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¿Qué hacer con la educación?

¿Qué hacer con la educación?

Andreu Navarra, sin lugar a dudas uno de los analistas de sistemas educativos más importantes del país, publica un ensayo en el que plantea soluciones para conseguir que los jóvenes vuelvan a adquirir los conocimientos necesarios para convertirse en ciudadanos autónomos y personas integrales.

En este Making Of, Andreu Navarra da las claves sobre su ensayo Volver a aprender (Plataforma).

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Volver a aprender surgió de la necesidad de empezar a plantear salidas para nuestro sistema educativo, diezmado tras décadas de privatizaciones y optimizaciones neoliberales. En nuestro país no faltan buenos diagnósticos sobre la situación real de nuestras aulas y los engaños a los que intentan someternos desde un puñado de medios oficialistas y también desde las propagandas ideológicas al uso. Concretamente, hay dos libros recientes que cumplen de forma excelente con esa función de diagnóstico ajustado y fiel: Aprendizaje Basado en Proyectos. Un aprendizaje basura para el proletariado, de Olga García Fernández y Enrique Galindo, y Escuela y libertad. Argumentos para defender la enseñanza frente a políticas educativas y discursos pedagógicos demenciales, de Javier Mestre y Carlos Fernández Liria (ambos publicados en Akal).

Por lo tanto, ya partimos de la base de que el pedagogismo, una ideología extremista puesta al servicio de la privatización del conocimiento, es un cadáver político. De algún modo podríamos decir que está venciendo pero no convenciendo, porque solo sabe imponerse desde la coacción y la extensión de toda clase de mentiras, mitos y bulos, repetidos hasta la saciedad. Se está viendo en todos los niveles del sistema: se fomenta una Formación Profesional privatizada sin habilitar las plazas públicas necesarias, se certifica cada pocos meses el desastre cognitivo en el que se han convertido nuestras aulas, la Primaria ha dejado de aportar los conocimientos básicos para la convivencia en democracia, se extienden a los cuatro vientos cada mañana teorías iconoclastas y falsas revoluciones que son la sucursal propia del Libertarismo Capitalista, se prepara a las grandes mayorías jóvenes para que acepten su condición de población subalterna sin derechos de ciudadanía, se presentan las pedagogías como opciones de compra, se introducen apps y softwares privados sin ningún recato, mientras se mercadea descaradamente con los datos de nuestro alumnado, convirtiendo nuestras escuelas en macrogranjas de materia prima para macrocorporaciones, y las instituciones se han reducido a la función de agencias de publicidad para multinacionales tecnológicas.

"El espectro de esa guerra civil falsa, que plantea falsos dilemas binarios entre innovadores y tradicionalistas, no sirve para salir de una pugna entre partidismos que ya no aportan nada"

Sin embargo, había que empezar a proponer: Volver a aprender es una apuesta por la reconstrucción, y por lo tanto ya no pierde tiempo en la guerra cultural en torno a las metodologías educativas. En un momento en que el pedagogismo ha pervertido tanto el lenguaje pedagógico hasta reducirlo a una jerga empresarial y gerencial, propia de la autoayuda y el márketing interno, hay que recuperar el significado original de los saberes pedagógicos, al servicio de la persona y no de su desposesión cultural y socioeconómica. No hay nada que restaurar, pero ha llegado el momento de refundar. La escuela ha de enseñar, y no someter, pero sobre todo ha de enseñar a evitar la sumisión. El espectro de esa guerra civil falsa, que plantea falsos dilemas binarios entre innovadores y tradicionalistas, no sirve para salir de una pugna entre partidismos que ya no aportan nada.

