—Para escribir sobre Qué noche la de aquel día tengo que recurrir al remoto momento en que la vi con mi hermano Miguel en un cine de mi Langreo natal, en Asturias, mientras él tarareaba las canciones, que se sabía de memoria.
—Bilbao, 17 de septiembre de 1964. Con trece años asisto a lo que para mí fue el mayor espectáculo del mundo: el estreno, en el cine Capitol, de Qué noche la de aquel día. Recuerdo no haber visto a nadie más alrededor, salvo a mi tía Eusebi, que me había comprado unos pantalones blancos para la ocasión. Yo ya era entonces un beatlemaníaco que cantaba las canciones de este disco reproduciendo el sonido inglés que mi cabeza traducía a base de oírlas una y otra vez, una y otra, otra vez: “Cambai mi lof”, por “Can’t Buy Me Love”, y en ese plan. Mi hermano suele decirme que la vimos juntos, pero esa tuvo que ser la segunda vez que entraba en una sala oscura para volver a ver a “esos salvajes que solo saben gritar”, según la insulsa letanía de algunos mayores.
—¿Sabes?: los Beatles fueron niños de la guerra. John Lennon tenía cinco años cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, en 1945, y vivió en un Liverpool bombardeado por los alemanes, aunque pasó un tiempo en Hamburgo. Todos habían nacido entre 1940 y 1943, y todos crecieron en la misma ciudad destruida. Inglaterra quedó destrozada y el Liverpool de su infancia tuvo que recuperarse muy lentamente al terminar la contienda.
—John Lennon: ¿Qué puedo deciros de mí mismo que no sepáis ya, gracias a esos que nunca mienten? Llevo gafas. Como nací el 9 de octubre de 1940 no soy el primer Beatle. Es Ringo, nacido el 7 de julio de 1940. Aunque no fue Beatle hasta mucho más tarde que el resto de nosotros, y estuvo tonteando en Butlins y eso antes de comprender dónde le guarda su amargo destino.
—La verdad es que se cree que la carrera del grupo comenzó con la actuación en El show de Ed Sullivan, en 1964, cuando tú los viste por primera vez en el cine. En realidad, los Beatles comenzaron cuando rondaban los 18 años, en 1958: John, Paul y George se reunían para componer y ensayar su música.
De la película Qué noche la de aquel día, que estoy seguro que he visto contigo, destacaría la originalidad con que su director, Richard Lester, reflejó a un grupo musical que irrumpe en el momento idóneo, en los años en los que una generación de jóvenes encuentra en ellos el ejemplo perfecto para liberarse de las ataduras sociales de la época.
—Paul McCartney: Yo nací en el hospital de Walton el 18 de junio de 1942. Mi madre era enfermera y procedía de Fazakerley. Mi padre nació en Everton y era un vendedor de algodón que dejó los estudios a los catorce años.
—Mira, la película, montada por John Jympson, sabe captar perfectamente la emoción que nos produce su música. Esta es parte de la narrativa, y pasa por ser el elemento más importante. Cada número musical está enfocado de diferente manera. Desde el comienzo, la música pegadiza y divertida de “los cuatro melenudos” nos engancha hasta el punto de que queremos correr como lo hacen ellos. Al principio de la cinta se caen al suelo Ringo y George.
—Paul está con el abuelo que viajaba con ellos en el tren sentados en un banco, mientras Lennon continúa corriendo y riendo; esta escena, que no estaba prevista, fue mantenida por Lester, lo que nos da una pista de su manera experimental y juguetona de rodar.
—George Harrison: Pues yo nací en el 12 de Arnold Grove (en Liverpool, no en el Grove gallego) en febrero de 1943. Mi padre había sido marino, pero en aquel entonces conducía un autobús. Mi madre procedía de una familia irlandesa llamada French y tenía montones de hermanos y hermanas. Ella era católica. Mi padre no, y, aunque siempre nos decían que si no eras católico pertenecías a la iglesia anglicana, él no parecía pertenecer a ninguna parte.
—¡Ah!, y también vemos correr a sus fans, que se diluyen en planos desenfocados en un revoltijo de piernas y cuerpos. Son estas escenas las que nos preparan para lo que viene. Es una forma de liberación artística. Qué noche la de aquel día es un musical poco convencional que huye de las grabaciones habituales de los conciertos de grupos a través de sus canciones, te lo digo yo, que del género entiendo un rato. Por ejemplo, en «She Loves You», último tema rodado como concierto en vivo, por primera vez se muestran planos de un público gritando, enfebrecido y descontrolado, con tomas a veces borrosas. Planos con chicas tranquilas cantando sonrientes la canción, que pasan a otros fans que se aplastan las mejillas y se tiran de los pelos, chillando y llorando, para terminar abrazados. La cámara convierte al público en protagonista, entrando y saliendo de tomas abstractas y desenfocadas del principio, incluso con gritos que tapan por momentos la música.
—Ringo Starr: Tiene razón John. Nací el 7 de julio de 1940 en el número 9 de Madryn Street, Liverpool, 8. Había una luz en el otro extremo del túnel que yo debía alcanzar, y así fue como nací. Hubo gritos de alegría. Mi madre solía decir que la Segunda Guerra Mundial se produjo porque nací yo. No sé a qué se refería, jamás comprendí el significado de esa frase, pero eso decía. Supongo que era la única forma en que podían celebrarlo. Quién sabe, igual es cierto.
—Te sigo contando. La manera de tratar la música por parte de su director en la película abre el camino a una forma más libre e incluso experimental del cine que se venía haciendo en ese momento.
Creo que ningún director como Richard Lester ha sido capaz de rodar una película de los Beatles basada sobre todo en las emociones que generan los eternos chicos de Liverpool.
—John: ¡Eh, eh, basta! ¡Es absurdo que nos comparen con los hermanos Marx! El único parecido es que ellos eran cuatro y nosotros también, ¿verdad, chicos?
—Paul, Ringo y George: ¿Eh…? Sí, ejem, claro, John… lo que tú digas.
Brian Epstein: Yo soy su representante; me llaman “El quinto Beatle”. En realidad lo hacía todo. Trabajaba muy duro. Gritaba desde los tejados sobre el grupo cuando no existía ese entusiasmo por los grupos. La gente pensaba que estaba loco, pero seguía gritando.
THE END
Qué noche la de aquel día está disponible a través de la plataforma de PrimeVideo de Amazon. En España existe una edición de dos discos, restaurada por A Contracorriente/films.
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