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Rachel Cusk: “¿A partir de qué momento las mujeres encontraron un espacio para crear?”

Rachel Cusk: “¿A partir de qué momento las mujeres encontraron un espacio para crear?”

“¿A partir de qué momento y cómo las mujeres encontraron un espacio para poder ser creadoras?”. Es una de las preguntas clave del nuevo libro de Rachel Cusk, Desfile, último premio Goldsmiths, y del que este martes ha hablado en Barcelona en un encuentro con periodistas.

La escritora ahonda en su nuevo título, publicado por Libros del Asteroide en castellano y por Les Hores en catalán, sobre la identidad y la creación, y para ello inventa el personaje de G, un artista cuya vida contiene muchas vidas.

Aficionada desde pequeña a escribir y a dibujar, ha reconocido que en su adolescencia llegaron a interesarle más las artes visuales que la literatura, a la que se dedica desde hace años con obras como las que forman la trilogía de novelas A contraluz, Tránsito y Prestigio, o Segunda casa, premio Fémina de novela extranjera. Nacida en Canadá en 1967, residente un tiempo en Los Ángeles (Estados Unidos) y posteriormente durante muchos años en Inglaterra, desde hace cuatro reside en París, con una trayectoria literaria en la que el feminismo y las cuestiones relacionadas con las mujeres tienen mucho peso.

En el caso de Desfile traslada al lector hasta el mundo del arte, en una obra fragmentaria en la que hay, entre otros, un artista que un buen día lo empieza a pintar todo del revés, incluida su mujer, que no aparece muy agraciada en los lienzos; hay una pintora que crea una obra que es desaprobada por su marido; y otro pintor que es negro y al que no se le da importancia.

Efe / Enric Fontcuberta

A su juicio, hasta un momento determinado de la Historia, cualquier mujer que quería ser artista “no podía vivir como mujer, no podía tener hijos. En realidad tenía que ser como un hombre, y sólo a partir de comportarse como tal podía ser artista. El libro plantea la pregunta de cuándo podemos hablar realmente dentro de la historia del arte de “mujer creadora”. Tal vez es necesario llegar a la violencia para poder construir una verdadera mirada femenina”.

Preguntada sobre quién es G, Rachel Cusk ha respondido que se trata de un nombre anónimo que ha dado a artistas diferentes que aparecen en la obra porque el aspecto del “anonimato” también es importante en este título. Algunos de los artistas que protagonizan estas páginas pueden ser reconocibles para el lector aficionado al mundo del arte, desde Louise Bourgeois y Georg Baselitz a Norman Lewis.

Interesada por las biografías desde siempre, cree que los artistas visuales viven y se comportan “con una libertad estricta, tienen una vida más atrevida que los escritores, con una vida más convencional, en ocasiones, escribiendo sobre la vida de una manera que presuntamente es la realidad misma”. A pesar de ello, ha opinado, con unas imágenes que no necesariamente se “ajustan” a la realidad algunos artistas como los impresionistas pueden ser más “accesibles” para el gran público. “Nos podemos preguntar cómo es que nos gusta ver una obra en la que vemos la naturaleza difuminada y cómo es que a veces esta imagen difuminada nos parece más real que la realidad.

Consciente en la actualidad de la lección que han aportado las artes visuales a su escritura, ha reconocido que le costó muchos años darse cuenta de que la base expresiva de la narrativa también podía ser, como la obra de muchos artistas, “radical y libre”.

En cuanto a nuevos proyectos literarios, Cusk ha señalado que sigue escribiendo Desfile sin saber “exactamente hasta dónde me llevará, porque siento que todavía tengo cosas que decir al respecto”. Ha bromeado con que en su nueva novela cambiará la letra del protagonista y ya no será la G, pero ha insistido en que por su concepción de la literatura necesita tener una imagen completa de lo que quiere decir y, para ello, necesita dar dos o tres pasos para llegar hasta allí, como ya me pasó con la trilogía A contraluz.

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