Los tecnócratas seguirán acusando a los docentes de negarse a implantar revoluciones urgentes (en realidad, las agendas de los gigantes Big Tech), mientras que los docentes continuarán realizando esfuerzos sobrehumanos por mantener viva una red que ya se aguanta con pinzas. Pero, realmente, lo que me causó más estupor y sensación de sorpresa fue descubrir cómo cierta izquierda europea culta (Berardi, Sadin, Morozov, Gabriel) hace aproximadamente quince años que denuncia sin descanso los abusos de la siliconización educativa, la burocratización y la desposesión cultural, para sustituir los derechos civiles por el dirigismo mental tecnológico. En España hay personas que aún defienden el Competencialismo, el utilitarismo radical y nihilismo posthumano como opciones de Progreso, como propuestas de izquierda. Es lo que me produce más extrañeza: disponiendo de autores traducidos que demuestran la dirección totalitaria de todos esos proyectos, ¿cómo puede ser que carezcamos aún de alternativas progresistas y continuemos insistiendo en el tándem recortes + facilismo paternalista?

"En definitiva, se trata de que podamos utilizar herramientas tecnológicas sin que la tecnocracia hegemónica nos reduzca a nosotros a la condición de herramientas, para el lucro de un tercero"

Hay que frenar el Solucionismo Digital y el Irracionalismo pedagogista y reconstruir la escuela democrática tras el ciberderribo y la unanimidad competencial impuesta. El cinismo y el ultrautilitarismo no pueden seguir presidiendo nuestras políticas educativas. Si todo lo reducimos a la soberanía de las multinacionales y la empleabilidad de las masas desinformadas adrede, no llegaremos muy lejos como sociedad abierta y pluralista, porque el Estándar Digital sustituirá nuestras culturas por sucedáneos emocapitalistas. El sistema educativo mismo se ha convertido en un simulacro de educación. Volver a aprender se propone esbozar o dibujar esa alternativa neohumanista. A grandes rasgos, las propuestas podrían resumirse en la siguiente lista, aunque obviamente las cuestiones de actualidad que rodean a la educación nos obligan a analizar de una forma más compleja: un Currículum basado en Materias y no en Competencias, entendible, progresivo, estructurado y que exilie el confusionismo escolástico de los currículos actuales, vehículos de alienación social; desconexión digital para que nuestras escuelas puedan convertirse en santuarios contra la histeria propagandística del mundo digital; alfabetización plena del alumnado en Primaria previa a la inmersión digital; en definitiva, implantación de un  modelo de Escuela Clásica transmisivista para toda la Pública que logre romper con la dinámica tecnofeudal que han tomado las reformas competenciales en toda Europa.

En definitiva, se trata de que podamos utilizar herramientas tecnológicas sin que la tecnocracia hegemónica nos reduzca a nosotros a la condición de herramientas, para el lucro de un tercero. Las patronales y la OCDE han decidido desarrollar una sociedad estamental y para conseguirlo discriminan entre alumnado al que debe impedirse el acceso al pensamiento cultural y teorético y la élite económica que se autorreproduce a través de academias privadas o concertadas elitistas. La Escuela del Ser o de la Felicidad es el escaparate para una red pública desposeída de su función igualitaria original, y ya es hora de desenmascarar ese proyecto excluyente para proponer un modelo transmisivista mucho más acorde con los ideales de la Ilustración. Por la sencilla razón de que sin Igualdad y sin un medio racionalista, el mantenimiento de la democracia es imposible.

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Autor: Andreu Navarra. Título: Volver a aprender. Editorial: Plataforma. Venta: Todos tus libros.

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Juan
Juan
10 ddís hace

Buenas tardes:
Dice el autor:
“En España hay personas que aún defienden el Competencialismo, el utilitarismo radical y nihilismo posthumano como opciones de Progreso, como propuestas de izquierda. Es lo que me produce más extrañeza: disponiendo de autores traducidos que demuestran la dirección totalitaria de todos esos proyectos, ¿cómo puede ser que carezcamos aún de alternativas progresistas y continuemos insistiendo en el tándem recortes + facilismo paternalista?”.

No sé si el autor tiene una fe mística en la forma como se adquiere la comprensión lectora y, por tanto, que esa capacidad no ha llegado a la mayoría de la izquierda dejándola sumida en el error. O si cree que el desastre educativo se produce por las maniobras arteras del capitalismo global mientras la (autopercibida) cándida izquierda es engañada mientras mira para otro lado.

Pues no. Esa izquierda, o lo que sea, no padece de cándida ignorancia ni arrastra dejadez despistada; es parte medular del problema. O sea, la cosa tiene muy mal arreglo.

Saludos