Tiempo de silencio fue la obra cumbre de Luis Martín-Santos (1924-1964), cuya temprana muerte interrumpió su último libro, Tiempo de destrucción, la novela “enigma” de la literatura española que ha sido recuperada ahora y que demuestra el compromiso vital de este autor, según han destacado sus hijos.
Su temprana muerte interrumpió así esta segunda gran novela que fue publicada en 1975 en una edición que la reconstruía con los materiales inconexos dejados por el autor y no gozó de buena acogida. Así, Tiempo de destrucción quedó olvidada. “Hacer una nueva edición de Tiempo de destrucción era una asignatura pendiente desde hace muchas décadas, pero los buenos vinos se hacen esperar”, ha indicado Luis-Martín Santos.
Y la ha comparado con lo que sería El primer hombre en la obra de Albert Camus, dos personalidades que tienen muchos paralelismos y el objetivo de la lucha por la libertad, ha sostenido Martín-Santos.
La novela aborda las primeras aventuras vitales y el quiebro brusco de Agustín, un héroe, algo ingenuo, pero siempre inquisitivo y a menudo clarividente, bajo el que se adivinan las preocupaciones y experiencias del propio Martín-Santos, según Mauricio Jalón. Se trata de una “novela de formación” que acompaña a Agustín en su acceso a la judicatura y relata cómo, siendo ya un juez prometedor, tiene noticias durante las fiestas de carnaval de Tolosa del asesinato del sereno de una fábrica familiar, un drama que termina por imponerse en su existencia, pues a través de densos interrogatorios va desentrañando las sórdidas vidas enredadas de los dueños de la fábrica y sus empleados.
El director de Galaxia Gutenberg, Joan Tarrida, ha calificado la edición de esta novela de “acontecimiento literario de primer nivel” y ha recordado el éxito de Tiempo de silencio, un “libro deslumbrante” traducido a más de veinte idiomas y cuya lectura ha sido obligatoria durante muchos años en los institutos. Porque Martín-Santos, residente en San Sebastián y formado como médico en Salamanca y Madrid, tuvo un pronto reconocimiento en el mundo literario, así como en el psiquiátrico, y logró una gran resonancia con una novela que marcó a una generación por su visión insólita de la “bajorrealidad” del momento y por su escritura desafiante.
Para Jalón, Tiempo de silencio y Tiempo de destrucción son dos novelas “absolutamente diferentes” que no se complementan, y considera que el primero puede ser en cierta medida más difícil de leer que el segundo. Junto a esta novela, se han recuperado recientemente otros textos de Martín-Santos, como El amanecer podrido y Condenada belleza del mundo.
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