«Regeneración»: La novela del periodismo de hoy en día

En Regeneración hay políticos, asesores de comunicación y agentes de policía, pero sobre todo hay periodistas. El dramatis personae de la novela está encabezado por Leire Castelló, periodista de Barcelona que prueba suerte en Madrid, un espíritu puro que se estrellará con la dura realidad de una profesión envenenada por una profunda crisis. Primero trabaja para un gran periódico en papel, una maquinaria pesada lastrada por sus muchos vínculos y dependencias del poder político y económico. Más tarde, fichará por un nuevo periódico digital, simpatizante con la nueva política, pero aún con muchos tics del viejo periodismo al que pretende relevar.

Liberación es la cabecera del periódico tradicional, conservador por supuesto. Está dirigido por la diligente Blanca Romero, que pretende poner al día un diario al que le pesa ejercer como portavoz del establishment. Ella misma —y no digamos su empresa— está lastrada por sus compromisos con las clases dirigentes. Allí trabajan periodistas de la vieja escuela, como Carlos Fuentes, alias «Pulitzer», uno de esos investigadores escépticos que pululan por las redacciones, y que nunca se sabe muy bien si son periodistas de espíritu quijotesco o están a las órdenes de un servicio de inteligencia.

Juega un papel importante la televisión, más que nada como altavoz de las revelaciones de la prensa, siempre por delante. Aquí el centro de atención lo ocupa Canal UNO, la televisión más beligerante con el Gobierno conservador, pero con cuidado, no vaya a ser que se frustren las ansiadas concesiones. Su gran estrella emergente es Paola, amiga de Leire Castelló, que presenta Entrevista Exprés, programa de interrogatorios agresivos con gran audiencia.

El periódico nuevo, el digital sin ataduras, tiene por cabecera Sin embargo, no por casualidad adversativo. Su director, Santi Delfín, es un joven audaz y comprometido, que aparentemente no se casa con nadie. Está al frente de una redacción joven y entusiasta, poblada por SEOs y analistas de datos que sacan el mayor provecho de las nuevas tecnologías.

Pero quizá el personaje más prototípico de todos, y el más fácil de identificar en la vida real, sea el director del diario más derechista del espectro, La Reflexión, cuya cualidad más destacada es la de ser asiduo de todas las tertulias televisivas y radiofónicas.

El lector estará tentado de identificar a los periodistas que aparecen en Regeneración con personajes reales, porque están sacados de la realidad misma, que tan bien conoce José Sanclemente. En las conversaciones se oyen expresiones que hoy se repiten una y otra vez en nuestras redacciones. “Nadie lee ya un gráfico estático”. “¿Tenemos que daros todo digerido para que encima lo regaléis en la web?”. “Las secciones no pueden ser un coto cerrado en el momento en el que vivimos”. “Hemos de establecer vasos comunicantes”. “Tenemos que recuperar el punch que nos caracterizaba en otras épocas”. “No hay espacio aquí y ahora para los acomodaticios, ni para los que están de vuelta de todo”.

En suma, una serie de cuestiones que los informadores del presente se plantean todos los días, lo que acaba por ser una reflexión global sobre el ejercicio del periodismo. Y siempre, como fondo, la eterna crisis que corroe a la prensa tradicional. “Están amuermados —se queja la directora del legacy paper— y me pareció que esta idea de transversalidad entre secciones es algo que debemos ensayar. Si el papel va a morir, por lo menos intentemos que reciba cuidados paliativos”.

La contraposición entre periodismo digital y periodismo tradicional, no hay duda, es el gran tema de debate en la profesión. “Los viejos periodistas no acaban de adaptarse a los nuevos tiempos —se puede leer en Regeneración—. Algunos son zombis: muertos que creen que están vivos y que actúan con sus viejos métodos tomando copas con los que mandan, o llevan a sus fuentes a cenar a sitios caros para que suelten prenda”.

También preocupa la función de cuarto poder, el papel político activo que juega la prensa en una sociedad polarizada. “Nosotros no tenemos que poner o quitar políticos, nuestra obligación es vigilar al poder, no formar parte de él”, le reprocha Leire a su director en el digital, del que esperaba una nueva actitud ante la tentación de jugar a la política.

Y cómo no, los debates éticos. Cuando la protagonista, Leire, pretende rectificar una información, su director, adalid del periodismo nuevo, novísimo, le responde con una solución más propia del periodismo más rancio. “No tiene sentido. Mejor tápalo con otra noticia. Una historia mata a otra, eso es el periodismo. Nadie sigue lo que pasó hace dos días. Todo vuela a la velocidad de la luz”.

El fin del bipartidismo y la consolidación de la llamada nueva política —encarnada aquí por Lidia Rasero, líder del partido Adelante— también están presentes en la trama. “Ahora que los conservadores pueden perder la mayoría absoluta —explica Paola, la entrevistadora televisiva—, a los dueños de la prensa les empiezan a temblar las piernas. Hasta ahora les convenía que los nuevos partidos se asomaran a las televisiones y a los periódicos, incluso dándoles más cancha que a los viejos políticos, eso atraía audiencia y provocaba morbo, pero se trataba de un simple juego, un guiño a los espectadores; ahora que se puede convertir en real, quieren soltar el pie del acelerador. Los límites existen, ningún jefe de ningún medio se los va a saltar”.

Regeneración es un retrato fiel de la nueva política, surgida tras el 15-M, y de los devaneos de la prensa española, que no acaba de encontrar su sitio en un escenario inédito. Para este retrato, José Sanclemente recurre a las herramientas de la novela negra, que probablemente son las más útiles para recrear el subsuelo de la vida política y periodística.

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Autor: José Sanclemente. Título: Regeneración. Editorial: Roca. Venta: Todostuslibros y Amazon