Este es un poema religioso que se puede interpretar como un arrepentimiento del autor español por la vida que llevó. A continuación, puedes leer ¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?, de Lope de Vega.
¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta cubierto de rocío
pasas las noches del invierno escuras?
¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
¡Cuántas veces el Ángel me decía:
«Alma, asómate agora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!
¡Y cuántas, hermosura soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!
Me pregunto con qué autoridad publica usted este análisis del célebre poema de Fray Félix. No parece que se dedique a la docencia porque la estafa sería descomunal. ¿Arrepentimiento, dice? Me he esforzado en releerlo y yo pensaría más bien que el autor se queja de su contumacia. Después de mostrar su perplejidad por la actitud persistente de Jesús en su pretensión de lograr el «arrepentimiento» del autor, lamenta la contradicción que experimenta remitiendo a un «mañana» dilatorio la decisión de abrir su corazón a Jesús cuando sabe que «mañana» volverá a aplazarla, y así cada mañana. Mejor sería que usted encontrara su propio arrepentimiento analítico. Le haré una sugerencia que aprendí en mi época de estudiante: arrepiéntase de tener pocas ideas, pero confusas. Estudie
Jesús también llama a su puerta. Ábrale su corazón y no sea tan duro
Es posible que descubriera en él la enfermedad del mañana que sufrimos todos los humanos.
No sea tan arrogante hombre. Sea más humilde. Usted podrá agregar más datos y serán bienvenidos pero háganos un favor y sea considerado. Como docente será brillante…pero no lo querría como tal con ese mal talante. Pocas ideas dice….estudie usted alma de cántaro.