¿Qué esconde tu parte salvaje?

La idea original de La parte salvaje surgió de repente, pero se fraguó durante los diez años en los que observé a un chimpancé convertirse en alfa de su grupo, primero, y ser destronado hacia el final de esa década. Eso, y mucho más que os contaré algún día ante un café, ocurrió en un pequeño rincón del África rural situado en la frontera entre Senegal y Guinea Conakry, donde la sabana da paso al bosque guineano coincidiendo con los primeros acantilados del macizo del Fouta Djallon, el último refugio de los chimpancés en la subregión africana. Entre esas paredes rojas y las laderas boscosas discurren cursos de agua encañonados que, corriente arriba, conducen hasta cascadas intimidantes, frecuentadas por chimpancés, leopardos y otra fauna local. Sobre la cuestión de cómo llegué a dirigir un programa de conservación de chimpancés en África, hay dos respuestas: la larga y la corta. La larga es extraña. Y la corta… La corta es tan simple como que me crucé con Jane Goodall en el lago Tanganika en 2004 y acabé fundando no solo la delegación española de su instituto, sino la europea y la de África del Oeste. Aún no sé de dónde saqué tanta energía, aunque tampoco sé de dónde sale la disciplina para sentarme y escribir.