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Recobrar el aliento

Contaminados por los exabruptos, por el parloteo idiota, por los insultos y todos los discursos de muchos fanáticos que nos acosan tratando de hacernos odiar a cuenta de estupideces, volver a leer las crónicas de Jon Lee Anderson (California, 1957) nos hace recordar cuáles son los motivos por los que merece la pena preocuparse, perder el sueño. Estamos frente a un cronista que entiende que el oficio de escribir es una forma de lealtad: hacia las propias líneas que elabora y hacia el propio planeta al que mira. A pesar de enfrentarnos a algunos de los peores momentos que se han vivido en el planeta en las últimas décadas —esta antología recoge artículos publicados entre 1980 y 2024—, uno siente que hay cierto enamoramiento en su capacidad de observación y comprensión, o en la dificultad para comprender. La escritura, que es pensamiento, sirve para intentar poner en orden las ideas que van cruzando por su cabeza de forma caótica. El caos, bien lo sabe Lee Anderson, es imprevisible y el universo es caos. También a pequeña escala, donde sentimos más claro que está caminando, no que se ha llegado a ningún destino.

"De hecho, el título de esta antología, He decidido declararme marxista, es una frase que escribió en un diario adolescente pero que no ha sido capaz de olvidar"

El lector puede tener la impresión, durante la lectura de las crónicas, de estar asistiendo de nuevo a la historia reciente, por todo lo que le afecta emocionalmente. Lee Anderson es un escritor impecable, alguien que teniendo muy claro a dónde pretende llegar se limita a sugerir, permitiendo que el lector saque conclusiones. Sorprende la facilidad con la que oculta sus ideas previas, como si no existieran, cuando sabemos, concluyentemente, cuáles son los principios ideológicos a los que se agarra Lee Anderson, por haberlos leído en sus entrevistas, donde da buena cuenta de su sensibilidad política e histórica. De hecho, el título de esta antología, He decidido declararme marxista, es una frase que escribió en un diario adolescente pero que no ha sido capaz de olvidar. En cualquier caso, tampoco empaña su labor, en la que nos hace asistir a distintos lugares del planeta para mostrarnos las naturalezas abiertas impregnadas de virus a los que él es receptivo como lo somos frente a una película que nos emociona. En este primer volumen, que reúne textos alrededor de dos centros de interés, por un lado guerras y conflictos, y por otro poder y política, viajaremos por todo el planeta, con esa habilidad que destaca David Rieff en el prólogo, encontrándose con el perpetrador antes que con la víctima para tratar de explicar por qué se perpetra la violencia, sin moralizar, intentando trasladar la información necesaria para que sea el lector quien pueda moralizar. El periodista, nos muestra Lee Anderson con su oficio, es testigo, no fiscal.

"Lo que Lee Anderson consigue transmitir es que aunque un periodista de campo no debe perder nunca el vértigo, para compensar bebe de algo que se asemeja mucho a la amistad"

Vuelve a sorprendernos la vitalidad que sobrenada en las crónicas de Lee Anderson, a pesar de estar mostrándonos los estragos que ocasiona quien ocasiona los peores conflictos. Para transmitirnos tanta entereza, es imprescindible seguir conservando la fe en la raza humana. Y es que no cesa de encontrar humanidad, rebeldía, allí a donde va este hombre que se confiesa antifascista, escéptico ante la autoridad, que aborrece la injusticia racial y el colonialismo, y es ajeno a los puntos de vista conservadores, que creció en varios países. Sobre este sustrato ha ido creciendo la documentación que va acumulando Lee Anderson para entender que aquello que él refleja no es un paréntesis, pues todo remite al humus del pasado —geopolítico, social, económico y, sobre todo, humano y de fracaso humano—, sobre el que habitan estos protagonistas de los que él habla tras haber empapado con sus vidas y absorbiendo lo frenético. Lo que Lee Anderson consigue transmitir es que aunque un periodista de campo no debe perder nunca el vértigo, para compensar bebe de algo que se asemeja mucho a la amistad: no se trata de ser un héroe, sino de intentar ser uno más, estar cerca de los locos y los sufrientes. Lo que nos seguirá emocionando es la sinceridad. Y ahí es donde se muestra como el gran maestro. He decidido declararme marxista es, posiblemente, el libro más importante que se ha publicado en España este año. Después de su lectura, solo cabe esperar un rato muy largo para recobrar el aliento.

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Autor: Jon Lee Anderson. Título: He decidido declararme marxista: Volumen 1. Traducción: Varios traductores. Editorial: Debate. Venta: Todos tus libros.

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