que mis libros sean bastardos: que no beban solo de otros libros, también de canciones, películas o cualquier otra disciplina.
Puro glamour tiene algo de renacimiento como escritora para mí, un cambio que se ha producido a un nivel muy íntimo y profundo que tal vez no se perciba desde fuera, pero que me ha dado mucha tranquilidad. Sigo sin saber del todo qué escritora quiero ser, lo descubriré libro a libro.
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Autora: Aloma Rodríguez. Título: Puro glamour. Editorial: La navaja suiza. Venta: Todostuslibros.
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