«Referencial», la novela de Ignacio Ferrando se publicó en junio, pero es en estos últimos meses cuando el libro está siendo una de las sorpresas del verano, con grandes críticas, y un fenómeno que va de ‘boca oreja’, algo que no deja de sorprender a su autor, ya que dice que su obra «no es fácil».
Publicada por Tusquets, «Referencial» es un libro muy literario, con muchas capas, suspense y vertientes psicológicas que hablan al lector de la identidad y la expiación de la culpa.
Un juego de espejos con el mundo del arte como fondo y la idea de que «es imposible crear nada original, tanto en el arte como en la vida».
«Aunque lo mío es la literatura, hablo de pintura, porque pensé que para mí sería más interesante ahondar en otras disciplinas artísticas. Pero bueno, lo que he querido buscar entre las tramas de la novela es hablar de la imposibilidad de crear nada original, no ya solo en el arte, sino en un plano más doméstico y familiar», explica a Efe Ferrando (Trubia, Asturias, 1972).
«Me interesa mucho el hecho de que no podemos ser padres, profesores, ni hijos, al margen de los que lo han sido antes que nosotros. Tenemos una responsabilidad, de alguna manera, con esos que vienen detrás», añade.
Estos argumentos a los que se refiere Ferrando, los lleva al protagonista de su novela, Ismael, un pintor que está pasando por un momento de sequedad creativa a raíz de un suceso con su hija, y es invitado (gracias a su mujer) a ser profesor de Historia del Arte en la misma Universidad donde veintitrés años atrás, él estudió la carrera de Bellas Artes.
Ferrando, autor de títulos como «Un centímetro de mar» (Premio Ojo Crítico) o «La quietud», donde se enfrentaba al tema de la paternidad masculina, ha construido una novela por la que pasan constantes referencias pictóricas, como las jóvenes ensimismadas que pintaba Balthus o el cuadro «El origen del mundo», de Courbet, en que se ve a una mujer mostrando su sexo, y muy protagonista del inicio de la novela.
También la idea del maestro recorre las páginas de esta ficción, alabada por los críticos. El protagonista, Ismael, está buscando al que fue su profesor para saber y entender qué pasó con él, tras ser despedido por la Universidad y los rumores que circulan a su alrededor, para corregir así algo que él mismo hizo mal.
«Él piensa —dice Ferrando— que conociendo lo que hizo se puede adelantar a determinados problemas que pueden ocurrir o que ya han podido suceder. La novela tiene un juego de espejos constante. Siempre me he interesado los diferentes yoes que habitamos y la imposibilidad de escapar de ellos», añade.
«Eso explica muchos de nuestros comportamientos —continúa—. Muchas veces decimos: ‘no, ese no soy yo’,’yo nunca haría lo que hicieron los alemanes en la Segunda Guerra Mundial’, o ‘yo no soy el maltratador que acabo de ver en televisión’, que parecía un vecino ejemplar, y lo que pasa ahí es una alteridad del yo, una excisión del yo que estaba larvado y dormido y ha surgido. Y eso me interesa».
«Referencial», que está bordeada por el misterio es una ficción muy libre, nada moralizante, con muchas miradas, y con la que su autor también reivindica la libertad del lector para completar el libro .
«Las obras no son lo que son sino lo que cada uno ve con toda la historia personal y cultura que lleva dentro. Y cada uno hará una lectura más intelectual, más sexual o más feminista…», concluye.
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